MÚSICA

Víctor Hugo, el escritor que inspiró un mar de músicas

La obra de este autor francés inagotable ha inspirado exitosos musicales de Broadway o Disney y a músicos tan dispares de la música clásica, el pop o la canción de autor como Verdi, Wagner, Liszt, Mendelssohn, Berlioz, Donizetti, Maurice Jarre y George Brassens para crear un alud de grandes páginas de la historia de la música

El escritor fracés Víctor Hugo.

El escritor fracés Víctor Hugo. / ARCHIVO

Juanjo Talavante

Juanjo Talavante

Al máximo exponente del romanticismo literario se le ha definido como “hombre océano”, “continente literario” y “Rey Sol de la literatura”. Jean Cocteau dijo aquello de “Victor Hugo era un loco que creía ser Victor Hugo”. Pero el gran autor francés merece también ser recordado como el gran músico de las palabras, pues los pentagramas inundados con sus versos y su prosa siguen interpretándose aún hoy recurrentemente, más de 200 años después de su nacimiento, en un sinfín de auditorios, salas de cámara, en la inmensa calle neoyorquina de Broadway y sobre los escenarios de los principales teatros de ópera del mundo. La obra de este escritor, que a los 14 años ya dijo que quería ser “Chateaubriand o nada”, se ha prestado como pocas a la edificación musical, ha fertilizado probablemente como ninguna otra el jardín melódico de los últimos dos siglos.

La musicalidad de sus versos, el ritmo de los sentimientos alojados en sus poemas, la pasión y la acción que transmitían sus dramas y la singularidad de sus personajes han contribuido sin duda a ello. Román Gubern se ha referido a su “colorismo romántico”, Martínez Sarrión a su estilo “caudaloso, hinchado, arrollador y musical”, A. Verjat indicó que la ampulosidad de Hugo era como la de Wagner, y J. Gaudon lo llamó “el poeta de los vuelos líricos”. Pero quizá el más encendido elogio lo haya firmado el músico parisino Camille Saint-Saëns al asegurar que Victor Hugo “no ama la música de la forma en que lo hace el resto del mundo, él es incapaz de sentir por ella ese gusto frívolo y extendido que es una de las formas de desprecio. Él la respeta. Ningún músico ha descrito la música con tanta precisión como Victor Hugo”.

Uno de los retratos de Víctor Hugo./ ARCHIVO


Polémicas con músicos

lo acusaron repetida y obstinadamente de mostrar una constante “insensibilidad” hacia la música
Donizetti Romani Lucrezia BorgiaVerdi ErnaniHernaniIl Proscritto, ossia il Corsario di VeneciaFelix MendelssohnGiambatistta Lulli Giacomo MeyerbeerHector Berlioz Notre-Dame de Paris

Hugo demostró una receptividad más que notable a la música de su época, lo que choca con quienes lo acusaron en sentido contrario incluso de ser uno de los pocos burgueses que no tenía un piano en casa

Especulaciones al margen, lo que resulta innegable es la cercanía que estableció Victor Hugo con la música y con algunos de los principales músicos de su época. Así, su manifiesta admiración por el alemán Weber y sus óperas Der Freischütz y Euryanthe (la dulce Cosette interpretaba al piano un fragmento de ésta en la novela Los Miserables). Hugo prefirió, ciertamente, la ópera alemana a la italiana y consideró a Beethoven “el gran alemán”, admirando buena parte de su producción musical y citándolo hasta en 13 ocasiones a lo largo de su vasta y colosal obra. “Hay la música alemana y la música alemana”, dirá con rotundidad. Alabó también las obras de Gluck y de Schubert, y resultó igualmente conocida su preferencia por las composiciones de Berlioz. Pero conviene no olvidar el respeto que mostró por músicos transalpinos como Pergolesi y su Stabat Mater, Monteverdi y Palestrina.

En las páginas de sus obras también aparecen referencias a Mozart, Haydn, Rossini, Haendel y Allegrini. Uno de los principales amigos del escritor francés fue Franz Liszt, con quien compartió protagonismo en una de las obras más representativas del pintor Danhauser. Numerosos poemas hugolianos inspiraron muchas de las composiciones sinfónicas del maestro húngaro –Mazeppa es una de las más célebres- y de sus piezas para piano. Junto a Liszt, compositores de la talla de Massenet, Wagner, Ravel, Bizet, Britten, Franck, Fauré, D'Indy, Saint-Saëns (uno de los más prolíficos y entregados con cerca de una treintena de composiciones basadas en obras de Hugo), Pizzetti, Rachmaninov y Berlioz han puesto música a las poemas de Victor Hugo.

El cuadro 'Liszt en el piano', de Josef Danhauser. Aparece un busto de Beethoven. También están pintados los artistas Dumas, George Sand, Franz Liszt, Marie d'Agoult, Victor Hugo, Niccolò Paganini y Gioachino Rossini.

El cuadro 'Liszt en el piano', de Josef Danhauser. Aparece un busto de Beethoven. Los artistas representados son Dumas, George Sand, Franz Liszt, Marie d'Agoult, Victor Hugo, Niccolò Paganini y Gioachino Rossini. / ARCHIVO

Hugo en la ópera


En el terreno operístico destaca su intervención en la elaboración del libreto de Esmeralda, musicada por Louise Bertin y basada en la novela Notre-Dame de Paris. El mismo título y las mismas intenciones atrajeron a Dargomijsky y Mazzucato. Hay cerca de medio centenar de óperas inspiradas en obras y pasajes hugolianos. El prolífico Giuseppe Verdi se fijó a menudo en obras de Victor Hugo en su afán de creación operística. El autor italiano concibió inicialmente la idea de dar vida a una ópera a partir de las obras Cromwell y Ruy Blas, pero tomó finalmente Le roi s´amuse para componer la célebre Rigoletto. Verdi repitió con un texto del francés en su ópera Ernani, proyecto en el que insistiría su compatriota Vicenzo Bellini. El ruso Mussorgski, sin embargo, no llegó a finalizar una ópera basada en Han de Islandia, la primera de las novelas del genio francés.

Las óperas Il Giuramento, de Mercadante, La Gioconda, de Amilcare Ponchielli y Anzhelo, de Cesar Cui se basaron en el drama Angel, tyran de Padoue. El también drama hugoliano Marion Delorme -prohibido por la censura inspiró las óperas de Bottesini y Ponchielli. El brasileño Gomes, el italiano Pacini y el irlandés Balfe se fijaron en la obra Maria Tudor para escribir sendas óperas. El ruso Belov también es autor de una obra operística basada en la novela El noventa y tres; Mancinelli tituló Isora di Provenza su ópera ideada a partir de los versos de la gran epopeya La Légende des Siècles; el danés Enna hizo lo propio a partir de L´homme qui rit; y el italiano Nino Rota se inspiró en Torquemada para crear una ópera homónima. Gaetano Donizetti compuso Lucrezia Borgia, una de las mejores piezas de este género inspirada por el volcán creativo del escritor de Besanzón. Y otro excepcional drama en verso, Ruy Blas, fue musicado en una ópera por Marchetti. Esta obra, además, sirvió para dar luz a una obertura de Mendelssohn y a una serenata de Léo Delibes.

En España cabe destacar la adaptación musical que realizó Felipe Pedrell a finales del siglo XIX bajo el título de Quasimodo a partir de la obra Notre-Dame de Paris. Óscar Camps, Eusebio Bosch y Manuel Giró también cuentan en su haber con una ópera concebida sobre la misma novela.

La resurrección de Víctor Hugo


En los últimos tiempos, algunos expertos en la obra del gran escritor francés hablan de un renacimiento o de una resurrección hugoliana en el espectro musical de las últimas décadas. Apoyan esta tesis el soberbio éxito del musical Les Misérables, de Schönberg y Boublil, estrenado en París en 1980 y cinco años más tarde en los escenarios londinenses, donde aún perdura. Les Miserables ha cosechado un éxito mundial, siendo representado desde Estados Unidos a Japón, pasando por Sudáfrica, Venezuela, Alemania, Suecia, Estonia o Brasil. En España, se estrenó en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid el 16 de septiembre de 1992.

En 1998 se estrenó en la capital francesa el espectáculo musical Notre-Dame de Paris, del italo-francés Richard Cocciante. Alain Lecompte escribió, recién arrancado el siglo XXI, el musical Hugo Live, en el que repasaba a lo largo de 27 melodías la vida y obra del escritor galo. El francés Maurice Jarre, conocido, entre otras cosas, por ser el autor de la música de grandes obras cinematográficas como Lawrence de Arabia y Doctor Zhivago, compuso el ballet Notre-Dame de París, estrenado en 1965 en la Ópera de la capital francesa.

Son igualmente numerosos los cantantes que han rendido un homenaje musical a sus versos: George Brassens, Yves Montand, Serge Kerval, Jean-Michel Piton, Phillippe Meyer y Catherine Sauvage son sólo algunos de ellos.

Las palabras de Hugo, sus versos y su prosa, en fin, sirvieron y sirven aún hoy día como fecunda y ágil motivación creativa para los compositores. Quien definiera a la música como “el vapor del arte”, firmó también la monumental frase: “La razón es la inteligencia en ejercicio; la imaginación es la inteligencia en erección”. Los restos del escritor francés reposan en el Panteón de Hombres Ilustres de París. Su razón y su imaginación siguen, sin embargo, aún vivas, procurando una inspiración sin límites para que la música siga siendo por siempre hija tanto de la razón como de la imaginación. No en vano el propio Hugo lo dejó escrito: “Lo bello es siempre grande”.