FÚTBOL| CHAMPIONS: REAL MADRID-UNIÓN BERLÍN (1-0)

Bellingham rescata al Madrid entre el tedio y el asedio

El inglés marcó en el descuento para dar el triunfo a los blancos. Joselu y Rodrygo enviaron dos remates al palo en un partido que dominaron sin acertar de cara a puerta

Bellingham es marcado por varios defensores del Unión Berlín

Bellingham es marcado por varios defensores del Unión Berlín / ISABEL INFANTES

Fermín de la Calle

Fermín de la Calle

Comenzó a rodar el balón de la Champions en el Bernabéu y lo hizo ante un equipo singular, el Unión Berlín, y en un horario particular, las 18:45. Un contexto nada convencional para un Real Madrid acomodado a la liturgia de la Liga de Campeones como pocos. Eso sumado a la propuesta ultradefensiva de los alemanes ofreció un partido que iba camino del empate, entre el tedio de la primera parte y el asedio de la segunda, hasta que Bellingham descorchó la victoria en el descuento. Este nuevo Real Madrid abrazado a la épica de colgar balones al área en busca de Joselu volvió a evidenciar que ha perdido glamur y, sobre todo, pegada.

Centros a la olla

Ancelotti pidió a los suyos intensidad desde el inicio, algo que refrendó en el once con la presencia de Tchouameni y Camavinga. Sorprendió ver de inicio a los blancos capitalizar sus ataques con un recurso tan impopular en los últimos tiempos en el Bernabéu como los centros "a la olla". Pero a los cinco minutos Joselu ya había cazado dos en los dos únicos acercamientos peligrosos en la primera parte. La Panzer-Divisionen blanca menazaba a un rival pertrechado con una defensa de cinco que lideraba Bonucci y un mediocampo trabajador.

Sin pasillos interiores y con las bandas colapsadas, los madridistas disfrutaban de más posesión (74%) que ocasiones. Modric se tropezaba en los espacios con Bellingham y el partido pedía a Kroos a gritos para acelerar el soporífero primer pase de Tchouameni. Estaba más entretenido el duelo de cánticos de las aficiones en el que los alemanes ganaban por goleada a una parroquia blanca que no dejaba de bostezar. Al descanso se llegaba con un empate soporífero con la intrascendencia llamativa de Bellingham y un Rodrygo que ha empezado la temporada fuera de punto. Lucas y Alaba llegaban al fondo por fuera, pero no generaban peligro. Y los alemanes firmaban el punto en el Bernabéu a juzgar por su conservadora propuesta.

Modric realiza un pase en profundidad en el partido ante el Unión Berlín

Modric realiza un pase en profundidad en el partido ante el Unión Berlín / ISABEL INFANTES

Despertó el Real Madrid en el inicio de la segunda mitad, como no podía ser de otra forma, con una doble ocasión de Rodrygo que primero disparo al cuerpo de Ronnow y luego al palo. Había sido más revolucionado el equipo y los laterales hacían más daño obligando a la zaga alemana a exponerse más. Joselu dispuso de oportunidad a pase de Camavinga, pero le cayó a su pierna mala. Pareció superar el mal trago el Unión Berlín, que volvió a sacar el partido de su área para desesperación de un Ancelotti muy activo en la banda.

Del tedio al asedio

El mediocampo blanco cada vez se movía menos, con Bellingham y Modric acudiendo a pedirla al pie cansados de recorrer kilómetros ofreciendo desmarques que quedaban huérfanos. En el minuto 62 otro centro de Rodrygo fue cabeceado por Joselu topándose con el palo de nuevo. El partido pedía dinamismo y Carletto lo buscó en el banquillo sustituyendo el músculo de Tchouameni y Camavinga por el criterio de Kroos y la ida y vuelta de Valverde.

Acumulaba gente arriba el conjunto blanco cuando Modric sacó un zapatazo que Ronnow dejó sin premio desviando a córner. El Madrid llegaba, pero no culminaba. El orden alemán desactivaba la tibieza blanca en un estreno en Champions que retrata a este Madrid que necesita digerir los partidos, a riesgo de que se le hagan bola, como estaba ocurriendo con este cruchut berlinés.

La frustración de Joselu aumentaba de forma directamente proporcional a las ocasiones que iba fallando. Los alemanes, que ya se veían con el empate en las alforjas, trataban de enfirar el partido, dejando al personal frío. Por la hora, por el rival, por el resultado... Y entonces apareció Bellingham, que pescó un balón suelto en el área para dar una merecida y soporífera victoria a los blancos en su estreno en este Champions.