LIBROS

Todos van a museos o todos hacen el pino: Tinder, la red social en la que nadie quiere destacar

Un ensayo fotográfico analiza miles de fotografías procedentes de perfiles de Tinder para concluir que, en lo que se refiere a la seducción, la gente prefiere parecer normal

El 'selfie' luciendo músculo, una divisa común en las redes de contactos.

El 'selfie' luciendo músculo, una divisa común en las redes de contactos. / Cedida por Aguas Mayores

En 1959, Bernd y Hilla Becher se propusieron fotografiar edificios industriales con un estricto método de trabajo que se alargó durante más de cuatro décadas: que no aparecieran figuras humanas, que todas las imágenes fueran en blanco y negro, que no tuvieran desenfoques, ni primeros planos, ni encuadres descentrados. El resultado fue un corpus de imágenes que, a pesar de ser diferentes, revelaban un todo asombrosamente homogéneo.

Siguiendo esa línea de trabajo, a principios del siglo XXI, Hans Eijkelboom publicó People of the Twenty-First Century, un libro en el que este fotógrafo neerlandés inmortalizaba a trabajadores vestidos de manera similar que paseaban por un entorno urbano un mismo día y a la misma hora. De nuevo, la individualidad de cada uno de esos sujetos se diluía mostrando coincidencias en peinados, ropa y gamas de color. En definitiva, si para Cortázar "todos los fuegos, el fuego", de las fotografías de los Becher y de Eijkelboom se podría decir que todos los edificios industriales, el edificio industrial y todos los proletarios, el proletario.

Inspirada en esos proyectos, Matilde Duarte puso en marcha Match, un ensayo fotográfico recién publicado en castellano e inglés por la editorial Aguas Mayores, cuyo subtítulo es A Visual Study of Repetitive Self-Display in Tinder Profiles, lo que, traducido al castellano vendría a ser Un estudio visual de la autoexhibición en los perfiles de Tinder.

"Todo surgió por puro interés científico. Se me ocurrió junto a una amiga porque, como a mucha gente, nos sorprendieron algunas de las repeticiones de esas imágenes. Por ejemplo, los hombres voladores o los que hacen el pino en la playa. Había algo interesante allí en relación a la verticalidad y la horizontalidad. Finalmente, fue mi carácter obsesivo el que terminó por querer categorizar todo", explica Matilde Duarte.

Sin duda, acudir a museos y admirar pinturas de grandes maestros resulta una actividad atractiva para los usuarios de Tinder.

Sin duda, acudir a museos y admirar pinturas de grandes maestros resulta una actividad atractiva para los usuarios de Tinder. / Cedida por Aguas Mayores

Esta escritora ha recopilado en Match 1572 fotografías, organizadas en más de cien categorías, compuestas cada una de ellas por doce imágenes en las que aparecen los mismos escenarios, los mismos monumentos, donde los protagonistas están junto a (o dentro de) vehículos, en las que imitan los mismos gestos, reproducen las mismas posturas o realizan actividades similares.

Lo normal

Como sucedía con los Becher, Duarte estableció un estricto criterio de selección que dejaba fuera aquellas fotografías en las que no aparecían figuras humanas o esas en las que las personas que aparecían no eran las usuarias de la cuenta de Tinder. Como última condición, estableció que su investigación se centraría únicamente en perfiles heterosexuales. "La heterosexualidad es lo normativo, o más bien, lo heteronormativo —explica—. Sin duda, sería interesante estudiar la normatividad dentro de la homosexualidad en otro tipo de aplicaciones, pero no las tengo estudiadas. Aunque imagino que allí también se producirán repeticiones, mi libro va sobre las repeticiones heteronormativas".

La normatividad no es un hecho anecdótico en este tipo de fotografías. Aunque cualquiera podría suponer que la intención de los protagonistas es diferenciarse del resto de usuarios de Tinder para destacar sobre ellos y llamar así la atención de los posibles interesados o interesadas, lo cierto es que no es así. Como sucedía con los trabajos de Becher y Eijkelboom, el conjunto muestra una homogeneidad que hace difícil decidirse por un perfil en particular. Un rasgo que parece indicar que, como sucede en la mili, en esto del amor y de las relaciones sexuales esporádicas, lo mejor es no significarse demasiado.

Algo pasa con los Quads...

Algo pasa con los Quads... / Cedida por Aguas Mayores

"René Girard ya habló del deseo mimético. Según él, imitamos hasta los deseos de los demás. Por tanto, ¿cómo no vamos a imitar sus apariencias? Lo normativo produce normatividad", explica Matilde Duarte, que recuerda que esa voluntad por transmitir la sensación de "ser gente normal" tiene un efecto añadido: que las imágenes se interpretan de manera literal, sin segundas lecturas por parte del receptor.

Entre las imágenes de viajes, por ejemplo, hay algunas con el Coliseo de Roma, las pirámides de Egipto o el acueducto de Segovia. En definitiva, instantáneas que transmiten una imagen cosmopolita del usuario, salvo que, claro está, este sea natural de Ostia, El Cairo o La Roda. Algo semejante sucede con aquellas fotografías en las que el protagonista se muestra manejando un timón —sin que conste el certificado de patrón de barco—, en una embarcación que nadie podría afirmar que sea suya o con un libro en las manos, sin que tampoco sea posible afirmar al cien por cien que se tenga esa habilidad.

Hacer el pino al sol dispara el atractivo, parece.

Hacer el pino al sol dispara el atractivo, parece. / Cedida por Aguas Mayores

"Aquí pueden resultar interesantes conceptos paradójicos como la extimidad de Lacan que, para el psicoanalista francés, sería aquello que trata de lo que nos resulta más próximo e íntimo, sin dejar de ser exterior. En ese sentido, con esas fotos no nos están diciendo que leen libros. En realidad nos dicen que quieren decirnos que leen libros", comenta Duarte sobre unas imágenes que, en ocasiones, también incluyen motivos tan inusuales como los pies, gente portando armas de fuego o profesionales operando en un quirófano que sabe Dios lo que quieren transmitir con ellas en el territorio del cortejo: si que pueden cazar su propia cena romántica a la luz de unas velas, que efectivamente son bípedos o que, antes de una noche de amor, pueden resolver un problema de fimosis.

"Las categorías de armas y cirujanos las puse juntas deliberadamente, aunque no me dicen nada en especial. Quizás los médicos resulten interesantes por ser la única categoría que aparece en tanto que profesionales. El resto del libro, sin embargo, es prácticamente una alabanza a la ociosidad clasemediana. En lo que se refiere a los pies, me da la sensación de que la explicación es más simple: enciendes el móvil, pones la cámara y tus piernas están ahí", reflexiona Matilde.

Toda esta literalidad impuesta por Tinder tiene otro efecto añadido que impregna toda esa red social y que se traduce en un exceso de solemnidad, de tomarse demasiado en serio y de una absoluta falta de sentido del humor. "En el fondo, estas imágenes son un reflejo de la sociedad y una pequeña muestra de nuestros contemporáneos. En lo que se refiere a nuestra sociedad, lo cierto es que no nos dice nada que no supiéramos ya. Como afirmaba Heráclito: 'Una vez que han nacido, quieren vivir y tener su muerte (debida); y también dejan hijos tras de sí, para que no falten (nuevas) muertes'. En lo que se refiere a los usuarios, la verdad es que me he expuesto a tantos miles de fotos que estoy reconsiderando la validez epistemológica de la frenología", comenta Duarte que, si bien reconoce que en un primer momento el libro puede tener una apariencia divertida, "creo que, en el fondo, es un libro trágico".