Opinión | OPINIÓN

Diana Zaforteza, la delicada y dura editora

Era persistente y tenaz. Editó a Lou Reed, por el que tuvo que pasar horas en el 'hall' del hotel donde estaba en Londres

La editora Diana Zaforteza, fallecida el pasado martes.

La editora Diana Zaforteza, fallecida el pasado martes.

La noticia del fallecimiento de la editora Diana Zaforteza, con tan sólo 44 años, ha sumergido al mundo editorial en un estado de tristeza profundo. Una muerte tan joven y de una mujer tan fuerte como delicada, produce sensaciones contradictorias. Como lo es la expresión que la mayoría de las personas que la conocíamos hemos pronunciado al saber de la noticia: "¡No puede ser!". La típica negación a una hecho veraz e innegociable.

Como si fuera ayer la recuerdo, junto a Enric Cucurella, en el restaurante Semon de Barcelona el día de presentación de aquella nueva editorial, joven, inocente, pura como era Alpha-Decay, avalada por Carmen Balcells y Jorge Herralde, nada más y nada menos. También estaba Javier Tomeo, íntimo de los dos, quien cedió varios de sus relatos que presentaron en un libro con el nombre de Los nuevos inquisidores, ahora descatalogado.

Zaforteza siempre demostró tener una fuerza que escondía bajo una supuesta fragilidad. Era persistente y tenaz. Convenció a Carmen Romero, ex de Felipe González, para que tradujera Artemisa de Anna Banti, seudónimo de Lucia Lopresti, ahora reeditado por Periférica; sedujo al agente literario con más poder, Andrew Wylie, para que le pasara manuscritos editables para la editorial que estaba a punto de crear, Alfabia, tras la ruptura con Cucurella; editó a Lou Reed, por el que tuvo que pasar horas en el hall del hotel donde estaba en Londres el cantante, y acordar la publicación de El cuervo, el último libro del músico sobre Edgar Allan Poe. Así hacía las cosas Diana Zaforteza. Máxima insistencia.

O cuando se empeñó en hacer famoso el arte del bailaor El Yiyo o popularizar la osteopatía, en la que no creía, salvadora en su complicado parto. Releer sus miles de mensajes en whatsapp me hace llorar y tener la terrible sensación de no haber estado a la altura nunca con mi querida Diana. 

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