NAVARRA

El 'Cinema Paradiso' que se conserva intacto y funcionando en un caserío del Pirineo 80 años después

Isaba, un municipio de apenas 400 habitantes de Navarra, cuida con mimo un tesoro desde la primera mitad del siglo pasado

Su cine, el último de los Pirineos, tiene más de 130 butacas y sigue proyectando películas

"El cine lo llevamos en el ADN", asegura el alcalde de Isaba, donde Armendáriz grabó dos películas

Cuando subes los escalones rumbo a la estrecha buhardilla -"ojo con la cabeza"-, donde se encuentra el proyector antiguo, de 35 milímetros, de bobinas, es inevitable sentirse como Toto, aquel niño vivaracho e inocente que se hizo mayor en el cine de ‘Cinema Paradiso’. En la angosta sala no está Alfredo, el entrañable (y bigotudo) proyeccionista de la película, pero el antiguo proyector y los carteles desplegados por las paredes te llevan a sentirte protagonista de la película ganadora del Oscar al mejor filme extranjero en 1988.

El cine está en nuestro ADN”, explica con orgullo Carlos Anaut, el alcalde de Isaba, el pequeño pueblo del Pirineo navarro de apenas 400 habitantes que guarda esta joya en un caserío de piedra enorme junto a la Iglesia. “Tiene más de 80 años, pero no tenemos registros de cuándo exactamente pudo construirse”, recuerda el alcalde, que lo conoció de chico y aprendió a amarlo y cuidarlo, como todo el pueblo. “Estamos muy orgullosos de él, lo apreciamos, lo mantenemos con mucho cariño”.

Imagen del caserío de Isaba donde se encuentra el último cine del Pirineo.

Imagen del caserío de Isaba donde se encuentra el último cine del Pirineo. / ALBA VIGARAY

Nada hace sospechar cuando se llega a la puerta, donde en un bello cartel de madera de haya está tallado ‘Cine/Zinema” -el cartel lo hizo en su día Anaut, que fue carpintero antes de jubilarse-, que uno se va a encontrar lo que se encuentra. Tras la entrada, a la derecha, hay una taquilla de las antiguas, con su cortina de terciopelo, que sirve de antesala a un vestíbulo donde decenas de carteles antiguos de películas que en su día se proyectaron: 'Cantinflas’, ‘Lo que el viento se llevó’ o ‘Los dientes del diablo’, además de fotografías de mitos del cine como Marlon Brando o Sofía Loren. [VEA IMÁGENES]

Reformas

Del techo cuelgan dos butacas antiguas. En el interior, de techos altos, hay dos plantas con más de 130 butacas de espuma, además de un escenario donde se representan también obras de teatro o funciones. La instalación está limpísima, inmaculada. Los pocos desconchones que tiene la pintura de las paredes, de color salmón, le dan incluso más magia al lugar. En los últimos años, en parte con presupuesto municipal, se sustituyeron todos los asientos por unos nuevos, además de renovarse la nueva instalación eléctrica para ofrecer más calidad lumínica y un consumo más eficiente con financiación del Departamento de Desarrollo Económico y Empresarial del Gobierno de Navarra.

El alcalde en funciones de Isaba, Carlos Anaut Abadía, posa en la segunda planta de asientos de butacas del cine.

El alcalde en funciones de Isaba, Carlos Anaut Abadía, posa en la segunda planta de asientos de butacas del cine. / ALBA VIGARAY

 Sin duda, el habitáculo donde está el antiguo proyector, es el más especial del recinto. “El cine ha pasado por muchas fases; ahora es todo digital, pero antes era con carbones”, explica el alcalde en la pequeña sala, donde se guardan antiguas bobinas, y también decoran las paredes los carteles de películas proyectadas que antiguamente llegaban con las películas. Una colección que bien podría estar en un museo. ‘Mejor imposible’, ‘Star Wars’, ‘Una noche en Casablanca’... “Aquí siempre echamos películas buenas”, tercia Anaut en una sala que vio llegar antaño los rollos de celuloide en sacos de tela desde Pamplona o Bilbao.

"Mira lo que tenemos aquí", muestra con orgullo Anaut dos claquetas del rodaje de dos películas que tuvieron lugar en Isaba, 'Obaba' y 'Secretos del Corazón', ambas de Montxo Armendáriz, un amante de este pueblo navarro, uno de los primeros en generar electricidad propia.

Ventana al pinar

De los pequeños ventanucos de la sala alta de butacas se puede ver hoy la niebla que cubre los bellos pinares de los montes cercanos. Incluso si uno se acerca más y mira hacia abajo se ven unas enormes acelgas que parecen pulpos en el huerto de un vecino del pueblo, lo que confiere aún más magia a este templo del cine.

El pasillo de subida a la segunda planta del cine de Isaba.

El pasillo de subida a la segunda planta del cine de Isaba. / ALBA VIGARAY

- ¿Y qué cuando echáis una peli?, preguntan con curiosidad al alcalde dos vecinas de Urzainqui, el pueblo de al lado, al cruzárselo en una cafetería del pueblo.

El cine, que funciona con voluntarios del municipio -lo gestiona la asociación Cultural de Amigos del Cine-, suele hace dos proyecciones a la semana en verano, sobre todo en agosto, cuando la afluencia turística al pueblo, y al precioso valle del Roncal, es mayor. Durante el año, se proyectan películas algunos fines de semana o durante la programación de ciclos. “Viene gente de cualquier sitio del valle, y de toda España. Una vez vino una señora de Sevilla que estaba de vacaciones y se sorprendió mucho”, revela al alcalde.

De entrada se cobran tres euros, que van para el mantenimiento de la instalación, que montó en su día la Iglesia, como en muchos pueblos. De hecho, en la fachada hay un cartel en recuerdo de José María Labiano, el sacerdote que impulsó el cine en los años 50, aunque también se recuerda con mucho afecto al cura Jesús Arbeloa, que fue el que hizo la gran transformación del patio de butacas. Un trabajo valorado y respetado con mimo por sus sucesores.

Detalle de la sala de proyecciones del cine de Isaba, el único existente en el Pirineo.

Detalle de la sala de proyecciones del cine de Isaba, el único existente en el Pirineo. / ALBA VIGARAY