Opinión | INTERNACIONAL

La OTAN enseña los dientes a Rusia

Los agoreros hablan ahora de que Putin no se contentará con Ucrania, sino que, envalentonado, tal vez decida atacar Polonia o las Repúblicas Bálticas

Imagen de varios soldados ucranianos.

Imagen de varios soldados ucranianos. / EFE

Incapaz todavía de reconocer abiertamente el fracaso de Ucrania en su guerra de liberación contra el invasor ruso, la OTAN enseña ahora los dientes al Kremlin con sus mayores maniobras desde el final de la Guerra Fría.

Como es sabido, tanto Washington como Moscú presionaron en su momento al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, para que no negociara una posible  con Rusia, prometiéndole que la OTAN le ayudaría con sus armas a expulsar al invasor. Cientos de miles de muertos y heridos después a uno y otro lado del conflicto, la Rusia de Vladimir Putin mantiene el control de las regiones ucranianas de mayoría rusófona sin que parezca dispuesto a devolverlas a Kiev.

Los agoreros hablan ahora de que Putin no se contentará con Ucrania, sino que, envalentonado, tal vez decida atacar Polonia o las Repúblicas Bálticas, todos ellos miembros de la OTAN. El ministro alemán de Exteriores, el socialdemócrata Boris Pistorius, no descarta que, si bien no ahora, sí dentro de unos años, pueda estallar una guerra con Rusia, por lo que las Fuerzas Armadas de su país deben estar en todo momento preparadas para esa batalla.

Preocupa, sin embargo, a los aliancistas que con el cada vez más probable triunfo de Donald Trump frente a Joe Biden el próximo noviembre en EEUU, tal vez se debilite la voluntad de Washington de acudir en auxilio de sus socios. De ahí, señalan, la importancia de estas maniobras conjuntas, unas más de la serie bautizada en inglés “Steadfast Defender”, que, con la participación de 9O.000 uniformados durarán hasta mayo de los treinta y un países de la OTAN y su futuro miembro, Suecia. Sólo hubo unas maniobras todavía mayores, las llamadas “Reforger 1988”, en las que participaron 125.000 efectivos, el mayor despliegue de fuerzas terrestres desde la Segunda Guerra Mundial.

El objetivo evidente de los nuevos ejercicios militares es disuadir a Rusia de un posible ataque a un miembro de la OTAN, algo que Moscú, sin embargo, siempre ha negado que fuese su intención. Las maniobras de este año, en las que participarán 50 buques de guerra, 1.100 vehículos acorazados y unidades de la fuerza aérea de los distintos países, se desarrollarán en varias etapas y formarán una especie de arco desde los países nórdicos hasta los Balcanes.

Uno de los objetivos prácticos declarados por la OTAN es posibilitar el rápido despliegue tanto de las tropas estadounidenses llegadas a Europa como de las de sus socios europeos, que, a diferencia de otras veces, en lugar de utilizar el ferrocarril, emplearán muchas veces para sus desplazamientos la red civil de carreteras.

Prácticamente desde el comienzo del conflicto ucraniano parece haberse instalado a ambos lados del Atlántico una mentalidad guerrera de la que cada vez parece más difícil salir, y son muy pocos los líderes europeos que abogan por la diplomacia: el húngaro Viktor Orbán o el eslovaco Robert Fico, a quienes se acusa por ello de putinistas. Y esto ocurre cuando el mundo se dispone a celebrar el trescientos aniversario del nacimiento en Königsberg (hoy Kaliningrado) del gran filósofo alemán Immanuel Kant, el autor del tratado “Sobre la Paz Perpetua”. Parece que no hemos aprendido nada.