TENIS | WIMBLEDON

Ni Djokovic, ni Medvedev… Las lesiones, enemigo público número uno de Carlos Alcaraz

El tenista murciano llega a su debut en Wimbledon entre algodones por un problema en el aductor que preocupa viendo los antecedentes: cinco lesiones en los últimos ocho meses

A pesar del aparatoso vendaje que luce en el muslo derecho, niega que exista un problema: "Es simplemente por precaución, me siento muy bien y sin ningún dolor"

Alcaraz, con un vendaje en el muslo antes de un entrenamiento en Wimbledon.

Alcaraz, con un vendaje en el muslo antes de un entrenamiento en Wimbledon. / Manuel Sánchez

Daniel Gómez Alonso

Daniel Gómez Alonso

Empieza a ser una costumbre que, allá donde juega, Carlos Alcaraz tenga que despachar preguntas acerca de su estado físico rueda de prensa tras rueda de prensa. Las responde con esmero el tenista de El Palmar, que trasmite públicamente una y otra vez sensación de normalidad, de que todo va bien, ante los diversos problemas musculares que lleva sufriendo desde finales del año pasado. Pero el run run y la preocupación acerca de esos percances es, inevitablemente, cada vez mayor.

Y lo es porque a sus 20 años Alcaraz se ha convertido en el referente y el gran dominador del circuito junto a Novak Djokovic, con el que se ha intercambiado la posición como número uno del mundo en varias ocasiones esta temporada. Cinco títulos, entre ellos dos Masters 1.000, y 40 partidos ganados acumula en lo que va de temporada. Un botín inalcanzable para casi cualquier tenista pero que, en su caso, da la sensación de que podía haber sido aún mayor sin los problemas sufridos en los últimos meses.

Apenas cuatro derrotas contabiliza en lo que va de curso el murciano, y en tres de ellas mediaron percances musculares. En Río, donde llegó tras arrasar en Buenos Aires, sufrió una microrrotura cuando dominaba con facilidad la final ante Cameron Norrie. Una situación similar a la que vivió unas semanas después, cuando tras ganar en Indian Wells cayó en semifinales del Masters 1.000 de Miami ante el italiano Jannick Sinner por una artritis postraumática en mi mano izquierda y molestias musculares en columna que empezaron a manifestarse cuando marchaba un set arriba en el choque.

Alcaraz, a Wimbledon entre algodones

La más sonada, sin embargo, fue la derrota ante Djokovic en semifinales de Roland Garros, en la que todo el mundo consideraba la final anticipada del grande parisino. En este caso, unos calambres “por los nervios y la tensión” cuando el partido se adentraba en el tercer set con empate a uno desnivelaron la balanza e impidieron que el murciano pudiera competir en condiciones. Un episodio especialmente doloroso ya que se sumó al del Open de Australia, el otro Grand Slam del año y donde no compareció por otra lesión muscular en la pierna derecha, en este caso en el “músculo semimembranoso”, tras haberse perdido también el último tramo de 2022 (finales de la Davis y Copa de Maestros).

Alcaraz, atendido por su lesión ante Djokovic.

Carlos Alcaraz es atendido por el fisio tras sufrir calambres en las semifinales de Roland Garros ante Djokovic. / EFE

En total, son cinco lesiones o percances físicos en los últimos ocho meses y la idea, cada vez más extendida, de que algo no termina de cuadrar. Es por ello que Alcaraz y su equipo han extremado las precauciones de cara a Wimbledon tras acabar tocado en el aductor de la pierna derecha la final de Queen´s, aunque de puertas hacia fuera hayan querido transmitir que todo marcha según lo planeado.

Estaba previsto que el número uno jugara un par de partidos en el lujoso evento de exhibición que cada año precede en Hurlingham al Grand Slam británico, pero finalmente optaron por bajarse del cartel para preservar su estado físico. Un cambio de planes que, unido a la publicación de unas imágenes en las que se veía como su fisio le colocaba un aparatoso vendaje en la pierna antes del entrenamiento de este domingo, acabó por encender las alarmas.

Un vendaje sospechoso

“El vendaje simplemente es por precaución. Lo que puedo decir ahora es que me siento muy bien, sin ningún dolor y preparado, con muchísimas ganas de empezar”, se justificó antes de su debut este martes ante el francés Jeremy Chardy. “He tenido una semana para recuperar, para sentirme un poquito mejor. Al final tampoco ha sido gran cosa. Preferimos evitar un poquito el tenis, meter un poco más de carga física y estar listos para jugar un Slam con partidos a cinco sets”, aseguró Alcaraz, que afronta el grande británico como primer cabeza de serie y único candidato, según las apuestas, a inquietar a Djokovic en un torneo que el serbio ha tiranizado en la última década.

Preocupa, aunque se trasmita lo constrario, el carrusel de molestias y cómo pueden afectar al desarrollo de la temporada. En un primer momento, tanto su equipo como el propio tenista achacaron los problemas que le llevaron a perderse el tramo final de la temporada pasada y el inicial de 2023 a los cambios en su rutina y el descanso tras convertirse, tan joven, en número uno. “No hice las cosas al 100% fuera de la pista”, aseguró entonces el tenista, cargando sobre sus hombros con la responsabilidad de las lesiones.

Trabajo de recuperación en la previa

“Fue un sinvivir de compromisos que te quitan entrenamientos y el foco. Es algo que tienes que vivir para darte cuenta. Él quería abarcarlo todo y la temporada de tenis es muy exigente, no te deja tiempo para todo y te acaba pasando factura. A eso se refería cuando dice que no hizo lo correcto”, abundaba en ese momento en EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Antonio Martínez Cascales, técnico que forma parte del equipo que guía los pasos de Alcaraz desde que era un niño.

Carlos Alcaraz entrena fuera de las instalaciones de Wimbledon.

Carlos Alcaraz entrena fuera de las instalaciones de Wimbledon. / Andrew Couldridge

Sin embargo, los percances no han dejado de aparecer con los cambios de hábitos y rutinas. Quien sabe si su estilo de tenis, explosivo y que le fuerza a llevar al límite su cuerpo, está detrás del asunto y afrontará, con los años y la experiencia, el aprendizaje necesario para saber dosificar esfuerzos. O si hay algún problema en la forma de preparar sus temporadas y calendarios. O si, simple y llanamente, ha sido una sucesión de infortunios sin un motivo claro.

De momento, en Wimbledon, donde el esfuerzo sobre las piernas es elevado por la constante flexión, los movimientos con pasos cortos y la alta explosividad necesaria, él y su círculo han optado por un plan similar al seguido en París, en el que se evitaron los entrenamientos en pista entre partido y partido. Desde que ganó en Queen´s hasta que saltó a la pista el pasado viernes a pelotear pasaron cuatro días en los que Alcaraz se ejercitó en un lugar diseñado para los trabajos aeróbicos y la preparación con los fisios con el objetivo de cuidar al máximo su aductor, y hasta el domingo no se entrenó a máxima intensidad.