Javier Alcázar, fundador y director de Lecturia: "Hay que dejar de decir 'hace falta' y ponerse a trabajar"

Estudiar Biblioteconomía y Documentación llevó a Javier Alcázar a ser librero, y le encantó. Desde los 15 años era voluntario en una asociación de personas con discapacidad intelectual pero, a medida que ascendía en La Casa del Libro, tenía menos tiempo. Lo echaba tanto de menos que pensó que aquella era su vocación y dejó los libros para estudiar Trabajo Social. Pero entonces eran las letras lo que añoraba.

Al descubrir la llamada lectura fácil vio "la posibilidad de fusionar las dos cosas: literatura y ayuda social". Empezó a formarse, pero la pandemia retrasó la inauguración de una joven Editorial Lecturia. "La lectura fácil es un sistema estandarizado, tiene que ver con el formato, la sintaxis, el contenido", explica.

Constancia

Javier Alcázar ha visto la necesidad de proyectos como Lecturia en la sociedad "porque es también para personas mayores, en el mundo educativo para niños y para personas que están acercándose al idioma". Requiere mucha constancia, "hay que ir puerta a puerta", pero su objetivo es dar visibilidad a la lectura fácil, normalizar estos libros y "mejorar la distribución, que puedan encontrarse en las librerías comunes".

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Por el momento, Lecturia ha publicado obras libres de derechos, aunque ya están trabajando en adquirir algunas más actuales. Albo&Zarco nació en paralelo para rescatar novelas de aventuras de los años 50, que saldrán también en Lecturia "para que toda la familia o toda la clase pueda leer un libro según sus capacidades".

Aunque aún está comenzando, es consciente de la importancia de su editorial: "Hay que dejar de decir ‘hace falta’ y ponerse a trabajar. Es arriesgado, pero merece la pena, porque beneficiará a mucha gente".