CONCIERTO EN EL WIZINK CENTER

Ni París sin aguaceros ni Madrid sin Alejandro Sanz

Pasadas las dos horas de concierto, Dani Martín se unió a la alineación de la noche con Viviendo deprisa

Alejandro Sanz, en un momento del concierto de este jueves en el Wizink Center de Madrid. EUROPA PRESS

Alejandro Sanz, en un momento del concierto de este jueves en el Wizink Center de Madrid. EUROPA PRESS / Ricardo Rubio

Tiene Alejandro Sanz las luciérnagas de su pecho revolucionadas. Cuenta que sigue en su proceso, con sus altibajos pero mejorando poco a poco, aunque reconoce que es difícil porque el ruido no le deja ni sufrir tranquilo. “Pero os diré algo para que me entendáis: ¿os acordáis de la canción Se vende? Bueno, pues no vendo. Nos vemos en los escenarios con el alma cargada. Vosotrxs sois mi munición”.

No venderá, como dice, el bueno de Alejandro, pero ha cerrado las dos fechas de Madrid (29 y 30 de junio) con sendos sold out en el WiZink Center. El tour Sanz en vivo 2023 llegaba a la capital después de una larga lista de actuaciones por Latinoamérica y parte de España agotando las entradas en prácticamente todos los foros, siendo las fechas mexicanas y argentinas las más interesantes en lo que a localidades expedidas se refiere (y aún faltan los Estados Unidos).

Un “charquito” de estrellas


Minutos antes de que diera comienzo el show (programado para las nueve y media de la noche), la pista ofrecía la vista de un mar de personitas que se abanicaban para distraer al calor. No tardarían en cambiar el método de alivio por los teléfonos móviles. Quienes hayan asistido a conciertos tan multitudinarios conocerán el efecto que produce observar desde un lugar privilegiado los destellos de miles de pantallas en la oscuridad más absoluta.

Pasados cuatro minutos de la hora del inicio, comenzaron a vislumbrarse los teléfonos móviles en alto para recoger el inicio del espectáculo. En el escenario, donde se disponen los instrumentos, los artistas copan el protagonismo de los focos. En el caso de Alejandro Sanz, su virtud es cantar con luz, alma y corazón (partío, claro), arrancándose con No es lo mismo. Una apuesta segura.

Las últimas noticias sobre Alejandro insuflaron el calor que el compositor madrileño está necesitando tanto en estos momentos. ¿Recuerdan lo del abanico y la flama veraniega? Pues olvídense; el público era la estufa y Sanz, el que fue y es, la figura en llamas. "¡¡Arriba, Madrid!!", animó quitándose las gafas a la vez que extendía su brazo apuntando con el micrófono hacia un público más que entregado, devoto, que coreaba su nombre levantándose (los que se hicieron con las localidades de grada) para contonear los cuerpos con Deja que te bese y la compañía de Chris Hierro (Hammond, teclados, programaciones y coros).

De las palmas al cajón, pasando por la guitarra hasta llegar al piano. Así iba resolviendo Alejandro Sanz su repertorio con, entre otros, Carlos Martín (percusión, trombón y arreglos de viento) y el "mago de la harmonía" Alfonso Pérez (dirección musical, piano, teclados, guitarra acústica y coros). Con las presentaciones hechas (Sanz mencionaría a los demás compañeros a lo largo de la velada), El alma al aire volaba en el coso capitalino, convirtiéndolo en un "templo alejandrino" no exento del momento karaoke, lógico por otra parte.

A veces...


¿Qué le está pasando a Alejandro Sanz? Durante Mi marciana, otra vez despojado de los anteojos, sus mirada hacia el público se antojaba agradecida, pero con una chispa de tristeza y melancolía. Es obvio que algo sucede, basta –como ya se ha comentado– con leer las últimas noticias que abordan su agotamiento, mental y sentimental. Pero no hay nada que no arreglen unas palmas al unísono escuchadas desde el backstage, lugar en el que se encontraba Sanz, que había abandonado el escenario para que los músicos remataran la canción. A su vuelta le hablaría al público: “Buenas noches. ¿Cómo estáis, Madrid? Tengo muchas cosas para ustedes (y les llamo de usted porque es respeto). Muchas gracias por esos carteles, por ese cariño, por estar aquí esta noche”.

En este jueves 29 de mayo de 2023, Alejandro Sanz se debía a una misión que quizá era la más importante que había tenido en todos los años de carrera en su vida. “Hoy está celebrando su cumpleaños alguien aquí, en este recinto, y su única ilusión era salir aquí y que ustedes le cantaran el Feliz cumpleaños. Sí, yo sé que esto suena raro, pero es que se trata de mi hija Alma. Felicidades vida mía, te amo con todo mi corazón”. En realidad, Alma nació el 24 de julio de 2014, por lo que no ha cumplido todavía los nueve. Pero miren: ¿de verdad eso importa? Por el rato que Alma permaneció con su padre, bien merece cumplir años cada semana. La pequeña, sobrecogida por el recibimiento, sólo se atrevió a decir: “Gracias por querer a mi padre y apoyarlo”. Y Alma se quedó con su padre, sentadita a su lado, con un nudo en la garganta, comprendiendo que el mundo es un lugar mejor con Mi persona favorita. “¿Todo bien?”. Sanz preguntaba. Pues claro que no estaba todo bien. La estampa vivida resultó ser un zarpazo al corazón. Pero este hombre es capaz de levantarse del suelo y levantar a los demás.

Alma no fue la única invitada. Tomó el relevo en Quisiera ser Nathy Peluso (en Barcelona fue Manolo García). Por primera vez, tal y como anunciaba Sanz, la argentina y él iban a cantar juntos por primera vez encima de un escenario. El concierto depararía otra sorpresa más en su recta final. Continuó –ya en solitario– La fuerza del corazón, el hit del 95 publicado en el disco 3 (WEA, 1995). En la tarima, llamaradas en el horizonte. En este punto, a Alejandro Sanz se le quebraba la ya la voz.

Intermedio funky antes de dar paso a Cuando nadie me ve, otro clásico, éste perteneciente a El alma al aire (WEA, 2000). “A veces me encierro tras puertas abiertas / A veces te cuento por qué este silencio / Y es que a veces soy tuyo y a veces del viento...” A veces, las canciones dicen más que las palabras y Cuando nadie me ve parecía estar describiendo el momento por el que atraviesa su autor que, emocionado, gritaba al acabar: “¡Pa' fuera lo malo!”. Versionando Contigo de Joaquín Sabina acabaría por romperse por dentro. Desde que la estrenara en directo el 5 de marzo del 2020 en el Coliseo General Rumiñahui de Quito (Ecuador), Contigo ha sido un cover para los momentos especiales. De hecho, la grabó para el tributo a Sabina titulado Ni tan joven, ni tan viejo (Sony, 2019) con la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de Praga. Algo tendrá el agua cuando la bendicen.

Al sur de la esperanza


Con el verde del paraíso y de su traje, Alejandro Sanz invocaba a la esperanza (¡pa' fuera lo malo!) encomiándose a Looking for paradise porque “nos pasamos la vida buscando paraísos, también a un paso del abismo pero siempre a un paso del paraíso, y ahí es hacia dónde vamos, a ese lado”. Y con Karina Pasian (coros) le dedicaba a su “familia” (el público) este pasaje más animado del repertorio, camino del paraíso. Por el camino, en Amiga mía, llovieron camisetas, banderas y un conejo de peluche que el madrileño colocó encima de uno de los dos pianos que había sobre el escenario.

Labana, playa y jarana. Viaje al sur para recuperar el norte. El cantante y compositor sonreía, bailoteaba y se ponía rumboso con la guitarra en lo alto. Alejandro Sanz tiene el son y la sal. “Bueno, ¿cómo va la cosa? ¿Bien?”. Para terminar el concierto con Corazón partío, quiso recibir a una decena de jóvenes de la Fundación Alalá, fundada en los barrios de las Tres Mil Viviendas (Sevilla) y Estancia Barrera (Jerez de la Frontera). Allí, más de cuatrocientos niños en riesgo de exclusión social reciben clases de baile, percusión, guitarra, teatro, canto y artes plásticas. Estaban ilusionados por actuar con Alejandro Sanz y la pasada noche en Madrid cumplieron su sueño. “En cualquier escenario que yo esté, este será su sitio también”.

Alejandro Sanz ofreció un concierto en Madrid de dos horas y media. EUROPA PRESS

Alejandro Sanz ofreció un concierto en Madrid de dos horas y media. EUROPA PRESS / EPE

Algunos de aquellos chavales no habían nacido cuando se lanzó Corazón partío, single de Más (WEA, 1997). Pero ¿cuántas de las muchachas más jóvenes del lugar que la cantaban en las primeras filas habían nacido en 1997? Cosas de la música que no comprenden del tiempo. Con un sentido agradecimiento a su público, Alejandro Sanz se despedía por un par de minutos de Madrid.

Fiesta calé


Pasadas las dos horas de concierto, Dani Martín se unió a la alineación de la noche con Viviendo deprisa. La presencia del que fuera vocalista de El Canto del Loco provocó un estruendo tal que los decibelios de los gritos hacían vibrar peligrosamente los tímpanos. Sería la última sorpresa.

En el siguiente apartado, Alejandro Sanz se quedó a solas en el escenario con la única compañía del piano para cantar ¿Lo ves? en desgarros y su gente en susurros. Todo el mundo en pie ovacionaba al artista marchándose mientras se daba golpecitos en el corazón. “No te vayas”, se pudo escuchar.

La banda al completo reaparece, ahora sí, para un último vals al filo de las dos horas y media. Alejandro Sanz, con el cuerpo y con la mente (como reza en la letra de Mi soledad y yo), abraza feliz a sus músicos, que le siguen en otro medley compuesto por Y, ¿si fuera ella? y Ese último momento. “Ese último momento vívelo, y los demás que aguanten”. Confeti a modo de fuegos artificiales. Un bote, dos botes... Y palmas al compás. “Que viva la música, viva Madrid”, celebraba Alejando Sanz. El eco flamenco resonaba eterno abandonando el WiZink Center hacia la calle, donde ya no hizo falta el abanico.