SERIE A

El fracaso del paraíso fiscal del fútbol italiano: menos impuestos y peores resultados

La reforma tributaria aplicada en 2019 por el Gobierno de Roma para reimpulsar el Calcio no ha servido para cerrar la brecha con ingleses, españoles y alemanes

En las dos últimas temporadas, ningún equipo de la Serie A ha superado los octavos de final de la Champions y no hay ninguno en semifinales desde la 2017-18

Dusan Vlahovic (Juventus) y Lautaro Martínez (Inter) tras quedar eliminados de la Champions.

Dusan Vlahovic (Juventus) y Lautaro Martínez (Inter) tras quedar eliminados de la Champions. / Agencias

Sergio R. Viñas

Sergio R. Viñas

El orgulloso fútbol italiano, la orgullosa Italia, ya no podía soportarlo más. La década de los 2010 llegaba a su final y la vitrina de trofeos europeos seguía sin renovarse. Los 10 años anteriores habían sido provechosos para la Serie A, con dos títulos de Champions para el AC Milan (2003 y 2007) y otro para el Inter (2010), amén de una presencia habitual de la Juventus en rondas finales.

Habían pasado de competir de tú a tú en la Copa de Europa con españoles, ingleses y alemanes a verse sometidos a una posición secundaria en el orden continental, apenas dos finales para la Juve (2015 y 2017, ambas perdidas), equipo que ganó nueve Scudettos consecutivos (2011-20), constatando la pérdida de competitividad interna y, por tanto, la pérdida de interés del producto Serie A.

La crisis económica y los excesos del pasado habían pasado una importante factura a los dos grandes equipos de Milán, defenestrados en el orden europeo, y clubes como Nápoles o Roma tomaron su relevo a escala local, sin alcanzar a competir con regularidad contra los mejores clubes del resto de ligas punteras.

Una tendencia que incluso llegó a provocar que Italia perdiera una plaza fija en la Champions (de cuatro a tres) en favor de Alemania, antes de la reestructuración del año 2018 que les garantizó cuatro puestos fijos cada curso, situando a su liga como la cuarta del continente. A comienzos de siglo, había llegado a ser la mejor del mundo, según el ránking UEFA.

Ley Beckham

Sirve todo este contexto para entender por qué en el año 2019 el Gobierno de Italia, presidido entonces por Giuseppe Conte, acabó cediendo a las presiones de los clubes más importantes del país para obtener ventajas fiscales en la contratación de futbolistas, a imagen y semejanza de la Ley Beckham aprobada en España en el año 2003 y derogada para los futbolistas, en dos fases, en 2010 y 2015.

Una iniciativa, puesta negra sobre blanco mediante un decreto gubernamental, que prácticamente coincidió en el tiempo, y no parece casualidad, con la entrada de capital chino en la mayoría accionarial tanto del Inter como del Milan. El objetivo era claro: incrementar la competitividad del los equipos italianos en las competiciones europeas. Tres años después, es ya más que evidente que el objetivo ha fracasado estrepitosamente.

La normal, aprobada el 30 de abril de 2019, no estaba pensada exclusivamente para futbolistas, pero muchos se podían beneficiar de ella. Los extranjeros que no hayan residido en Italia durante los dos últimos años previos a su llegada al país tienen derecho a tributar durante cinco años solo sobre el 30% de sus ingresos en la mayoría de territorios y del 10% en algunas provincias del sur. Medidas parcialmente prorrogables durante cinco años más.

Más baratos

Dado que en el fútbol de élite son los clubes quienes soportan la carga fiscal, porque los futbolistas negocian su salario en neto, la aplicación de esa medida derivó en una mayor capacidad de los conjuntos italianos para fichar futbolistas del extranjero. Dicho de otro modo, sus sueldos pasaban a ser mucho más baratos de lo que habían sido hasta entonces, otorgando a los clubes italianos una mayor capacidad financiera para atraer talento.

La Serie A se sumaba así a unas medidas para facilitarle la vida a los clubes que, en diferentes modalidades, también se aplican en Reino Unido y Francia. Paraísos fiscales aplicados al fútbol (también a otros sectores) que penalizaban a España. LaLiga elaboró un informe interno en el año 2020 que calculaba, a grandes rasgos, que una gran estrella mundial tributaría alrededor de un 40% más en España que en Italia en un periodo de cinco años, 215 millones frente a 130. Dinero, claro está, que las arcas públicas italianas dejaban de ingresar tras la aprobación del decreto de 2019.

El caso Ronaldo

La primera consecuencia directa del cambio fiscal fue el fichaje de Cristiano Ronaldo por la Juventus en el verano de 2019. El club turinés jamás habría podido pagar la ficha bruta que el portugués recibía en el Real Madrid, pero sí pudo afrontar la menor carga impositiva que le exigía el Gobierno italiano. En veranos posteriores se produjeron grandes fichajes como los de Matthijs de Ligt (Juventus), Romelu Lukaku (Inter) y Victor Osimhen (Nápoles), ganando la mano a otros clubes europeos.

La medida, en fin, sirvió para que los clubes italianos se reforzaran con jugadores que hasta entonces tenían dificultades para alcanzar en el mercado. ¿Pero ha servido para su fin primigenio, para que los equipos italianos sean más competitivos en Europa? Los datos demuestran que no solo no han mejorado sus resultados desde 2019, sino que incluso los han empeorado.

La última vez que un italiano llegó a la final de Champions (Juventus) fue en 2017. La última semifinal (Roma), en 2018. En 2019 y 2020 el límite fue los cuartos de final, primero con la Juventus y después con el Atalanta. La regresión se ha consolidado en las dos últimas temporadas, sin representantes de la Serie A entre los ocho mejores de Europa. La eliminación del Inter a manos del Liverpool la semana pasada y la de la Juventus contra el Villarreal el pasado miércoles confirmaron otro 'annus horribilis' para el Calcio.

Es decir, que en estos años la Hacienda italiana ha ingresado mucho menos dinero del que habría recaudado hasta 2019 y los resultados de sus equipos han empeorado. Y eso que desde que se puso en marcha esta medida fiscal, la Serie A se ha consolidado como la segunda liga del mundo que más dinero invierte en fichajes, por detrás de la inalcanzable Premier League y muy por delante de LaLiga.

Las razones de esta paradoja son sin duda deportivas, pero también tienen que ver con la cultura económica de los clubes de la Serie A. Tradicionalmente, son entidades que viven al límite a lo financiero, al estilo del Barcelona de Josep Maria Bartomeu, a los que la pandemia les ha golpeado con mucha dureza. Un informe de la UEFA calculó que la liga italiana perdió un 21% de su negocio en la temporada 2020-21, muy lejos de los datos de Premier League (12%), Ligue 1 (11%), Bundesliga (9%) y sobre todo LaLiga (5%).

Trueques

Entonces, ¿cómo es posible que hayan sido la segunda liga que más ha gastado? "Porque muchos de sus traspasos no son con dinero real, sino mediante trueques destinados a cuadrar balances", explica una fuente bien informada sobre las dinámicas de las competiciones europeas.

Los trueques (el caso de Arthur y Pjanic es quizá el más conocido en España) permiten que los clubes imputen como ingreso directo la cantidad pactada entre los clubes por la salida de su futbolista, mientras que la amortización del jugador que llega a la entidad se reparte entre los años de contrato. Cuadran el balance del año en curso a costa de hipotecar parcialmente los siguientes. Es decir, pan para hoy y hambre para mañana.

Y el problema del fútbol italiano y su imparable pérdida de protagonismo en el fútbol europeo tiene que ver precisamente con eso, con la ausencia de una cultura financiera moderna como la que tienen clubes de Inglaterra y España. La Ley Beckham a la italiana solo fue una medida efectista que no sirvió para revertir la dinámica. Exactamente lo mismo que ocurrió en su momento en España, solo que 15 años más tarde.