Opinión | ANÁLISIS

Nuevo ciclo electoral

Alfonso Fernández Mañueco e Isabel Díaz Ayuso.

Alfonso Fernández Mañueco e Isabel Díaz Ayuso. / EDUARDO PARRA.

Finalmente será Castilla y León la comunidad que dé el pistoletazo de salida al nuevo ciclo electoral que se avecina. En los dos ciclos anteriores, ha sido la comunidad andaluza la que ha jugado ese papel y la que, en cierta medida, ha anticipado los cambios que se estaban produciendo en el conjunto de España con respecto a los realineamientos electorales de los ciudadanos.

En 2015, el andaluz fue el primer Parlamento español en el que se sentaron diputados de Podemos y de Ciudadanos (en el caso de estos últimos, sin contar con el catalán). Aquellos comicios supusieron la constatación del importante cambio del sistema de partidos nacional que, hasta ese momento, solo se había producido en las encuestas. Y demostraron, también, la capacidad de resistencia y aguante de los dos grandes partidos tradicionales frente al embate de los llamados en aquel momento “partidos emergentes”.

Posteriormente, en diciembre de 2018, el Parlamento andaluz vivió otra primicia: fue el primero que vio tomar posesión de sus escaños a los diputados de Vox. Aquellas elecciones sirvieron, así, para comprobar que los crecientes apoyos electorales que este partido iba reuniendo en el conjunto de España, según las encuestas, no había que circunscribirlos únicamente a la meseta central.

En este papel de anticipador de cambios electorales, más o menos latentes, que parecen tener las primeras elecciones del ciclo, ¿qué cuestiones nos pueden avanzar los comicios de Castilla y León del próximo 13 de febrero? Habrá que estar atentos a, al menos, tres:

Una, tiene que ver con la capacidad de resistencia de Ciudadanos. La formación naranja puede sufrir en esta comunidad el mismo destino que vivió en las autonómicas de Madrid: de cogobernar la región con el Partido Popular, a quedar fuera del Parlamento, o al menos, dejar de ser una formación política relevante y necesaria para la conformación de gobiernos. En ambos casos, por cierto, Ciudadanos decidió apoyar al partido que lleva más tres décadas al frente de la región, cuestionando el papel de regenerador de la política española que se asignaron en sus comienzos.

La segunda cuestión, relacionada con esta primera, se refiere a cómo quedará configurado el espacio electoral de la derecha. Todo parece indicar que el PP retomará su posición de partido más votado en la Comunidad: una condición que solo ha perdido en las primeras elecciones autonómicas en 1987 y en las últimas de 2019 (las dos, en favor del PSOE). Ahora bien, los populares no parecen, hoy por hoy, en disposición de lograr la mayoría absoluta, por lo que necesitarían el apoyo de, al menos, otra formación política. La mejor situada, numérica y políticamente, es Vox.

La capacidad no solo de mantenerse, sino, incluso de crecer electoralmente en el conjunto de España que arrojan la mayoría de encuestas para el partido de Santiago Abascal, quedaría corroborada si en estas elecciones consigue duplicar o incluso triplicar su resultado de hace dos años y medio como estiman algunos sondeos. La pregunta aquí sería: ¿entrará Vox en el Gobierno de la comunidad? En Madrid no lo ha hecho, pero, en cierta medida, tampoco dependía de ellos: la abrumadora victoria de Ayuso, quintuplicando el voto de Vox y quedándose a pocos escaños de la mayoría absoluta, dejaba en una posición gregaria a Rocío Monasterio. O apoyo o Gobierno de izquierdas.

En Castilla y León, aunque las diferencias entre ambos partidos que apuntan las encuestas no es tan grande, la entrada de Vox en el Gobierno dependería, también, de lo cerca que se quede el PP de la mayoría absoluta y, sobre todo, de si los populares tienen otra alternativa numérica que les brinde los apoyos necesarios para elegir, nuevamente, a Fernández Mañueco, presidente de la Comunidad.

Y esto nos lleva a la tercera cuestión que hay que destacar: los partidos y las plataformas ciudadanas vinculadas al movimiento de la España Vaciada. Actualmente hay dos formaciones políticas en el Parlamento castellanoleonés cuyas demandas giran en torno a la defensa de los intereses de la región o de algunas de sus provincias: Unión del Pueblo Leonés (UPL) y Por Ávila (XAV).

Este lunes, la Coordinadora de la España Vaciada dijo en rueda de prensa que concurrirá a estas elecciones del próximo 13 de febrero, aunque todavía tienen que determinar en qué provincias se van a presentar (Soria ¡YA! ha confirmado que lo hará como plataforma de ciudadanos). De tener éxito, y obtener representación en varias provincias, podrían convertirse en esa otra alternativa para el PP. Eso sí, pensando que cualquiera de las dos opciones tendría previsiblemente efectos secundarios para los populares. Si se decide por Vox para garantizar su apoyo futuro en otros comicios, puede estar dando alas a los partidos de la España Vaciada de cara a las elecciones generales. Si se decide por coaligarse con los partidos vinculados a este movimiento, puede elevar el nivel de exigencias que le requerirá Vox allí donde necesite su apoyo.