CRÍTICA

'Tierra inestable', de Claire Fuller: la ética y la fuerza de las mentiras

Esta novela es una invitación al autoexamen para salir al mundo

Portada de "Tierra inestable", de Claire Fuller.

Portada de "Tierra inestable", de Claire Fuller.

M. S. Suárez Lafuente

Esta es la cuarta novela de la autora británica Claire Fuller, nacida en el condado de Oxford en 1967. Su primera obra data de 2015, cuando ya rozaba la cincuentena, lo que explica la madurez psicológica y la experiencia vital que destilan sus novelas y sus narraciones breves. Fuller ha recibido varios premios literarios importantes en los países de habla inglesa y sus novelas ya son traducidas a otros idiomas.

Acaba de publicar una quinta novela, The Memory of Animals, en la que continúa con su preocupación fundamental: cómo viven su invisibilidad social las personas diferentes, bien porque sean pobres, bien porque su cuerpo delate otra raza, otra sexualidad u otro género distinto al que se considera la norma.

Pero los personajes principales de Fuller reaccionan desde el centro de su aislamiento y revelan, a quien lo quiera advertir, su condición humana, exactamente igual que la de los demás, con sus luces y sus sombras. El problema reside en quienes buscan a un chivo expiatorio que justifique su inhabilidad para resolver sus propios conflictos internos.

Tierra inestable (2021) presenta un primer capítulo impactante, en que el peso de la vejez y de toda una vida caen sobre Dot mientras el sudario de la muerte la envuelve como la nieve envuelve, fuera, la decadencia de la granja, ocultando los daños y aplanando los huecos dejados por el uso: "Las preocupaciones de setenta años –el dinero, la infidelidad, las mentirijillas– se esfuman".

En los capítulos siguientes, la muerte y sus servidumbres presiden la vida de los hijos de Dot, incapaces de enfrentarse a las complejidades de la burocracia y a los altos costes de los ritos funerarios. El hijo y la hija de la difunta, gemelos, han vivido siempre a la sombra de su madre, sin preocuparse por los problemas que conlleva ser pobres y faltos de un proveedor masculino, y anclados en la rutina que ha presidido sus cinco décadas de existencia, están perplejos ante la dificultad que les presenta ahora la existencia cotidiana.

El ritmo de la novela es lento, fluye con la mente de Jeanie y Julius, así nos va dejando claves, incógnitas sobre un pasado que está determinando el presente de los personajes. Al ser una narración sosegada de lo que acontece en pocos días, es difícil hablar de esta novela sin descubrir lo que ocurre, lo que estropearía el placer de la lectura párrafo a párrafo, que hace crecer el interés por la vida de los personajes que la habitan.

Baste decir que, mediada la novela, Jeanie y Julius se ven abocados a cambios fundamentales que, para su sorpresa, les hacen sentir "una oleada de nostalgia por la casa, por su cama, por sus cosas", por todo lo que no habían valorado antes, porque "la casa, en fin, es nuestro hogar". El título de la novela se carga aquí de contenido, cuando hasta el hogar físico se tambalea.

Al acrecentarse la pobreza en que habían vivido y convertirse en miseria, Jeanie sufre un acoso social ya sin paliativos, lo que despierta en ella un sentimiento de agresividad que no sabía que tenía y que la lleva a tomar resoluciones que la sorprenden a ella misma. Jeanie se convierte en un personaje activo que cambia el rumbo de las vidas de los hermanos, mientras Julius sigue siendo un soñador, un Walter Mitty con grandes ideas pero incapaz de ponerlas en práctica.

La música los une en los peores momentos y su maestría para ejecutar aires tradicionales les hace visibles en su entorno durante unos minutos, pero, de nuevo, la indecisión y el lastre de una vida de aislamiento frustran cualquier expectativa de éxito.

Tierra inestable, que narra la vida en un pueblo que está a solo veinte minutos de Oxford, habla de nosotros y de nuestro entorno, es una invitación a encontrar un ser humano en cada persona y a atrevernos a auto-examinarnos y salir al mundo.

Tierra inestable

Claire Fuller

Traducción de Raquel Vicedo

Impedimenta, 346 páginas, 22,90 euros