SUMAR

Yolanda Díaz revive el espíritu del primer Podemos para la puesta de largo de su proyecto

La dirigente lanza Sumar con el objetivo de distanciarse del partido fundado por Pablo Iglesias y al mismo tiempo reconstruir y ampliar su espacio

La vicepresidenta y ministra Yolanda Díaz, en un acto. Marta Fernández Jara

La vicepresidenta y ministra Yolanda Díaz, en un acto. Marta Fernández Jara

Entre “Ilusión” y “esperanza”. Son términos que Yolanda Díaz ha introducido con cuidado en su discurso, y que aspiran a cristalizar como parte de su ideario. La vicepresidenta segunda del Gobierno se desprende este viernes de su traje institucional -del que en realidad nunca se desprende del todo- para lanzar su plataforma Sumar, que se presentará a las 19.30 horas en Matadero (Madrid). Un acto que se presenta como el pistoletazo de salida en la construcción de su candidatura para las generales de 2023. El inicio del bautizado como ‘proceso de escucha’ que anunció por primera vez hace ahora nueve meses y que culminará a finales de año para dar paso al baile de alianzas entre los partidos

El encuentro de esta tarde pretende revivir el espíritu social de 2015 que proyectó como segunda opción a la izquierda más allá del PSOE, entonces encarnada por Podemos. Siete años después, la imagen de las plazas llenas se ha transformado en un electorado progresista desmovilizado y desmotivado, como se vio en las elecciones de Andalucía. Y es precisamente esto último lo que quiere revertir Yolanda Díaz. Su principal reto. La meta no se presenta fácil, más aún teniendo en cuenta que la dirigente busca retraerse a este clima y al mismo tiempo inaugurar un nuevo ciclo político que trascienda las fórmulas políticas ya conocidas. Una plataforma, superadora de la etapa de Pablo Iglesias, que conecte con el primer Podemos en cuanto a la suma de confluencias territoriales, pero con una mayor presencia de personalidades de la sociedad civil como activistas, figuras reconocidas en su ámbito, asociaciones o sindicatos.

Yolanda Díaz junto a las ministras de Podemos, Irene Montero y Ione Belarra, y la socialista Diana Morant (izq.)

Yolanda Díaz junto a las ministras de Podemos, Irene Montero y Ione Belarra, y la socialista Diana Morant (izq.) / EFE

Entre lo nuevo y lo viejo

Desde que el verano pasado empezó a barruntar lo que sería su proyecto, la dirigente también tuvo claro que necesitaba contar con nuevos perfiles alejados de la política para lograr ser un reflejo social y ampliar el espacio. Así, Yolanda Díaz ha caminado entre dos aguas, combinando la búsqueda de personalidades con proyección pública que no estén vinculadas a partidos, y el rescate de algunas figuras que sí formaron parte del primer Podemos pero que abandonaron tempranamente la formación. Algunas de esas figuras desfilarán este viernes en el lanzamiento de Sumar. Otras no han podido asistir pese a su voluntad inicial: la celebración del primer acto un viernes del mes de julio en la capital ha actuado como un elemento disuasorio.

A este encuentro, sin embargo, no asistirán ninguna de las caras más visibles de los partidos hermanos -aunque estos sí han sido invitados formalmente-, tal y como pidió la vicepresidenta segunda del Gobierno y adelantó este medio la semana pasada. Yolanda Díaz rehúye una fotografía que pueda entenderse como una suma de siglas al uso, evita que se abra una carrera entre sus posibles aliados a la izquierda del PSOE y se aleja por último de las figuras más significativas de Podemos, como Ione Belarra e Irene Montero. Busca ser percibida -éste es su gran objetivo- como una candidata ajena a Podemos. Un partido centralista que ha expulsado de su organización a un sector importante del progresismo.

Y es que el proyecto de Díaz, además de ampliar, también tiene intención de reconstruir. Y el acto de Valencia el pasado noviembre tuvo algo de simbólico en este sentido. En el teatro Olympia consiguieron reunirse decenas de personas que trabajaron juntas en los primeros pasos del partido morado y cuyos caminos se vieron separados por distintas razones. Entre los asistentes al acto ya había cuadros, en gran parte provenientes de Podemos, que se habían alejado de la política o embarcado en otros proyectos. Fue aquel un escenario de reunión entre quienes fueron compañeros de filas. Una situación que se dio por ejemplo, incluso entre los propios miembros del equipo de la vicepresidenta, que también ocuparon cargos en la primera etapa de la formación; o con exmiembros de direcciones territoriales de Podemos que salieron en su día por el rodillo del 'oficialismo'. La química del reencuentro marcó a los asistentes. El reto consiste ahora en articular un proyecto que vuelva a ilusionar y sea capaz de amplificar su mensaje más allá de las coordenadas políticas para permear en la sociedad civil.

La idea de Díaz también ha consistido en fichar a perfiles independientes, no necesariamente organizados en la sociedad civil. Una puerta de entrada para cuadros hasta ahora no politizados con un doble objetivo: proyectar una imagen de amplio apoyo social que sea atractiva de cara a la opinión pública; y ampliar el espacio político más allá de lo ahora existente, con la incorporación de figuras que consigan atraer a personas hasta ahora desmovilizadas. Unos perfiles a las que reservarán algunos de los puestos más visibles del proyecto. Algunas de estas figuras también mostrarán su respaldo público este viernes en Matadero.

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz con las empleadas domésticas.

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz con las empleadas domésticas. / Fernando Sánchez / Europa Press

Movilizador

El objetivo de ilusionar con su nueva marca no está pensado sólo para armar la candidatura de izquierdas, sino para lograr revalidar el Gobierno progresista. "La necesitamos", advertía hace meses a este periódico un ministro socialista. Su idoneidad para ser la referencia de este ámbito es algo que reconoce el propio Sánchez, que ve en su vicepresidenta segunda un liderazgo más "transversal", alejado del rechazo que provocaba Pablo Iglesias. Con él Unidas Podemos se había quedado "arrinconado" en una esquina del tablero.

La salida de Iglesias del Gobierno, aseguran los socialistas, ha servido incluso para que el propio Ejecutivo de coalición sea mejor percibido por los ciudadanos. El perfil de Yolanda Díaz aspira a recuperar a los votantes desencantados de Podemos que en su día dejaron de acudir a las urnas. Electores que nunca apoyarían a los socialistas y sí la respaldarán a ella. Y es ahí donde radica la que pretende ser su principal fortaleza: una dirigente movilizadora que suponga un revulsivo en la izquierda en un momento de fuerte desmovilización, sobre todo entre los menores de 50 años. Un sector electoral que es el gran agujero negro del PSOE y que podría ser la llave para mantener la mayoría.