La lluvia preside una noche descafeinada de protestas frente a Ferraz

Desde las siete de la tarde de este viernes, los manifestantes contra la amnistía han vuelto a ocupar las calles aledañas a la sede del PSOE en Ferraz. Ataviadas con banderas de España, carteles acusando a Pedro Sánchez de traición y un repertorio de proclamas mezcladas con el ya clásico "que te vote Txapote", miles de personas - unas 4.000, según la Delegación del Gobierno- han llenado por octava jornada consecutiva la intersección con Marques de Urquijo frente a un fuerte dispositivo policial.

Entre "Pedro Sánchez, hijo de puta", "Felipe, cabrón, defiende tu nación" y "España no se vende, España se defiende", los manifestantes no han cesado en sus protestas al Gobierno y la monarquía a pesar de la lluvia que ha acompañado casi toda la noche. En medio de un ambiente cargado de intensidad desde primera hora, los gritos se han entremezclado sin cesar con mensajes de todo tipo. Varias personas de más edad y jóvenes de Revuelta, el grupo juvenil de Vox, han copado desde bien temprano la primera línea de una concentración que ha acabado resultando mucho menos conflictiva que en días previos.

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Al principio de la manifestación, la apariencia de unión y calma entre los presentes se ha visto fugazmente interumpida cuando el levantamiento de carteles con el mensaje 'Libertad presos patrióticos', en alusión a las decenas de detenidos estos últimos días, ha sido contestada por el grito de una mujer que sirviéndose de un altavoz, ha afirmado que "los ultras no son presos patriotas".

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Insultos contra el rey, cánticos contra la izquierda y gritos xenófobos

Coincidiendo con la caída de las primeras gotas de agua de la anunciada lluvia, algunas banderas con la cruz Borgoña han empezado a asomar cerca del frente. Lejos de bajar los ánimos, el agua ha reavivado la potencia de los cánticos, los "¡Viva España" y los "puto rojo el que no bote". En un giro irónico, los concentrados han versionado el mítico cántico antifascista de la defensa de Madrid para gritar al cielo de la capital que "Madrid será la tumba del sanchismo".

Los insultos contra el presidente socialista en funciones, principal diana de los manifestantes, han dejado paso periódicamente a soflamas contra Puigdemont, Otegi y el Rey, al que algunos de los presentes han conminado a actuar - sin dejar claro en qué sentido- al grito de "¡Felipe, échale huevos!". En la misma línea, cada poco tiempo la multitud ha intercalado mensajes xenófobos coreando "España cristiana, no musulmana" y "con los moros no hay huevos".

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La llegada de las 22:00 marca el cambio de tono de la protesta

Con el intermitente arreciar de la lluvia, los carteles y las insignias de Revuelta han ido desapareciendo, sustituidos por nuevas banderas de España con el escudo recortado y la llegada de más personas jóvenes a la primera línea, incluido el hombre equipado con la indumentaria de los tercios de Flandes que no ha faltado a la cita desde el pasado lunes.

La policía ha respondido a estos cambios situando más efectivos frente al cordón. Tras unos minutos de calma y menor intensidad en los cánticos, la aparición primero de un manifestante cubierto con un casco de moto profiriendo gritos a la polícia y, después, de un joven que se ha encaramado a un semáforo sosteniendo un cartel con la cara de Sánchez con los ojos tapados y el lema "Un buen Gobierno obedece" ha reavivado el ambiente. La multitud se ha arrancado a aplaudir, cantar y dar botes de nuevo.

Poco después, la protesta, que hasta ese momento se había desarrollado de manera pacífica, se ha tornado más bronca con el lanzamiento de petardos, latas, cristales y botes de humo contra la policía y los periodistas. Al igual que en jornadas anteriores, las 22:00 horas han marcado el cambio de tono de los manifestantes, en una estrategia que apunta a coordinada. Especialmente teniendo en cuenta que, horas antes, cuando un grupo de los presentes había comenzado a alterarse, un joven gritó desde la multitud: "¡Calmaos, chavales, todavía no es la hora!".

Lanzamientos de objetos y petardos contra la policía y la prensa

Los antidisturbios han respondido a los primeros lanzamientos de objetos y pirotecnia equipándose con cascos, adelantando los furgones y pidiendo a la gente que dejase de tirar cosas. A este primer aviso le ha seguido la orden de disolverse, repetida en varias ocasiones por megafonía sin causar ningún efecto entre los manifestantes. A partir de este momento, el resto de la noche ha transcurrido en una suerte de calma tensa interrumpida de cuando en cuando por nuevos lanzamientos de botellas, más petardos y alguna bengala.

La prensa apostada a ambos lados del cordón policial ha sido el principal objetivo de este rachear de proyectiles. En varias ocasiones, los periodistas se han visto obligados a refugiarse de la pirotecnia y las botellas arrojadas contra ellos; una de las cuales ha impactado en la cara de un enviado de La Sexta, provocándole un pequeño corte sobre el labio superior. Previamente, unos manifestantes habían zarandeado e increpado a los trabajadores de la cadena, obligando a otros a intervenir en su defensa. Además de estas agresiones, las acusaciones de manipulación contra la prensa han sido una constante durante toda la noche.

Calma tensa hasta el final

Aunque en varias ocasiones ha sobrevolado el ambiente la amenaza de una escalada de la tensión, como cuando algunos de los presentes ha decidido quemar el cartel con la cara de Sánchez colgado del semáforo, no ha llegado a producirse un enfrentamiento. Los efectivos de los antidisturbios han mantenido la posición todo el tiempo y los manifestantes no han intentando romper el cerco.

Paulatinamente, la lluvia y la ausencia de respuesta han ido diluyendo los ánimos, que en ningún momento ha llegado a caldearse tanto como en jornadas anteriores. Sobre las 23:00, gran parte de los manifestantes han ido abandonando el lugar, dejando tras de sí a un grupo cada vez más reducido de personas más exaltadas, algunas de ellas con la cara tapada. Durante la hora restante hasta la medianoche, momento en el que la policía ha comenzado a desmontar el operativo sin más incidentes, la decreciente multitud ha aprovechado el tiempo para entonar el 'Cara al sol', corear el nombre de José Antonio Primo de Rivera, cantar el cumpleaños feliz, gritar vivas a España, increpar a la policía cada cierto tiempo y repasar los distintos cánticos acuñados durante estos días.

Vecinos preocupados por los altercados

"Nos cuesta más entrar y salir de casa porque hay un control por parte de la Policía para saber si eres residente o no" explica Antonio, de 21 años. Un joven que vive cerca de Ferraz y que estos días ha tenido que esquivar las numerosas manifestaciones para llegar a su piso. "Está todo el barrio colapsado y yo estoy un poco más inseguro de lo normal" confiesa este joven que, a pesar de estar a favor del motivo de las manifestaciones, afirma no estar de acuerdo con la forma en la que se están desarrollando.