CAMPAÑA ELECTORAL 28-M

Crónica de San Isidro: Yolanda Díaz se reparte y Más Madrid se lleva la mejor parte

La líder de Sumar reclama a Feijóo que "rectifiquen" sobre sus críticas a las previsiones de crecimiento y los niveles de mejora de España porque "estamos ante una mejor sustancial del conjunto del país

La vicepresidenta segunda del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz.

La vicepresidenta segunda del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz. / José Luis Roca

Pasadas las 12:30 del medio día, el Paseo de la Ermita del Santo estaba llena de claveles, parpusas de chulapos y gente que, cerveza y bocadillo en mano, celebraba la fiesta de San Isidro, patrón de Madrid. De repente la multitud se abrió en dos, dejando un camino entre medias y, precedido por dos policías a caballo y cuatro en moto, llegó un coche. La expectación era máxima. ¿Quién podría ir en aquel coche negro? El nombre de Yolanda Díaz empezó a correr como la pólvora. La vicepresidenta había citado a la prensa hacía más de media hora, en ese mismo punto, ante la ermita de San Isidro. Pero no. Fue un arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, el que apareció con semejante comitiva. La líder de Sumar llegó al poco, a pie, como era lo previsto, y aún manteniendo la duda de cómo gestionaría la relación con los candidatos madrileños de Unidas Podemos y de Más Madrid. Spoiler, en el reparto salieron ganando los segundos.

Rodeada por su equipo, con el que está confeccionando Sumar, y junto a su hija, Díaz hizo acto de presencia en la fiesta mayor de la capital y se hizo el caos. Entre una marabunta de periodistas, simpatizantes, contrarios y despistados -"Yo solo veo a una rubia con una niña", le decía un hombre a su mujer-, la vicepresidenta intentó dar declaraciones. Sobre la inclusión en las listas de EH Bildu de 44 condenados por estar relacionados con ETA dijo que, aunque es legal, "es clave respetar a las víctimas" y "no instrumentalizar su dolor". Sobre la mejora de las previsiones económicas de Bruselas para España aseguró que demuestran la "gran mentira" que vende Alberto Núñez Feijóo.

No le dio tiempo a mucho más, rodeaba como estaba. Fue entonces cuando comenzó la parte complicada de la jornada, alcanzar la zona de las casetas. Para quien no haya estado nunca en San Isidro, hay una empinada cuesta que linda con el cementerio del mismo nombre, donde ahora está enterrado el fundador de la Falange, Jose Antonio Primo de Rivera, y a cada lado de la calle se instalan las casetas. En el último tramo, junto al escenario principal, están las de los partidos políticos.

Díaz empezó a subir la cuesta, casi a la carrera, entre algún que otro abucheo y gritos de 'presidenta, presidenta' que arrancó su propio equipo. A medio camino se tuvo que frenar. Había un obstáculo en la carretera: varios centenares de sillas estaban desplegadas para la misa de campaña. Aquí venía el arzobispo Osoro. La vicepresidenta y su equipo se agolpó en un lateral para decidir el siguientes pasos.

En ese momento, aparecieron entre la multitud Alejandra Jacinto y Roberto Sotomayor, los candidatos de Unidas Podemos a la Asamblea y el Ayuntamiento. Besos, abrazos y fotos protocolarias. En total, un minuto. Después, cada uno por su lado.

Segunda parada: Más Madrid

Díaz, para salir de la aglomeración, subió por una de las laderas y, ya más desahogada, disfrutó de un pequeño baño de masas. La vicepresidenta se hizo fotografías con todo aquel que quiso, escuchó los consejos de más de uno que le reclamaban unidad y besó casi a media decena de bebes. Sin embargo, el momento más esperado fue cuando se encontró con Mónica GarcíaRita Maestre y el líder de Más País, Íñigo Errejón. El abrazo fue de antiguas amigas que llevan tiempo sin verse.

Intentaron dar un paseo, pero sin éxito. Todo el mundo se les acercaba. Durante más de 10 minutos estuvieron charlando, compartiendo sonrisas y bromas. "Esto es para compensar", explica una fuente cercana a Díaz que recuerda que la pasada semana se pasearon con los líderes autonómicos de Unidas Podemos en Alcorcón. Este lunes les tocaba gozar de su compañía -y de los beneficios de estar con ella- a Más Madrid. La cosa no quedó ahí. Díaz se dirigió a la carpa de Más Madrid para beberse una cerveza con sus dirigentes. Las cañas, cómo no, las tiró Errejón.