RUGBY
Crónica reposada del 6 Naciones de rugby (1ª jornada): 'Maradoneando' en Londres
Escocia tumbó a Inglaterra con un ensayo cósmico del ala sudafricano del cardo Duhan van der Merwe
Gales confirmó los peores vaticinios ante una Irlanda industrial
Francia coqueteó con la derrota ante una Italia descarada y audaz
Se amontonaban aún las primeras pintas de Tiny Rebel antes de ser servidas en la barra de The Old Arcade, litúrgico pub del centro de Cardiff, cuando Gales ya había encajado el primer ensayo ante Irlanda. El 6 Naciones 2023 empezaba mal para los aficionados locales, nada que no esperasen. Ni siquiera el retorno de Warren Gatland al banquillo de los dragones ha frenado la hemorragia en un equipo avejentado en el que varios veteranos maltratan su leyenda para ofrecer el último servicio a su país. Empezó el partido extraño, con cierta sensación de orfandad para la afición local, que por primera vez en décadas no escuchó atronar por la megafonía el himno ‘oficioso’ de su selección de rugby, ‘Delilah’ de Tom Jones. La canción ha sido prohibida en los estadios galeses por banalizar la violencia contra la mujer justo tras explotar un escándalo en su federación oval salpicado de sexismo, misoginia y racismo.
El partido no tuvo historia. A los siete minutos Irlanda, consistente y profesional, ya había finiquitado el duelo con otro try. Con (0-14) los del trébol decidieron no hacer sangre de sus vecinos celtas. Y Gatland acudió resignado al tercer tiempo tras advertir en sala de prensa: “Hicimos lo que pudimos y no bajamos los brazos”. Mal asunto hablar ya de bajar los brazos en el primer partido. El (10-34) final confirmó las sospechas de unos y las expectativas de los otros.
Una hora después hervía la barra de The Last Drop, el lugar, hoy pub, donde los condenados a muerte tomaban la ‘última’ antes de ser ajusticiados en la horca en la plaza de Grassmarket, en el corazón de Edimburgo. Las Punk, una IPA escocesa contundente, se repartían de mesa en mesa para saciar la sed del personal ante los nervios previos a la Calcutta. Los "odiados" ingleses recibían a los escoceses este año en Twickenham en lo que suponía el estreno del nuevo seleccionador. Un viejo conocido de los campos, y los pubs el segunda Steve Bortwick, gigante con nariz de boxeador que el día de su proclamación anunció con cara de pocos amigos que con él “poca broma”.
Ensayo maradoniano
El duelo estuvo marcada por un lance maradoniano. Otro eslalom sorteando ingleses que recordó por momentos a aquel del Pelusa en el Azteca en 1986. El asunto aconteció cuando el reloj se acercaba a la media hora con los del cardo gobernando el marcador 5-7. El medio melé inglés Jack van Poortvliet se sacó de encima a la delantera del cardo con una patada a la caja que cayó cinco metros dentro del campo escocés. Stuart Hogg recogió el up&under con buenas manos y, como el Negro Enrique hizo entonces con Maradona, se lo entregó a Duhan van der Merwe sin grandes expectativas. Sin embargo, los 105 kilogramos del ala sudafricano de Pretoria, al que los del cardo sedujeron en 2017, desataron una estampida por el eje que comenzó a sembrar el campo de ingleses derrengados. Marchant apenas le ‘puso una pegatina’ al pasar, Ludlam no llegó a hacerle ‘una francesa’, dos contrapiés mandaron al limbo a Farrell y van Poortvliet, lo que le dejó entrando en la 22 inglesa mientras salía a su encuentro el mastodonte Dombrandt, al que se sacó de encima cambiando deliciosamente de mano el balón para sacar el brazo y regalarle un hand-off que le catapultó hasta la zona de marca inglesa, donde se zambulló exultante. Otro barrilete cósmico, este en Twickers, La Catedral, destruía a Inglaterra, que terminó enterrada (23-29) por los del cardo ante el regocijo de toda Escocia y la mitad de las Islas Británicas.
Para el domingo aguardaba un divertido entremés. Italia, sospechosa habitual, recibía a Francia, candidata a todo. Mañana soleada para acompañar al Spritz antes del partido por las calles de Roma, donde se iba a confirmar que esta azzurra descarada y joven dará que hablar. El partido lo ganó Francia, que en el minuto 60 perdía (24-21) después de que el enfant terrible italiano, Ange Capuozzo, nacido en Grenoble y formado rugbísticamente en Francia pero nieto de napolitanos, sacase a bailar al titán Alldritt por el cerrado y ensayase tras una parada majestuosa que condenó al francés. Victoria muy sufrida del gallo (24-29) que dejó mejor sabor en los italianos que en los galos, quienes el sábado visitan Dublín en el partido con más enjundia de todo este 6 Naciones.
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