Opinión | ARTÍCULOS DE BROMA
La mano derecha
Cuando la mano derecha de Ábalos trincaba de la compra de mascarillas anticovid a 2,5 euros la unidad la del hermano de Isabel Díaz Ayuso cogió 286.000 euros por intermediar en la venta del mismo producto a 6 euros la unidad
Hay cargos donde con dos manos se es manco. Reyes, ministros, consejeros delegados y gánsteres necesitan una mano derecha que haga más que su diestra de nacimiento. Una mano derecha natural, aunque dé de comer, en sentido literal y figurado, conduzca, marque el sentido y acaricie, puede ser poco diestra en fontanería o papiroflexia. Toda mano derecha tiene talón de Aquiles y mete la pata.
Koldo García Izaguirre fue mano derecha del exministro José Luis Ábalos, que fue mano derecha de Pedro Sánchez en el PSOE. A Koldo lo recomendó Santos Cerdán, que supo detectar su talento de mano derecha en un portero de burdel. Santos Cerdán es mano derecha de Sánchez en el PSOE y en la negociación con Puigdemont. ¡Claaaaro!
Koldo, mano derecha que tenía antecedentes por puño, condujo coche, protegió espaldas, amenazó hostias, se alzó en el consejo de Renfe Mercancías, viene al caso porque cogió dinero de la compraventa de mascarillas durante el ferromarzo de la pandemia. Esa diestra sabía identificar oportunidades, algo muy valorado en las cámaras de comercio.
Ahora se ve que no fue la mano adecuada para Ábalos y antes parecía que tampoco. En teoría, podríamos considerar que Koldo sería buena mano derecha para alguien de mucho pensamiento y poca calle, porque aportaría destrezas de las que las otras manos carecerían, siempre que tuvieran fuerza moral e intelectual suficiente para contenerla. Pero ves la mirada y oyes la voz de Ábalos y tienen calle de sobra. Quizá valoró tener otra mano derecha más grande, de la que su mano izquierda no supiera lo que hacía. En fin, también se dice adiós con la mano.
Cuando la mano derecha de Ábalos trincaba de la compra de mascarillas anticovid a 2,5 euros la unidad la del hermano de Isabel Díaz Ayuso cogió 286.000 euros por intermediar en la venta del mismo producto a 6 euros la unidad. A Pablo Casado, entonces presidente del PP, le pareció moralmente mal, lo dijo y tuvo que acabar dimitiendo mientras Ayuso pedía la expulsión de los que cuestionaran el contrato de su hermano. Manotazo. A todo.
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