CALENDARIO POLÍTICO

El Gobierno ya apunta a que una prórroga de los Presupuestos no afectaría al crecimiento económico

Nadia Calviño desdramatiza que no se aprueben los de 2024 por las estrecheces del calendario político e incluso avala su continuidad porque los de este año sirven para "canalizar los fondos europeos"

La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.

La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. / Ricardo Rubio

El Gobierno se sitúa ya en el marco de una prórroga de los Presupuestos Genarales del Estado de este año. No sólo como algo natural por las dificultades del calendario político y la incertidumbre sobre cuándo Pedro Sánchez podrá optar a la investidura. Sino un escenario también legítimo, al que obligarían las circunstancias, y que no afectaría a la marcha de la economía española.

Aunque el mensaje que se ha trasladado desde el Ministerio de Hacienda es que se trabaja ya en las cuentas del próximo año, para presentar el proyecto cuando se pueda, la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, dio esta semana carta de naturaleza a la prórroga para todo 2024. "Ojalá nos dé tiempo a preparar los presupuestos", dijo este jueves en la Ser. Pero, si no, apuntó "se extienden los de este año" que "son muy positivos" y "nos permiten canalizar los fondos europeos".

Sin ningún dramatismo o urgencia, Calviño defendió su continuidad "si fuera necesario" porque estas cuentas, insistió, servirían para seguir canalizando el flujo de dinero de los 'Next Generation'. Unos ingresos, explicó, sin los que no se entiende el "cambio estructural" en España, el "aumento del empleo" y el impulso del sector tecnológico.

Hace unos días la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, aseguró que la voluntad del Gobierno es poder tener las cuentas en tiempo y en forma aunque admitió que "es evidente que el calendario lo puede retrasar". Pero sólo contemplaba una demora en la aprobación. Hay ejercicios que han salido adelante, recuerdan en el Ministerio, con el año empezado. Lo cierto es que aunque la intención del presidente es tener presupuestos en 2024, no sólo no le acompaña el calendario, tampoco las circunstancias políticas.

Alberto Núñez Feijóo se someterá a la investidura los días 26 y 27 de septiembre, más tarde de lo que inicialmente se preveía. Y aunque el PSOE da por seguro que no arrancará ni un solo voto más a los 172 que tiene (sus 137, los 33 de Vox, la diputada de Coalición Canaria y el parlamentario de Unión del Pueblo Navarro) y, por tanto, fracasará, eso ya condiciona el momento en que Sánchez pueda recibir el encargo del Rey y acudir a una votación en el Congreso.

Una de las fechas que barajan los socialistas es mediados de octubre. De cumplirse, con un Gobierno ya operativo, podría impulsarse el nuevo proyecto presupuestario. Pero si existe algo de unanimidad entre el PSOE y el PP es que esta legislatura es mucho más difícil que la anterior y, salvo que Sánchez sume a su mayoría a Coalición Canaria o el Tribunal Constitucional le dé la razón en la batalla por el escaño perdido en Madrid, en cualquier votación necesitará los votos de Junts.

En el Ejecutivo ya tienen decidido reducir su actividad legislativa para no depender tanto de sus socios parlamentarios -ERC, PNV, EH Bildu y ahora Junts- pero el devenir de la legislatura depende de sacar adelante los presupuestos. Contra todo pronóstico, en la anterior, también enormemente compleja, María Jesús Montero fue capaz de que le aprobaran los cuatro. Ahora puede ser más difícil aún.

Los presupuestos, clave de bóveda

En las conversaciones que los negociadores del PSOE -además de Montero, Félix Bolaños y Santos Cerdán- están manteniendo con Junts, todo el interés está puesto en la fórmula legal para amnistiar los delitos del 'procés', que es el peaje impuesto por los independentistas. Tanto los socialistas como Junts se han conjurado en ser discretos y apenas se filtra informacion. Pero para Sánchez tan vital como la investidura es que se le den garantías sobre el apoyo a los presupuestos.

Puede parecer lógico que una cosa lleve a la otra, pero es que en Cataluña las elecciones tocan en febrero de 2025 y en periodo electoral es más complicado atar el respaldo a unas cuentas del Estado. Aunque en el Gobierno reconocen que es pronto para hacer todas estas consideraciones ya que, apuntan, nadie sabe siquiera cuándo Aragonès convocará los comicios, esta cita electoral afecta a las decisiones del presidente. Porque igual no puede aprobar un presupuesto cada año y debe escoger el momento. En resumen, que se puede ver abocado a elegir qué años los negocia y cuáles los prorroga.

Por eso Calviño no pone pegas a que sigan en vigor los de 2023, porque no afectan a la llegada de fondos. Bruselas ya ha anunciado que a partir de 2025 hay que cumplir de nuevo con los objetivos de défict y eso obliga a un planteamiento presupuestario distinto. Y añade una dificultad para pactarlos porque no serán tan expansivos. Se ha instalado, sobre todo en Génova, la sensación de que Sánchez se enfrenta a una legislatura corta pero eso sólo dependerá de cuántos presupuestos sea capaz de acordar.