Opinión | ÁGORA

Tríptico del paisaje político

Los nacionalistas no dejan de incomodar la acción del Ejecutivo

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene durante la clausura de la convención política del PSOE, a 21 de enero de 2024, en A Coruña, Galicia (España). El PSOE celebra durante el fin de semana su Convención Política bajo el lema ‘Impulso de pa

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene durante la clausura de la convención política del PSOE, a 21 de enero de 2024, en A Coruña, Galicia (España). El PSOE celebra durante el fin de semana su Convención Política bajo el lema ‘Impulso de pa / M. Dylan - Europa Press

El Centro de Investigaciones Sociológicas ha realizado una encuesta que ofrece datos de interés sobre el estado de opinión de los españoles. El estudio, del que acaba de publicar un avance con el título Hábitos democráticos, registra un aumento del interés por la política. La democracia es la forma de gobierno preferida por la inmensa mayoría. Sin embargo, más de la mitad de los consultados califican de mala la situación política y el funcionamiento de la democracia recibe un suspenso, excepto entre los votantes del PSOE, que le conceden un aprobado. Los votantes de todas las siglas perciben casi por igual un alto grado de crispación política y consideran, de manera unánime, que los partidos están obligados a alcanzar acuerdos.

El Gobierno adopta el perfil de una coalición unida, frente al PP, pero poco cohesionada y a veces falta de coherencia. Tres ministros socialistas se han pronunciado en términos contradictorios sobre la decisión del juez que instruye un procedimiento relacionado con el llamado procés y que ha suscitado una gran polémica por la aplicación del Código Penal que propone para actuaciones que podrían haber incurrido en delito. Por otro lado, la vicepresidenta segunda ha reaccionado a su reciente derrota en el Parlamento, rodeada por el silencio sepulcral del sector socialista del Gabinete, empezando por el presidente, con una catarata de anuncios que ha elevado la tensión con la CEOE. No parece que Yolanda Díaz y Garamendi vayan a superar fácilmente y pronto el desencuentro al que han llegado después de continuas fricciones. Mientras la ministra brindaba por su acuerdo con los sindicatos e insinuaba su disposición a aprobar iniciativas legislativas y medidas fiscales sin la firma de la patronal, Pedro Sánchez se mostraba en Davos conciliador con los mayores empresarios del país.

Y los nacionalistas no dejan de incomodar la acción del Ejecutivo. Junts sigue con un pie dentro y otro fuera de la mayoría parlamentaria. Según los datos del CIS, el Gobierno es, a tras los partidos y los sindicatos, la institución en la que menos confían los españoles. La plataforma de Yolanda Díaz, aún sin estructurar, mantiene la lealtad de solo el 55% de sus votantes, la más baja de las cuatro grandes fuerzas políticas. El resto se reparte entre quienes todavía no saben y los que declaran su intención de votar a Podemos o al PSOE. 

Los socialistas celebraron una convención en A Coruña, en plena precampaña de las elecciones gallegas. Las sucesivas intervenciones fueron muy aplaudidas, pero el debate, esencia de la democracia y de la genuina izquierda, brilló por su ausencia. El documento Impulso de país es un reflejo de las virtudes y las deficiencias de la socialdemocracia en la actualidad y merecería una buena discusión. En su centenar de páginas, la visión de la coyuntura política que defiende Pedro Sánchez es apuntalada con argumentos endebles.

Las referencias a la derecha "colonizada por las fuerzas reaccionarias que envenenan la convivencia", al resultado de las elecciones generales de julio en clave de derrota del PP, a la amnistía como salvoconducto hacia el reencuentro total y a la gobernanza territorial sincronizada de la complejidad española carecen de fundamento empírico sólido. Suponen una descripción distorsionada, superficial y simple de la realidad del país. La obstinación en mantener estos tópicos define el discurso y la orientación política de Pedro Sánchez en el arranque de la legislatura. Pero causa asombro el asentimiento que ha obtenido de su partido, con una tradición centenaria de inquietudes inconformistas, y el perfecto alineamiento del voto que lo respalda en tiempos de tanta volatilidad electoral.

Ya dijo Max Weber, y antes que él Maquiavelo, que la política encuentra su primera y principal explicación en el poder. Además, particularmente en el presente de España, es necesario tener en cuenta la polarización, inducida por los partidos para disciplinar a los electores y consentida por los ciudadanos, tal como ha reiterado Javier Cercas con palabras precisas. Una imagen fragmentaria es la que mejor representa la política española, cada día un poco más desintegrada. El CIS observa que los ciudadanos están en el mismo sitio desde la Transición, pero el personal político y los partidos son distintos.