CANARIAS

Las clases vuelven a La Palma: un nuevo paso para convivir con el volcán

4.006 alumnos y 583 docentes se han reincorporado a la actividad escolar en Aridane

Varias personas se protegen de las cenizas en Los Llanos de Aridane.

Varias personas se protegen de las cenizas en Los Llanos de Aridane.

RAMÓN PÉREZ

Lo importante era regresar. 4.006 alumnos y 583 docentes se han reincorporado a la actividad escolar en Aridane. Lo hicieron con la lluvia de cenizas como testigo.

En una jornada en la que se superó el 90% de asistencia a las aulas se entremezclaron las ganas de los estudiantes por retomar la actividad, la inquietud de los padres ante una situación que no está controlada y la preocupación de los docentes por trasladar a su alumnado cierta normalidad.

El regreso nace con un primer contratiempo, ya que ante la previsión de que la lava del frente activo que atraviesa La Laguna llegue al mar se tomó la decisión de pasar al modo telemático a dos centros escolares de Tazacorte en los que a partir de ayer no hay actividad presencial hasta nueva orden.

Con este escenario, 20 centros del Valle de Aridane recuperaron su actividad. Casi todos en su colegio habitual, pero otros, como las unitarias de Los Campitos y Todoque, destruidas por las coladas de lava, acogidos en nuevas ubicaciones. 

Los alumnos vuelven "con ganas". Así lo expresó Ángeles Nieves, directora de la Unitaria de Los Campitos, el primer centro educativo que arrasó la lava, y que comenzó la actividad en el CEE Princesa Acerina. Para ella es importante iniciar la actividad "con mucha alegría de encontrarnos de nuevo", significando que "es un día muy especial con nuestros niños", y estando segura de que "todo saldrá muy bien".

En El Paso, cuando aún no había amanecido, se abrieron las puertas del instituto de Secundaria y del CEIP Adamancasis, situados a 3,5 y cuatro kilómetros, respectivamente, del cono del volcán. 

"Muchos problemas"

En el IES El Paso, uno de sus profesores, Rafael Cabrera, destaca que un mes después de que se parara todo se reinicia el curso "con muchos problemas", ya que "parece que hoy se extremó la situación", refiriéndose a que el lunes fue "uno de los peores días que he visto". 

La inquietud no cesa en La Palma e inquieta a los adultos y también a los más pequeños. La red de vigilancia volcánica de seguimiento 24 horas del Instituto Geográfico Nacional (IGN) localizó la pasada noche un total de ocho sismos asociados a la erupción del volcán de Cumbre Vieja, uno de ellos de magnitud superiores a 3 (mbLg).

En concreto, la magnitud máxima registrada fue de 3,9 (mbLg) correspondiente al terremoto localizado al norte del municipio de Fuencaliente a las 02.29 horas. Con intensidad III EMS y una profundidad de 37 km, fue sentido en Breña Alta, Santa Cruz de La Palma, Los Llanos, El Paso, Garafía, Puntagorda y Tazacorte.

Ceniza, humo y sobre todo el ruido de las explosiones del volcán se escuchan desde el IES El Paso. A pesar de ello, Rafael Cabrera señala que se ha diseñado un protocolo "de cómo tenemos que actuar en casos de emergencia", que añade lo llevan trabajando "todos estos días". 

Sobre su alumnado, indica que "los chicos vienen un poco alterados, y tenemos que darles ánimos para que dentro de sus problemas podamos facilitarles su situación y darles alguna esperanza". Tres de esos alumnos son Marian Capote, Elvira García, Gabriel Martín, alumnos de 4º de la ESO y 1º de Bachillerato. Todos coinciden en que ahora se juntan los sentimientos de querer volver a las clases, pero con un miedo que sigue presente. 

Temor a perder el curso

Elvira destaca que por una parte "quieres volver, porque tienes el temor de perder el curso, porque ya nos la estamos empezando a jugar". Señala además que "los niños de Infantil lo ven como un entretenimiento, pero nosotros ya tenemos ese temor". Justo detrás del centro se ve una gran columna de humo, por lo que Marian lamenta que con esta situación "va a ser difícil concentrarse, al principio sobre todo", aunque se refiere a que "ahora tocará acostumbrarnos a las clase con ruido". 

El nuevo volcán que comenzó a manifestarse en superficie el pasado 19 de septiembre es el más dañino entre las erupciones históricas acontecidas en la isla de La Palma.

Prácticamente duplica en superficie al que hasta hace un mes era el que más superficie había cubierto de lava, el del Charco en 1712, cuando afectó a 441 hectáreas. Según la última medición del sistema de satélites europeo Copernicus, realizada esta semana, las coladas del nuevo volcán cubren una superficie de 811,8 hectáreas. Además, no se considera sino la parte emergida de las coladas, por lo que salvo para la primera erupción (Tacande), cuyas coladas no llegaron al mar, la superficie total siempre es ligeramente superior a la considerada para cada evento eruptivo.

La historia volcánica de La Palma llega hasta los alumnos en una mezcla de experiencia propia e historia. Para Gabriel, lo que más inquieta es poder compaginar el protocolo covid con el del volcán, pero volver a clases les ayuda a superar la incertidumbre de un mes "encerrados en casa", destaca, sobre todo para él que vive en Tazacorte, con la preocupación constante de las emanaciones de gases por la llegada de la lava al mar. 

Un mes sin dormir

Al mismo centro llega Miguel Viña. Lo hace acompañado de su hijo de trece años, alumno de 2º de la ESO. Son vecinos de La Rosa en El Paso. Miguel no se marcha hasta que no ve que su hijo ha terminado de subir la rampa de entrada al centro y entra en el edificio. Lamenta que han vivido este mes sin dormir, con el ruido del volcán y, sobre todo, con amigos que lo han perdido todo. "Es un mal sueño", reflexiona. 

Viña destaca que el IES El Paso es el más cercano al centro de emisión de lava, lo que le da "una cosita", refiriéndose al temor de que su hijo acuda a esta instalación. Aun así, destaca que si pasa algo espera que lo llamen, "y estoy aquí en cinco minutos". En este sentido, muestra su confianza en que los centros tienen controlado lo referido a la pandemia, por lo que no teme cumplir con el deseo de su hijo de regresar a las clases, aunque al menor le preocupa la contaminación y el miedo de que el volcán pueda seguir causando más daño. 

Para Miguel también es una necesidad el retomar la actividad lectiva, ya que "es la manera de que convivamos con el volcán". 

En el otro centro educativo del municipio, el de Infantil y Primaria Adamancasis, Saray Santos deja a su hijo Erik pocos minutos después de las 08:00 horas. Es un niño de cinco años que también, junto a su familia, fue víctima del incendio del pasado mes de agosto.

Saray señala que "en principio tuvo miedo porque ya venía de la experiencia del incendio, y creía que otra vez iba a tener que salir corriendo de casa", pero con el esfuerzo de sus padres ha llegado a entender lo que es un volcán, "aunque el dice que hay dos", porque ve las dos columnas de humo que se alzan sobe el Valle de Aridane en las últimas jornadas. Esta madre destaca que "los niños lo llevan bien, a veces mejor que nosotros, y si logramos que jueguen y se entretengan se les quita la preocupación". 

De todas maneras, señala que "este último mes ha sido muy difícil, encerrados mucho tiempo", por lo que Erik ya tenía "muchas ganas de venir". La primera piedra ya está puesta. Ahora solo hace falta que el volcán de Tajogaite rebaje sus niveles de furia y la "normalidad", poco a poco, se instale en el Valle de Aridane después de un mes inundado de cenizas, también de dudas.