Valverde y Asensio mantienen al Madrid en la pelea por la Liga

El Real Madrid sigue enganchado a la Liga y esta vez ganó un partido en Pamplona ante un rival que le propuso la misma receta que le aplicará el Liverpool: presión y contras. Vinicius fue protagonista absoluto de los blancos en ataque, pero el portero local, Sergio Herrera, le ganó todos los duelos. Y cansado de no concretar, el brasileño sirvió una pelota atrás en la recta final y allí apareció Valverde para sacar brillo a un partido con muchos kilómetros y litros de sudor. Luego Asensio apuntilló a Osasuna tras un pase de otra de las apariciones del choque, el canterano Álvaro Rodríguez.

Aterrizaba sin ancla el Madrid en El Sadar, campo áspero en el que los blancos han perdido nueve partidos y empatado diez de los 34 que ha jugado. Afectados Kroos y Tchouaméni por la gripe, Ancelotti se vio obligado a entregar la brújula a un Camavinga con prestaciones más dinámicas que tácticas. No le quedaba otra al italiano, que además a los cinco minutos casi tiene que improvisar otro 5 tras una tarascada de Torró al joven centrocampista francés.

'El Toro' Rodríguez, un delantero diferente para Ancelotti

Arrasate se pertrechaba con un once blindado en la derecha, para sellar las entradas de Vinicius, y un trivote por delante. El Madrid salía con lo que tenía: defensa de cuatro centrales con Nacho y Alaba en bandas, Modric y Ceballos en la medular con Camavinga y arriba Rodrygo de Benzema. Un error de Moncayola permitió a Vinicius dar el primer susto a los diez minutos, al que respondió Osasuna al cuarto de hora con otro en el que Budimir le quitó un gol cantado a Torró. El Madrid mandaba, pero los pamplonicas respondían con ataque directo y buen pie.

Calma tensa y cruce de golpes

El Real Madrid se empecinaba en salir tocando desde atrás y arriba Vinicius era el único recurso blanco porque Rodrygo, Valverde y Ceballos estaban desaparecidos. Osasuna apretaba la salida madridista muy arriba para luego replegarse y el duelo transcurría con una calma tensa. Un suspense en el que ambos estaban cómodos, ya que los locales no sufrían y los visitantes jugaban con el balón en los pies. Cerró la primera parte un remate de Budimir que salió cerca del palo tras un balón robado en la salida al Madrid que enfadó mucho a Ancelotti. Riesgo, el de tocar desde atrás, que en Anfield huele más a enfermería que a puerta grande. Y el partido llegó al descanso con Carletto en el centro del campo pidiendo explicaciones al árbitro. Algo inusual.

Salió el Madrid más vertical, consciente de que no le valía el empate. Y pudo desbloquear el marcador Rodrygo en una maniobra en la que su comba salió besando el palo. Vinicius marcaba en el minuto 51, pero Alaba tardó demasiado en asistirle, inhabilitando al brasileño. Los pamplonicas respondían con un taconazo de Budimir, un disparo de Rubén García y un tiro de Moi Gómez que acababa en el palo antes de la hora de encuentro. El choque se convertía en un cruce de golpes en el que Moncayola se sacaba un disparo que besaba un palo. Los rojillos comenzaban a ganar a los puntos. Tiraron los dos técnicos de talento con Aimar y Asensio para tratar de desatascar el empate.

En el 73 Vinicius fallaba su tercer mano a mano ante Herrera, que le dio la noche al brasileño. Uno tras error de Moncayola, otro en jugada personal y este último al aprovechar un fallo de Unai García. A Vinicius le cuesta decidir bien cuando tiene mucho tiempo para pensar y Herrera le ganó todos los cara a cara. Pero cansado de no acertar, el brasileño levantó la cabeza y sirvió una pelota atrás, donde apareció Valverde para mandar a la lona al Osasuna. Con los locales volcados, una contra blanca la terminó el canterano Álvaro descargando a Vinicius, quien marcaba el segundo tanto... pero era otra vez anulado. Pero en la siguiente, el propio Álvaro recuperaba un balón y servía a Asensio para marcar, esta vez sí, el segundo gol. La pegada blanca rentabilizaba un partido de trabajo y fe, un triunfo que le viene bien a la autoestima madridista de cara a Liverpool. Los locales pidieron una mano en el área de Carvajal y el partido terminó con una victoria de la que salen un par de ganadores claros: Álvaro Rodríguez y Camavinga. El francés se graduó con nota en Pamplona y ahora le toca Anfield, plaza grande. El canterano demostró en diez minutos, como decía Ancelotti, que le da al Madrid algo que no tiene: gol.