EMPRESAS

El auge de las empresas que piden dinero a sus fans a cambio de acciones: "Tiene mucho riesgo"

Empresas sin negocio consolidado piden dinero a sus clientes a través del 'equity crowdfunding'

En estas operaciones, los inversores profesionales suelen asegurarse de tener mayores privilegios que los particulares

Aleix Puig y Oriol de Pablo, cofundadores y co-consejeros delegados de Vicio.

Aleix Puig y Oriol de Pablo, cofundadores y co-consejeros delegados de Vicio.

Analía Plaza

Analía Plaza

Una cadena de hamburgueserías en plena expansión quiere recaudar entre uno y cuatro millones de euros. Pide dinero a inversores particulares que pongan un mínimo de cuarenta euros. A medida que metan más no solo aumentan su participación en la compañía, sino que obtienen mayores recompensas. A saber: con 4.000 euros o más, el inversor podrá probar las nuevas hamburguesas antes que nadie y ser un "posible invitado" a las fiestas corporativas.

No es que necesite el dinero, asegura, porque hace pocos meses recibió 17 millones de fondos de inversión profesionales. Es más: entre los accionistas de estos fondos están los futbolistas Lionel Messi y Antoine Griezmann. Teniendo a Messi en el accionariado, ¿quién necesita pequeñas aportaciones individuales? "Podríamos haber aceptado más dinero de inversores institucionales, pero si vosotros habéis hecho grande esta marca, lo mínimo es que también sea vuestra, ¿no?", dice dirigiéndose a potenciales inversores.

Fundada por Aleix Puig, ganador de la séptima edición de Masterchef, y el empresario Oriol de Pablo, Vicio es la última empresa que ha pedido financiación a sus clientes y admiradores. Lo hizo a finales de mayo a través de Crowdcube, una plataforma de origen británico especializada en este tipo de operaciones, llamadas equity crowdfunding. En el crowdfunding tradicional, proyectos incipientes (libros, películas o productos novedosos) piden dinero para poder llevarse a cabo. El equity crowdfunding es un producto de inversión: al entrar, el interesado se convierte en accionista. Si la empresa se vende o sale a Bolsa, puede ver multiplicada su aportación. Si no, perderá el dinero.

"En el equity crowdfunding, lo habitual son empresas que aún no acceden a inversores de capital riesgo institucional", explica el abogado especializado en capital riesgo David Miranda. "Pero es verdad que empresas como Vicio o Heura han levantado capital de inversores institucionales y acceden a este tipo de financiación. Tiene sentido: es una manera de fidelizar. Cuando alguien se considera propietario de la empresa, es más fácil que sea prescriptor. Les sirve para ampliar la base de potenciales consumidores".

Pedir dinero para hacer marketing

Las campañas para captar fondos y convertir a clientes en pequeños accionistas suelen ir acompañadas de grandes despliegues promocionales. Vicio —que cuenta con directores de arte y un equipo creativo— anunció su crowdfunding en prensa semanas después de contar que tenía el apoyo de Messi, además de publicar un vídeo animando a invertir. Funcionó: en pocas horas superaron, según los datos de la plataforma, el objetivo previsto. En la semana que estuvo abierta la ronda, recaudaron un total de 1,8 millones de 1.639 inversores. Esto es, una media de 1.144 euros por inversor. Prevén destinar los fondos a continuar expandiéndose por ciudades españolas. Además de Madrid y Barcelona, ya están en Valencia, Palma, Zaragoza, Sevilla y Málaga.

"Hasta hace unos años, la narrativa que imperaba era que a estas plataformas llegaban los proyectos que no conseguían inversión profesional", dice Nacho Ormeño, fundador de StartupXplore, plataforma española que coinvierte junto a los particulares en los proyectos que publica. "Pero bien usado, cuando tienes una comunidad de clientes y proveedores que quieren ser partícipes de tu empresa, tiene todo el sentido". Ormeño recomienda diferenciar bien entre las recompensas (en este caso, las hamburguesas e invitaciones a fiestas) y las acciones como tal. "¿De dónde vas a sacar el beneficio? Es como si al comprar acciones de Telefónica te regalaran la fibra y una cena con Pallete", bromea.

Según dice la propia empresa, quienes inviertan lo harán "para formar parte de Vicio". El experto en marketing José Luis Antúnez coincide. "El crowdfunding es una acción para fortalecer los sentimientos de pertenencia", dice. "Por mi experiencia, el importe que invertirá cada persona será de poco riesgo. Habrá muy poca gente que invierta más de mil euros".

Aunque la fórmula lleva años en España —y está regulada por ley desde 2015—, las rondas más sonadas son de los últimos tiempos. BNext, un banco digital, levantó 2,3 millones de más de cuatro mil inversores particulares en 2019. Seguía la estela de otros 'neobancos' extranjeros, como Monzo, que hasta la fecha ha captado más de veinte millones por esta vía. Muroexe, una firma española de zapatillas que cerró tras la pandemia, protagonizó ese mismo año la mayor ronda de equity crowdfunding hasta la fecha: 2,5 millones. Hannun, una empresa de muebles 'sostenibles', captó 190.000 euros en StartupXplore y un millón en Crowdcube antes de salir a cotizar al BME Growth, la 'Bolsa de las pymes'. Y justo antes de Vicio fue Heura, una popular empresa de 'pollo vegano' que ya lleva tres rondas: más de 10.000 particulares, según los datos de Crowdcube, han puesto un total de 11,7 millones de euros.

Su trayectoria es similar a la de Vicio: ambas son empresas de alimentación, ambas tienen ya inversores profesionales, ambas dedican buena parte de sus recursos a forjarse una imagen rebelde, ambas han atraído a futbolistas y famosos y ambas han acudido a Crowdcube. Ambas, además, salen con números rojos: Heura acumula varios ejercicios en pérdidas (en 2022 perdió 16 millones de euros, según se desprende de su última presentación) y Vicio, aunque multiplicó por seis su facturación en el último ejercicio, registró pérdidas como consecuencia de su rápida expansión y desembolso en publicidad.

Puedes perder toda la inversión

Por la propia naturaleza de las empresas que acuden a financiarse —startups, empresas emergentes cuyos resultados aún no son sólidos—, lo más probable es que los inversores particulares no recuperen el dinero. Los inversores profesionales de capital riesgo asumen que, de cada diez inversiones, solo una o dos saldrán bien. En Crowdcube, solo 60 de las 1.038 empresas que han abierto ronda han dado retornos a sus accionistas. Son más las que han cerrado (el 14%, 145). El resto, unas 800, siguen activas.

"Cuando te registras en una de estas plataformas ya te avisan de que puedes perder todo el dinero. Entras en empresas emergentes: nueve de cada diez fracasan. En principio, lo bueno que tienen casos como Heura o Vicio es que están validadas por inversores institucionales", continúa Miranda. "Pero por eso la CNMV protege al inversor minorista, para que no invierta todo su capital".

Aunque la ley de 2015 establecía un límite de 10.000 euros de inversión al año para no profesionales, la transposición del reglamento europeo aprobada en 2022 elimina dichos límites y establece "determinadas salvaguardas" para los "inversores no experimentados", según explican fuentes de la CNMV. Entre otras, una "prueba inicial de conocimientos y simulación de la capacidad de soportar pérdida, además de las diferentes obligaciones de información". Una de estas informaciones es la "advertencia de riesgo" para inversiones superiores a 1.000 euros. Este es el mensaje que aparece en Crowdcube cuando pasas de esa cantidad (con menos, no sale).

Por otro lado, conviene que los particulares lean la letra pequeña y sean conscientes de en qué tipo de accionista se van a convertir, porque hay clases. "Los inversores institucionales siempre piden acciones de carácter preferente", abunda Miranda. ¿Esto qué significa? Que los fondos profesionales tendrán, en la mayoría de los casos, ciertos privilegios por si las cosas salen mal (lo más probable) y la empresa no se vende o sale a Bolsa con una valoración superior a la esperada.

Marc Coloma, fundador de Heura.

Marc Coloma, fundador de Heura. / Heura

"Los más comunes son el derecho preferente de liquidez y el de antidilución. El primero consiste en que, a la hora de vender la compañía, el primero que cobra es el preferente. Si yo pongo un millón cuando la empresa vale diez millones, tengo el 10%. Si se vende por cien millones, cobro diez. Si se vende por cinco millones, me corresponde medio millón. Pero como tengo derecho preferente me llevo un millón y el resto se lo reparten el resto de accionistas. Es una protección por si las cosas van mal. Si van bien, no se aplica", continúa el experto.

El derecho antidilución, por su parte, "es una protección que tienen los inversores institucionales previos en caso de que la compañía haga una ronda a una valoración más baja. En ese caso, la compañía debe compensarles por esa pérdida de valor".

Esta información aparece en los folletos que las empresas cuelgan en sus campañas. Tanto en el último crowdfunding de Heura como en el de Vicio, son documentos en inglés. En Heura, los inversores compran acciones de clase B. Por encima de ellos hay inversores de clase A que, si la empresa se vende por menos de lo previsto, cobrarán antes.

Las hamburguesas de Vicio, un plan a prueba de bajones.

Las hamburguesas de Vicio, un plan a prueba de bajones. / Vicio

En Vicio, los nuevos accionistas poseerán acciones ordinarias (ordinary shares). Si la empresa se vende, los inversores de clase A tienen derecho a cobrar 16 millones de euros antes que nadie; después, los inversores que entraron al principio tienen derecho a cobrar 5 millones de euros. Si la empresa se vende por más, estos inversores cobrarán lo que pusieron y seguirán participando en el reparto hasta multiplicar por dos o por tres su inversión.

Los accionistas ordinarios —entre otros, los del crowdfunding— solo serán tratados en igualdad de condiciones cuando eso suceda. "El que tiene más riesgo siempre es el accionista ordinario", dice Miranda. "Pero si la compañía se vende por mucho dinero, ganan todos".

"Se puede hacer crowdfunding de otra manera: poniendo en igualdad de condiciones el ahorro de pequeños inversores con el de los fondos", valora Ormeño. "¿Acaso no es del mismo color un billete de 50 euros aportado por un fondo que el aportado por un minorista?". Si él fuera emprendedor, añade, "la reflexión que me haría es si a mi comunidad le estoy haciendo un favor o una faena".

Si las empresas piden dinero a sus fans para hacerles sentir parte de la marca pero lo más probable es que no les devuelvan ese dinero nunca, ¿no es contraproducente para ellas?

"El futuro está por escribir, pero desde el punto de vista económico, no suelen salir los números. Hay que verlo más como una donación, como que estás apoyando una causa", continúa. Recuerda Ormeño, en cualquier caso, que sí ha habido casos positivos. "En la ronda de Hannun en Startupxplore, los inversores multiplicaron por 4,5 su inversión. Les vimos recorrido". El banco digital Revolut o la cervecería Camden Town son otros de los casos que Crowdcube recoge en sus historias de éxito.