ESTRENO DE CINE

El estremecedor relato de Vanessa Springora en 'El consentimiento' llega al cine: "Hay que estar armadas para protegernos de los depredadores"

"A cierta edad se confunden el amor y la sexualidad, el deseo de amar y la necesidad de ser amada. A diferencia del libro, necesitaba mostrar cómo el cuerpo de Vanessa se movía en contacto con el depredador. No ha sido nada fácil adaptar la novela", reconoce la directora de la cinta, Vanessa Filho

La directora de cine Vanessa Filho dirige 'El consentimiento'.

La directora de cine Vanessa Filho dirige 'El consentimiento'. / ARCHIVO

Hace tres años un libro sacudió a Francia de un modo salvaje y totalmente inesperado. En El consentimiento (publicado en España por Lumen), Vanessa Springora contaba la relación que mantuvo a los 14 años con un reputado escritor de 50, Gabriel Matzneff, un famoso pederasta que presumía en público y en sus libros de acostarse con niñas y niños, un intelectual al que se le permitía todo por su prestigio. "A los catorce años, se supone que un hombre de cincuenta no te espera a la salida del instituto, se supone que no vives con él en un hotel ni te encuentras en su cama, con su pene en la boca, a la hora de la merienda", escribía Springora, ya adulta, sobre unos hechos que ocurrieron en 1986.

Quizá porque Springora pertenece a la élite literaria parisina (su madre, que era conocedora de la relación, era la jefa de prensa de una importante editorial cuando ocurrieron los hechos, en los 80, y Springora es hoy directora de un importante sello) y no proviene de un entorno estigmatizado, el impacto que tuvo el libro en la sociedad francesa fue mayúsculo, más que el #MeToo. Desde entonces han aparecido otras mujeres que han acusado a Matzneff de abusar de ellas cuando eran menores de edad. Gallimard accedió finalmente a retirar sus libros. Y la impunidad de la que disfrutó durante tantos años Matzneff y otros ilustres pederastas ha terminado.

Este viernes llega a las salas de cine la película inspirada en el libro, dirigida por Vanessa Filho y protagonizada por Kim Higelin y Jean-Paul Rouve. Desde su estreno, miles de adolescentes francesas han llenado las redes sociales con vídeos grabándose antes y después de ver la película (en TikTok el hashtag #leconsentement acumula más de 50 millones de menciones) para mostrar lo impactante y “traumatizante”, según muchas de ellas, que es el filme, muy explícito en algunas escenas. 

Una imagen de 'El consentimiento', basada en el libro de Vanessa Springora.

Una imagen de 'El consentimiento', basada en el libro de Vanessa Springora. / JULIE TRANNOY

P. ¿Cómo surgió la idea de hacer una película?

R. Cuando terminé el libro de Vanessa me encontré llorando, con un sentimiento enorme de angustia e impotencia respecto a todo el dolor que acababa de leer. Fue un shock darme cuenta de que nadie había protegido a esa niña de una relación absolutamente destructiva. Para mí fue una especie de revolución interna ver, pese a todo, el camino que había hecho Vanessa hasta el final, hasta la palabra y la escritura. Digamos que la lectura del libro me empujó a la acción directamente. Pensé: necesito hacer esta película.

P. El libro de Springora narra unos hechos durísimos con cierta distancia. La película es muy dura de ver, ¿cómo escogió el tono?

R. Cuando leí el libro se formaron en mi cabeza imágenes extremadamente fuertes que me inundaron de inmediato. Yo amo el cine sensorial, rodado desde las emociones. En la película he intentado recrear esas imágenes viscerales porque estoy convencida de que era necesario e importante prolongar, de algún modo, la lucha de Vanessa a través del cine. Veo la película como una denuncia, pero también como una obra de prevención. Necesitamos testimonios así de fuertes para que otras mujeres puedan reconocerse como víctimas, porque en casos así es extremadamente complicado reconocer el propio dolor. Hay que estar armadas para protegernos mejor de los depredadores.

Laetitia Casta interpreta a la madre de Springora en la película.

Laetitia Casta interpreta a la madre de Springora en la película. / JULIE TRANNOY

P. El filme es muy explícito, hay mucha piel. 

R. La diferencia entre el libro y la película está en los primeros planos. Vanessa cuenta lo que sucedió con una distancia. Yo muestro en tiempo real las emociones de lo que está pasando porque mi objetivo era desencriptar la mecánica del depredador, esa embriaguez de sensaciones que asaltan a una adolescente de 14 años y no dejar nunca fuera de campo su punto de vista, su corazón y su cuerpo. La película aspira a captar toda su trayectoria física y psicológica, contar lo que para ella fue una historia de amor y fascinación. 

P. Desde la perspectiva de una adolescente de 14 años. 

R. Era complicado traducir su estado de vulnerabilidad, ligado al de su inexperiencia, y también su necesidad de amor. A cierta edad se confunden el amor y la sexualidad, el deseo de amar y la necesidad de ser amada. A diferencia del libro, necesitaba mostrar cómo su cuerpo se movía en contacto con el depredador. No ha sido nada fácil adaptar la novela. Vanessa cuenta su historia desde el presente hacia el pasado, con la distancia de 30 años que han pasado de los hechos.

Este viernes llega a las salas de cine 'El consentimiento', dirigida por Vanessa Filho y protagonizada por Kim Higelin y Jean-Paul Rouve.

Este viernes llega a las salas de cine 'El consentimiento', dirigida por Vanessa Filho y protagonizada por Kim Higelin y Jean-Paul Rouve. / JULIE TRANNOY

P. En la película queda retratada cómo la sociedad se lo permite todo a Matzneff. Salen las famosas tertulias televisivas de Bernard Pivot donde confesaba alegremente que le gustaba acostarse con niñas y la carta de Miterrand, que Matzneff usaba como salvoconducto. ¿Cómo ha reaccionado el mundo literario?

R. Cada vez hay más mujeres que alzan la voz en Francia, es un movimiento imparable. Los intelectuales siguen anclados en el argumento de la confusión del hombre y el artista, un debate que a estas alturas debería estar superado.

P. Pero no lo está. Hasta Macron salió hace poco en defensa de Gérard Depardieu, acusado por varias mujeres de violación. 

R. Cuando Macron salió en defensa de Dépardieu vimos lo de siempre: un hombre valorando al artista e ignorando el dolor de las víctimas, negándolo. Pero cuanto más se hable, menos podrán negar que el abuso contra la mujer es un problema que existe. Y solo así conseguiremos que los abusadores pierdan la protección que hoy siguen teniendo. Hechos así constatan que estamos todavía lejos del fin del combate. Lo único que podemos hacer es seguir hablando, contando lo que nos pasa, dejar testimonio. Las cosas cambian en Francia muy lentamente. Lo que sigue existiendo es una gran negación colectiva, que es lo mismo que complicidad con los abusos.