Arqueología

La sequía en el Amazonas deja ver rostros humanos antiguos y desconocidos

Son grabados rupestres, que muestran expresiones culturales de antiguos pueblos amazónicos

La extrema sequía ha dejado ver estos particulares grabados, que nos muestran la cultura de antiguos pueblos amazónicos.

La extrema sequía ha dejado ver estos particulares grabados, que nos muestran la cultura de antiguos pueblos amazónicos. / Créditos: Michael Dantas/AFP.

Pablo Javier Piacente

Una sequía extrema en partes del Amazonas ha provocado una caída dramática en los niveles de agua de los ríos, exponiendo docenas de formaciones rocosas generalmente sumergidas: ahora, las mismas dejan ver para el asombro de los científicos numerosos grabados de formas humanas, que podrían tener alrededor de 2.000 años de antigüedad.

Científicos del Instituto Brasileño de Patrimonio Histórico han descubierto y analizado numerosos grabados rupestres que se han dejado ver por primera vez luego de un brusco descenso en el caudal de los ríos que componen una zona del Amazonas: se trata de rostros humanos de notable expresividad, que indicarían la riqueza cultural de antiguos pueblos amazónicos desconocidos.

Surgiendo desde las profundidades

Las figuras humanas tendrían alrededor de 2.000 años de antigüedad, según los estudios realizados por los especialistas. Han aparecido súbitamente luego de estar protegidas por el agua desde que se tengan registros: ahora, una sequía extrema ha reducido fuertemente el caudal y el nivel de los ríos en Brasil, haciendo visibles estas creaciones por primera vez para los ojos de los seres humanos que hoy habitan el área.

Según indica un artículo publicado en Science Alert, basado en información aportada por la Agencia France-Presse (AFP), la sequía en la Amazonía brasileña ha reducido drásticamente los niveles de los ríos en las últimas semanas. Esto ha afectado con intensidad a una región que depende de un laberinto de vías fluviales, a través de las cuales se desarrolla el transporte y se accede a los suministros necesarios para la vida cotidiana.

En este momento, las riberas de los ríos habitualmente caracterizadas por una fuerte actividad económica y de navegación, se encuentran secas y repletas de barcos varados. Pero esta compleja situación ambiental y social, motivada por una combinación de los efectos del cambio climático y del fenómeno El Niño, un patrón climático irregular sobre el Océano Pacífico que altera el clima normal, ha hecho posible al mismo tiempo el hallazgo de estos grabados, que constituyen un sitio arqueológico de gran relevancia, según los expertos brasileños.

Antiguos grabados rupestres en el Yacimiento Arqueológico de Lajes, en Brasil.

Antiguos grabados rupestres en el Yacimiento Arqueológico de Lajes, en Brasil. / Créditos: Michael Dantas/AFP.

Figuras de notable expresividad

Las figuras se encuentran en un sitio conocido como Praia das Lajes: algunas de ellos se habían avistado por primera vez en 2010, durante otro período de sequía. Pero como entonces la sequía no fue tan severa como la actual, el hallazgo fue mucho más acotado. Ahora, los grabados rupestres aparecen sobre un fondo de densa jungla, con las aguas bajas y parduscas del río Negro fluyendo cerca, en el marco de su nivel más bajo en 121 años.

Según destacaron los investigadores, la mayoría de los grabados son de rostros humanos, algunos rectangulares y otros ovalados, con sonrisas o expresiones sombrías. "El sitio expresa emociones, sentimientos, es un disco grabado en roca, pero tiene algo en común con las obras de arte actuales", indicó Jaime Oliveira, especialista del Instituto Brasileño de Patrimonio Histórico.

Los científicos creen que Praia das Lajes posee un valor inestimable para comprender a los primeros pueblos que habitaron la región, un campo aún poco explorado en Brasil. Aunque los grabados están reapareciendo ahora con el empeoramiento de la sequía, “lo más importante es recuperar el caudal normal de nuestros ríos y mantener los grabados sumergidos. Esto ayudará a preservarlos más que nuestro propio trabajo en el terreno", concluyó la historiadora Beatriz Carneiro, también integrante del Instituto Brasileño de Patrimonio Histórico.