ADELANTO ELECTORAL EN ANDALUCÍA

La pasión electoral de Andalucía

Quienes juraban hace unos días que no estaban pensando en las elecciones, se pondrán ahora a pedir el voto en las procesiones

El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, posa con su mujer y sus hijos que salen de nazarenos en la Hermandad de "La Borriquita".

El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, posa con su mujer y sus hijos que salen de nazarenos en la Hermandad de "La Borriquita". / Joaquin Corchero / Europa Press

Cristóbal G. Montilla

Hace ya varios meses que la pasión electoral de Andalucía se convirtió en un estado de ánimo. El hipotético anticipo de la cita con las urnas va y viene a conveniencia, como el bumerán manipulado que se arrojan unos a otros en la cháchara oficial del viejo Hospital de las Cinco Llagas y en las intrigas con kilómetros de moqueta del Palacio de San Telmo. Hasta el consejero de la Presidencia y portavoz de la Junta, el flamante ‘genovés ilustre’ Elías Bendodo, se queja del vía crucis contra su estabilidad que el Gobierno andaluz del PP y Cs sufre desde que, antes incluso del ecuador de la legislatura, se abrió el debate del adelanto electoral sureño.

Eso dice Bendodo cada vez que -como hizo el martes pasado junto al ‘socio’ Juan Marín tras el Consejo de Gobierno- le interesa perjurar que la intención del Ejecutivo autonómico es agotar la legislatura y que en su hoja de ruta no se contempla la celebración de los comicios hasta noviembre. Posiblemente, le estaba preparando el terreno al jefe que ahora comparte con Alberto Núñez Feijóo. A un Juanma Moreno que, horas después, los desdijo y ya no reniega del anticipo porque se ve en los carteles electorales con el buen tiempo y los datos alentadores que trae junio.

Aunque sus dirigentes iban a romper esa cantinela de la legislatura completa de tanto usarla, en verdad el PP andaluz estaba jugando a todas las barajas y siempre le echará la culpa a una pinza Vox-PSOE, imaginada por Bendodo, de la convocatoria de las urnas que tiene en su mano el presidente andaluz.

Por un lado, chirría que Bendodo acuse a toda la oposición de llevar mucho tiempo ya de campaña electoral, cuando el propio PP andaluz se encomienda a una estrategia en la que las cuentas del partido amplifican esos baños de multitudes en los pueblos a los que se ha consagrado la agenda de Juanma Moreno. Si eso no es precampaña que baje Dios y lo vea

Además, olía a chamusquina que tanto el portavoz del partido de la gaviota en el Parlamento andaluz, José Antonio Nieto, como el consejero económico fichado por Feijóo, el exjugador de fútbol sala Juan Bravo, anduvieran alimentando como teloneros la probabilidad de unas elecciones en junio. Como ya dijo a su vuelta de Fitur el mismo Juan Marín que ahora se ha encadenado al otoño como única opción posible.

Si se sigue lo que insinúan ciertas voces del PP y admite hasta Moreno asesorado por Bravo, la convocatoria electoral se haría este mismo mes. Hacerlo esta Semana Santa sería demasiado precipitado, pero podrían fijarse para el 12 de junio. Otra opción es anunciarlo el último martes de abril con vistas al 19 de junio.

Quienes juraban hace unos días que no estaban pensando en las elecciones, se pondrán ahora a pedir el voto en las procesiones. El mundo cofrade ha resurgido como el escaparate perfecto. Nos recordarán que el presidente de Andalucía es un hombre de trono malagueño y veremos cómo la candidatura -aún oficiosa- de Macarena Olona en Vox sigue la estela del fotogénico perfume a incienso.

Igualmente, llamará la atención la hiperactiva estación de penitencia socialista. Sin ir más lejos, una de las estrategias seguidas por Dani Pérez desde que manda en el PSOE de Málaga ha sido la de reforzar vínculos con las cofradías. Recientemente, vimos cómo el partido del puño y la rosa le entregaba un Premio Carme Chacón a una hermana mayor de Alhaurín de la Torre. Y su secretario de Organización, el marbellí Pepe Bernal, se puso a ejercer por la provincia como el cofrade que también es.