Opinión | INTERNACIONAL

Taiwán, ¿mejor?

Las elecciones las ha ganado el partido más opuesto a los intereses de China, pero, contrariamente a lo temido, por el momento se impone el realismo entre Pekín y Taipéi

Miles de seguidores atienden al resultado electoral en Taiwan.

Miles de seguidores atienden al resultado electoral en Taiwan.

Para China, Taiwán, de la que le separan solo 180 kilómetros de mar, es China, y su presidente, Xi Jinping, que ha reforzado los tics dictatoriales del extraño régimen 'comunista-capitalista' que es ya la segunda potencia mundial, ha indicado que en 2027 la reunificación debe ser un hecho. 

Pero Taiwán se ha convertido en una democracia de 24 millones de habitantes y una economía clave -por su producción de semiconductores- para el mundo occidental. Además, América, que desde Nixon y Kissinger apoyó a Pekín para que ocupara su asiento en la ONU (con poder de veto), se ha comprometido a impedir la ocupación por la fuerza de Taiwán. Y repetidas visitas de dirigentes americanos a Taipéi han provocado serios choques que -junto a otros problemas entre las dos grandes potencias- hacen temer un conflicto armado que sería más catastrófico que la guerra de Ucrania o Palestina.

Y la tensión ha crecido los últimos meses cuando se acercaban las elecciones del sábado que ha ganado, por tercera vez, el PDP (Partido Democrático Progresista), defensor de la independencia frente al histórico Kuomintang, que cree que Taiwán es China, pero que debe mantener su distinto sistema político y económico. Muy difícil tras lo sucedido en Hong Kong. 

Antes de la elección, China advirtió que Taiwán debía elegir entre la paz y la guerra. Y Taiwán ha votado contra el deseo de Pekín. El aumento de la tensión parecía, pues, inevitable, pero por el momento se ha impuesto la contención. El presidente electo, Lai Ching-te, ha dicho no oponerse a una mayor cooperación con Pequín. Y allí se han mostrado más conciliadores de lo temido. ¿Por qué? 

Uno, porque Lai Ching-te (40% de los votos) no tiene mayoría y deberá pactar con otros grupos. Dos, porque China sabe que -al contrario que en Ucrania- Washington no reconoce la independencia de Taiwán (solo lo hacen 14 países), pero sí está decidido a intervenir directamente contra una invasión. Una paradoja que puede impedir un conflicto de consecuencias imprevisibles.