CRÍTICA

'Literatura infantil', de Alejandro Zambra: formas de ganar un hijo

En su nuevo libro, el escritor chileno trata de saber en qué consiste ser padre

El escritor chileno Alejandro Zambra, autor de 'Literatura infantil'

El escritor chileno Alejandro Zambra, autor de 'Literatura infantil' / Ricard Cugat

Ricardo Baixeras

La escritura ficcional autobiográfica con la que, cuanto menos, Alejandro Zambra (Santiago de Chile, 1975) ha teñido Formas de volver a casa (2011) y Poeta chileno (2020) reaparece singularmente en Literatura infantil desde lo que el propio autor llamó "la literatura de los hijos": "Quienes nacimos a comienzos de la dictadura crecimos buscando y contando la historia de nuestros padres y tardamos demasiado en comprender que también teníamos una historia propia".

Esa historia propia es ahora la de un narrador en busca no de un tiempo perdido, sino de un hijo ganado. Si "al escribir nos comportamos como hijos únicos", Zambra tira de una de las vetas temáticas de aquel Poeta chileno, la que ahondaba en las relaciones entre el protagonista del libro, Gonzalo, y su hijastro Vicente, con la intención de tratar de saber en qué consiste ser padre, un padre que se quiere sensible a la presencia, pero sobre todo a la ausencia del otro: "... te extraño pues. Me pasa mucho: también le pasa a tu madre: justo cuando por fin tenemos tiempo para trabajar, nos distrae tu ausencia".

Fragmentos episódicos

El narrador es un padre que vive el nacimiento de su hijo Silvestre como un acontecimiento capital que se convierte en el núcleo del libro al que van a parar todos los fragmentos episódicos de un texto que tanto puede leerse como una novela inestable o como una obra de relatos cosidos por las emociones de un padre que justifica su escritura porque sabe "que escribe los recuerdos que él [Silvestre] va a perder, como si fuera yo el secretario o el parvulario de unos infantes llamados Joe Brainard, Georges Perec y Margo Glantz y quisiera facilitarles la redacción futura de sus ‘me acuerdo’".

Zambra dibuja la diatriba del juego que será memoria en una infancia que con el tiempo será vejez

Las formas de ganar ese hijo tienen, no obstante, el olor de la pérdida porque "ser padre consiste en dejarse ganar hasta el día en que la derrota sea verdadera" y coloca al narrador ante la pregunta que recorre Literatura infantil: "¿Qué clase de espejo es un hijo?".

Configurado como la contracara de la Carta al padre de Franz Kafka, Literatura infantil bascula entre el presente del narrador y el porvenir de un hijo descrito como "la persona del futuro que eres ahora mismo" y que el narrador imagina que lee el mismo libro que el lector está leyendo.

A partir del triángulo hijo-narrador-lector, Zambra dibuja la diatriba del juego que será memoria en una infancia que con el tiempo será vejez. De ahí que esta memoria personal sobre el hijo recién nacido tenga como contrafigura la del padre del narrador especialmente presente en el fragmento Lecciones tardías de pesca con mosca

Zambra dibuja aquí el retrato de un padre retratando a un hijo creando una reflexión metaficcional muy cara en una poética que sigue mostrándose hábil para revelar los límites de unas identidades vacilantes que buscan el espacio imaginario de una memoria futura.

Escrito contra el pasado, no tiene la fuerza expresiva de Poeta chileno, pero es un libro que marca la distancia exacta entre las vacilaciones de un padre primerizo que ejerce "la paternidad con lucidez, humor y humildad" y las lecturas de un hijo que "anuncia un amplio futuro".

'Literatura infantil'

Alejandro Zambra

Anagrama

232 páginas

18,90 euros