LA VIDA CONTIGO

Los dueños de galgos y otros perros de caza, sobre la Ley de Bienestar Animal: "Se han quedado fuera los más vulnerables"

El proyecto de ley, que se encuentra ahora en el Senado, podría aprobarse pronto

Los cazadores defienden que sería imposible continuar con la actividad cinegética de incluir en el texto a estos ejemplares

Ulla, la perra adoptada por Virginia que venía del Vampiro de Humanes

Ulla, la perra adoptada por Virginia que venía del Vampiro de Humanes / EPE

María G. San Narciso

María G. San Narciso

El galgo es una raza de perro que está considerada donante universal, por lo que puede donar sangre a cualquier otro animal. El llamado Vampiro de Humanes, un hombre que se hacía pasar por veterinario y que durante años fue referente de transfusiones en España, vendía cada 400 ml a 85 euros. Las clínicas veterinarias pensaban que así estaban salvando a otros perros, pero en 2022 la Guardia Civil clausuró su negocio tras tener constancia de que podría estar matando a esos canes. Su juicio aún está pendiente, pero fuentes del Seprona que llevaron a cabo la investigación contaron a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA que tenía a los galgos "hacinados en unas condiciones imposibles de justificar". Al parecer, se hacía pasar por un salvador cuando en realidad lo que hacía era sacrificar estos ejemplares para sacar la máxima rentabilidad posible a su sangre. Pudieron salvar a 266 animales, pero tenían constancia de la muerte de otros 250. Una de esas supervivientes es Ulla, cuya dueña Virginia la ha adoptado para regalarle una nueva vida, igual años atrás hizo con su galga Annie, que había sido abandonada. Por eso ahora asegura que no entiende cómo es posible que este tipo de perros no hayan entrado dentro de la Ley de Bienestar Animal.

Vive en un piso cerca de el Parque de El Retiro, donde sus perras se han pegado sus buenas carreras. "El galgo en la casa es parte del decorado. No necesita dar vueltas por la casa. Es como un deportista de élite: no está todo el rato moviéndose pero, cuando sale a entrenar, se machaca durante unos minutos, que son muy cortos y a una gran velocidad", explica. La primera galga la tuvo hace 20 años, en un momento en el que apenas se veían estos animales en España porque las asociaciones preferían mandarlas en adopción a otros países de Europa. Venía con problemas de salud. Le tuvieron que cortar la cabeza de fémur y tenía rajas por varias partes del cuerpo. Algún amigo cree que podría haber sido utilizada para peleas de perros, pero no hubo manera de confirmar eso. En un primer momento, la acogió para cuidarla los primeros tres meses hasta que la pudiera adoptar una familia, pero nunca salió de casa. A los cuatro meses era una perra nueva. Duró 13 años con Virgina, más los que ella tuviese.

Ulla, por su parte, tiene más problemas de salud mental. Ya ha pedido cita en la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid para atenderla, y está segura de que conseguirá que, al contrario de la fotografía que ilustra este reportaje, no haya que cogerle la cara por lo temerosa que es. "Cuesta compensar las burradas que le han hecho saliendo de donde sale. No es tan fácil", asegura.

Gema también tiene "galguitis". La cosa vino porque ella veía Los Simpson con su marido y él quería un perro como en la serie. Así que adoptaron a Turbo hace diez años. "Tuve la suerte de que era un cachorro que habían encontrado en la basura, pero afortunadamente no había sufrido. Incluso era súper divertido", explica. Tuvieron también otro perro que era una mezcla de podenco con bretón y que, al morirse, dejó a "Turbo muy triste". Adoptaron a un segundo galgo, Samy, y ahora son inseparables. Este, que tiene ocho años, "venía de un cazador con cartilla. Estaba gordito y venía fuerte. Afortunadamente no tiene muchos miedos, pero debía de ser un deshecho para ellos", lamenta. ". 

Las asociaciones preferirían que no hubiera ley

Todas estas adopciones las hicieron gracias a Cristina García Moreno, a la que Gema llama "un ángel de los galgos" y agradecen tener unos perros "tan leales, nobles y buenos". Es la fundadora de Galgos Sin Fronteras y al igual que su amiga Anna Clements, directora y cofundadora de SOS Galgos, no comprenden la decisión final de apartar de la ley a estos animales, máxime cuando consideran que son los que más protección necesitan. "La solución hubiera sido que no se aceptara. Retirar la ley no hubiera sido ningún fracaso. Así no puede salir: es discriminatoria para personas y para animales", apunta García Moreno. Clements afirma que los galgos que se encuentran están "muy desnutridos y desconfiados porque han sufrido maltrato psicológico". Declara que vienen con un trauma de haber malvivido en condiciones deplorables. Ellas, afirma, solo ven las consecuencias y se enfrentan a la "miseria diaria de tener que buscar fondos hasta debajo de las piedras para ayudar a pagar las facturas que generan el ayudarlos.

En un primer momento, la norma sí incluía a los perros de caza, pero el PSOE presentó en septiembre una enmienda para excluirlos como guiño al medio rural. Para Podemos y otros socios de investidura esto era línea roja. Pero el jueves 9 de febrero, el proyecto de ley salió adelante con sus votos en el Congreso. Este mismo viernes ha entrado el Senado. Los grupos parlamentarios disponen como máximo hasta el día 23 de febrero para presentar enmiendas. Ahora, la Cámara Alta cuenta con un plazo de 20 días para la tramitación del texto, ya que se tramita como procedimiento urgente.

Sergio García Torres, director general de Derechos Animales, explica que la omisión de estos animales en el texto se debe a la alianza del PSOE con el PP y VOX. "Entendemos que con la presión de la Federación Española de la Caza (que cuenta con 337.000 federados afiliados cotizantes), que es un sector muy grande para el grupo socialista", expone. Con todo, explica que esta normativa es de bases: no obliga a las comunidades autónomas a máximos, pero sí a mínimos. Por lo que hay si hay normativa autonómica que proteja más a estos animales, se aplicaría.

Pero, ¿qué hubiera supuesto el haber entrado en la ley? Pues que "todos los sistemas y herramientas de tenencia responsable que se plantean en la normativa sería aplicables para ellos. De hecho, antes de que el PSOE presentase la enmienda de exclusión de estos perros, ya existían una serie de excepciones para las diferentes actividades para las que se utilizan perros, para que no se pudiese mermar su realización", asegura García Torres. "Yo parto de la base de que la mayoría de cazadores tratan bien a sus perros, porque conviven con ellos a diario y juntos realizan la actividad que les gusta. No entiendo bien el beneficio de no estar dentro de lo que marca este proyecto de Ley de Bienestar Animal para los propietarios de esos perros o para ellos mismos. El hecho de estar incluidos significa tener más garantías y el cumplimiento de una serie de cuestiones, como que no puedan pasar más de un número de horas solos", apunta por su parte José Miguel Doval, presidente de la Real Sociedad Canina.

Los cazadores discrepan

Sin embargo, los cazadores no opinan lo mismo "Si los animales de trabajo pasasen a ser considerados como mascotas, probablemente sería imposible que siguieran realizando las tareas que vienen haciendo", afirma el presidente de la Real Federación Española de Caza, Manuel Gallardo Casado, que menciona desde los perros de rescate hasta los de caza.

"De no haber sido excluidos, todos los sistemas y herramientas de tenencia responsable que se plantean en la normativa sería aplicables para los perros de caza", apunta Sergio García Torres

En el caso concreto de la actividad cinegética, el presidente de los cazadores apunta que la misma lleva implícita que estos animales puedan sufrir daños en sus labores o ser embestidos por un jabalí, entre otros percances. "Son circunstancias propias de la caza, pero habrías podido ser acusado de maltrato en cualquier momento", apunta. Y lo mismo ocurre, según dice, con la obligación que establece la norma sobre educar al perro para no hacer daño a otros animales (en la caza sería imposible); criar sin estar registrados como responsables de la actividad de la cría de animales de compañía (en este punto, Gallardo Casado aduce que alguna raza se extinguiría, como el Perdiguero de Burgos); o la prohibición de mantener de forma habitual a los perros en patios. Mantener permanentemente localizado e identificado al animal, como marca el proyecto de ley, también asegura que sería imposible.

"No se trata de bienestar animal sí o no. Nosotros somos defensores de ese bienestar y detractores del maltrato animal; se trata de meter a todos los animales en el mismo baúl. Es una ley absolutamente urbana, escrita y pensada por personas que no conocen bien el rural", denuncia.

Sin datos oficiales

Uno de los problemas es que en España no hay estudios que indiquen a ciencia cierta cuántos perros son abandonados al año. De ahí el cruce de reproches y de datos totalmente distintos entre los diferentes sectores. Tendría que ser sencillo saberlo, ya que los perros que se utilizan para la caza deben llevar, por ley, su correspondiente chip y cartilla. El control de que eso efectivamente se haga lo lleva a cabo las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, pero suele ser de forma aleatoria.

"Es cierto que existen muchos casos en los que los perros provenientes de la actividad cinegética tienen graves maltratos y graves deficiencias en cuanto a su tenencia responsable. Esa es una de las cuestiones que, estando dentro de la ley o no, tiene que cambiar", asegura el director general, que afirma que aún queda camino para estos animales. Muchas protectoras y asociaciones de animales también denuncian que cuando se termina la temporada de caza, como ahora, aparecen más perros de razas que se utilizan para ello.

"Es una ley absolutamente urbana, escrita y pensada por personas que no conocen bien el rural", asegura la Real Federación Española de Caza

"Ahora está habiendo una buena racha de perros abandonados, sobre todo podencos. También nos han entrado tres dogos argentinos. Los han dejado en la carretera, provocando accidentes. Los hay que están dando vueltas porque no se han podido coger todavía. Lo sabemos porque nos avisan, pero están tan asustados y hambrientos que no se dejan coger hasta que están en las últimas y ya se pegan a cualquier contenedor", asegura Isabel Ríos Sánchez, tesorera de la Asociación Sociedad Protectora de Animales de El Burgo (Sevilla), una zona con reala de caza mayor alrededor y, dice, "muchos cazadores con muy poquito corazón".

Sin embargo, el presidente de la Real Federación Española de Caza lo niega. Menciona el 'Estudio sobre Abandono y Adopción de animales de compañía del año 2021' publicado por la Fundación Affinity, donde se establece que "no existen grandes diferencias en el número de perros recogidos en los diferentes meses del año". "Yo voy por los pueblos de este país y en ningún momento veo en la carretera animales ni un solo ahorcamiento, como también se dice. Hay un discurso muy manipulado, muy interesado, totalitario y que pretende criminalizar a gente honesta y honrada", asegura Gallardo Casado, que cree que el fin de todo esto es terminar con la caza.

Ni las protectoras, ni los animalistas, ni los dueños que han adoptado a perros utilizados para la caza piensan así. A lo que aspiran ellos es que estos animales tengan los mismos derechos a una "vida digna" que las mascotas. Pero, como aún pasa entre los seres humanos, en lo que no siempre hay consenso es en qué significa realmente esto.