20 años prófugo

La indiscreta vida del capo italiano que decía ser frutero en Galapagar: "Pegó al concejal que le cerró la pizzería"

Todo el pueblo conoce la historia de Manu, el nombre bajo el que se ocultaba Gioacchino Gammino: un mafioso italiano prófugo desde hace veinte años y detenido el pasado 17 de diciembre

El local de la pizzería que regentó

El local de la pizzería que regentó / A.P

Analía Plaza

Analía Plaza

"Lo detuvieron aquí delante. Él siempre estaba sentado en ese escalón, donde antes tenía la frutería. Y todo fue súper bien siempre: yo iba a por una Coca-Cola, hola, Manu, hola... Hasta que hace un mes o así, de repente voy por esta acera y lo veo. Y yo: ¡Manu, Manu! Pensé que le había pasado algo. Había mucha policía alrededor, gritando '¡que no se acerque nadie! ¡Policía nacional!', haciéndole fotos y leyéndole lo de sus derechos. Y al final se lo llevaron. Llevaba veinte años en busca y captura viviendo como una persona normal. Es muy fuerte".

Quien recrea la escena es Merche, una de las farmacéuticas de la Avenida de los Voluntarios de Galapagar. No parece quedar nadie en este pequeño pueblo de la sierra madrileña que no haya escuchado la historia de Manu, el nombre bajo el que se ocultaba Gioacchino Gammino, un importante jefe de la mafia italiana que fue detenido el pasado 17 de diciembre, según informó el diario La Repubblica.

Gammino, condenado por asociación de tipo mafioso, asesinato y tráfico de drogas, se había fugado de la cárcel de Roma en 2002 y llevaba dos décadas oculto en España, donde ya había cumplido los 61 años. Durante todo ese tiempo llevó una vida casi normal.

La detención tuvo lugar en una de las calles más céntricas del municipio, a dos locales de la farmacia. La policía, explica la joven farmacéutica, sentó a Gaminno en la repisa de una tienda de toldos que hace esquina. El italiano era conocido en esa calle porque hasta hacía menos de un año regentaba una frutería llamada El Huerto de Manu.

El local es hoy una peluquería en manos de otra persona, que dice conocerle pero no tener nada que comentar.

Antes de ser una peluquería, este local fue la frutería de "Manu"

Antes de ser una peluquería, este local fue la frutería de "Manu" / A.P

Fue precisamente una fotografía de Google Street View de El Huerto de Manu la que confirmó las sospechas de la Dirección de Investigación Antimafia de Italia, que le situaban desde hacía ya dos años en Galapagar. La casualidad quiso que el coche de Google pasara por delante del local mientras él estaba fuera, charlando con otro hombre y apoyado en la pared.

Gioacchino Gammino.

La captura de Google Maps en la que se ve al mafioso (a la derecha) / Google

"No es que nos pasemos el día mirando Google Maps para encontrar fugitivos", declaró el fiscal de Palermo, Francesco Lo Voi, a The Guardian. "Había varias investigaciones previas que nos llevaban a España. Íbamos por buen camino y Google nos ayudó a confirmar nuestras pesquisas".

Cocinero antes que frutero

Gaminno —o Manu, como todo el mundo sigue refiriéndose a él— es popular en Galapagar. El municipio, rodeado por urbanizaciones de adosados y grandes chalés, cuenta con una parte antigua y céntrica.

Antes de abrir la frutería, justo al lado de la plaza de la iglesia y centro del pueblo, Gaminno tuvo un restaurante de pizzas: La Cocina de Manu. Está a pocos metros, en otra plaza cercana que cuenta con un Todo a Cien, una carnicería y un local de apuestas en el que el italiano pasaba parte de su tiempo.

Publicidad de La Cocina de Manu

Publicidad de La Cocina de Manu / EPE

"Cuando tenía la pizzería venía mucho a comprar aquí. Era conocido, al menos entre los comerciantes", cuenta la dependienta del Todo a Cien, aún perpleja por la noticia, que ha llegado esta semana a los medios españoles y ha corrido como la pólvora entre los vecinos. "Se hizo un poco más conocido cuando agredió al concejal del PP, pero sin más".

En 2018, Gammino pegó un puñetazo a Ángel Camacho Lázaro, concejal del PP entonces responsable de Ordenación del Territorio, Urbanismo y Medioambiente, cuando ambos se encontraban en la administración de lotería.

Lo hizo, cuentan las crónicas de la época, al grito de "¡Tú eres el concejal que me ha arruinado el negocio! ¡Te voy a arruinar la vida y te voy a matar!". Las cámaras grabaron la escena.

"Por lo visto le cerró el horno de la pizzería y le arreó", resume la farmacéutica. "Yo creo que eso fue lo que le empezó a traer problemas".

Como responsable del ramo, Camacho, que ha declinado hacer declaraciones a este periódico, había cerrado el horno de leña del mafioso pizzero por poner la salida de humos en el patio de luces y molestar a los vecinos.

El concejal, ahora en la oposición, tuvo que llevar collarín tras la agresión. Gammino fue condenado a una multa de 1.500 euros y a pagar otros 325 euros de indemnización. Pero escribió una carta de disculpa.

Según ha declarado Camacho al diario ABC, "cuando me enteré de su detención y de quién era realmente sí que pensé que podría haberme matado. Me dio un vuelco al corazón. Lo curioso es que hace un año tuvimos el juicio y utilizaba una identidad falsa [Vincenzo] que ni siquiera en el juzgado causó sospechas".

Actual restaurante en el local en el que antes estaba la pizzería

Actual restaurante en el local en el que antes estaba la pizzería / A. P

Pancho es el empresario que cogió el local de la pizzería cuando esta cerró. Ahora es un local de comida latinoamericana llamado Sabores Latinos.

"Le pagué un traspaso de 20.000 euros hace tres años. Él habló con un hermano mío y se lo ofreció diciendo que ya estaba muy cansado del restaurante. Creo que es porque ya tenía la frutería", rememora. "Era un señor muy agradable y que hacía muy buenas pizzas. El día que lo detuvieron había pasado por aquí a saludar".

Gammino vivía en Galapagar con su mujer, dominicana, y la hija de ambos, de trece años.

"Es un canteo. Es un tío al que conocemos de toda la vida, que te veía y te decía 'eh, chaval', que nunca te hablaba mal", añade un joven del pueblo mientras toma un café con leche en el local de apuestas. "Aquí somos pocos y nos conocemos todos. Muchas veces estábamos ahí fuera y nos sacaba cachos de pizza. Yo llegué a pedirle trabajo, por si necesitaba a alguien para repartir".

Este viernes, frío pero soleado y lleno de gente en las terrazas de la plaza, se pudo ver en el pueblo a dos de los seis hermanos de Gammino. Su hermana Giovanna, concretamente, atendió airada a la prensa en italiano asegurando que Gioacchino es inocente y que tiene una sentencia italiana que le absuelve de todos los cargos mafiosos para demostrarlo. Pero al cierre de este artículo no había mostrado la sentencia ni respondido a varias llamadas de este diario.