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¿Medio muerto o medio vivo?

Se ha confirmado que no hay mayoría ni Frankenstein para gobernar con cierta estabilidad, pero sí se han salvado dos de los tres relevantes decretos y ha quedado claro que, al menos por el momento, Junts no quiere matar a Sánchez

El Congreso vota los objetivos de déficit de 2024, primer paso para los Presupuestos Generales del año

El Congreso vota los objetivos de déficit de 2024, primer paso para los Presupuestos Generales del año / Alejandro Matínez Vélez / EP

Durante media sesión parlamentaria de ayer pareció que el Gobierno no podría hacer aprobar ninguno de los tres primeros y relevantes decretos leyes de la legislatura. No por el voto en contra de la derecha (PP y Vox), sino por la deserción de los siete diputados de JxCat y también de los cinco de Podemos en el del subsidio de desempleo. 

La derrota en estos tres decretos -pese a haber ofrecido tramitarlos como proyectos de ley para poder introducir enmiendas- habría confirmado que el Gobierno no dispone de mayoría parlamentaria para gobernar. Hubo una cómoda mayoría para la investidura de 179 diputados (superior a la de 2020), pero fue solo para investir a Sánchez y que no gobernara Feijóo con el apoyo de Vox. No había -por el contrario- una escabrosa mayoría Frankenstein, como la de la pasada legislatura, para gobernar. Por eso JxCat iba a votar contra los tres relevantes decretos y Podemos contra el del desempleo. 

Puigdemont quiso visibilizar que Sánchez no podía hacer nada sin pactarlo todo antes con Waterloo. ¿Como un poderoso vicepresidente ‘de facto’, pero sin obligaciones? ¿Como había dicho la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, cuando en el momento del relevo de Nadia Calviño afirmó que el auténtico vicepresidente del Gobierno era Puigdemont? ¿Puede tragar Sánchez este estrafalario estatus que además irritaría a Yolanda Díaz, Oriol Junqueras, el PNV…? Y lo de Podemos estaba aún más claro. Para Pablo Iglesias la prioridad es la cruzada contra Yolanda Díaz, a la que -cuando él dimitió del Gobierno- elevó a los altares como vicepresidenta de Sánchez, pero que luego no solo no resultó sumisa, sino que montó Sumar, una plataforma contra Podemos. Iglesias busca eliminar a Yolanda Díaz como ella hizo antes con Irene Montero. 

Pero Sánchez y Puigdemont hicieron al final un doble salto mortal. Enemigos y cómplices al mismo tiempo. JxCat no participó en la votación -a cambio de competencias en inmigración para Cataluña- y así el Gobierno pudo aprobar el decreto ómnibus (el jurídico) por 172 (todos los de la investidura menos los de JxCat) contra 171 y que comporta además recibir 10.000 millones de euros de los fondos de Bruselas. Y lo mismo pasó en una segunda votación (en la primera, un diputado de Sumar se equivocó) en el decreto de medidas económicas (IVA, precio de la luz, bonos de transporte, pensiones). Por el contrario, el del subsidio de desempleo fue rechazado por 176 votos en contra (PP, Vox y Podemos) contra 171. Una dura derrota para Yolanda Díaz.

Al final de la surrealista y agónica sesión en la que Junts cambio de posición por el arte del trueque, no está claro si Sánchez quedó medio muerto o medio vivo. Se ha confirmado que no hay mayoría ni Frankenstein para gobernar con cierta estabilidad (ni Junts ni Podemos están ahí), pero sí se han salvado dos de los tres relevantes decretos y ha quedado claro que, al menos por el momento, Junts no quiere matar a Sánchez. Prefiere marearlo, humillarlo y… ‘peix al cove’. 

Sánchez todavía no es un pollo sin cabeza, pero ayer recibió un solemne sopapo ‘cum laude’. El presidente que hace un mes quería erigir un muro contra «la derecha unida a la extrema derecha» tuvo que hacer que Bolaños implorara el apoyo del PP, estuvo a punto de perder las tres votaciones, salvó dos, y salió con cabeza, pero bastante magullado. 

Y todo cuando la legislatura justo acaba de iniciarse. ¿Qué pasará con los Presupuestos cuando Puigdemont quiera mangonear y lucir más que ERC pese a tener el mismo número de escaños? Además, el Gobierno no aprende. Bolaños es un maestro en la agónica negociación del último segundo. Solo eso, que no es poco. Y ni Sánchez ni Yolanda Díaz asumen que el pacto sobre el salario mínimo era el único puente que les podía quedar con el empresariado. En la pasada legislatura la reforma laboral se pactó con la CEOE pese a la oposición del PP. 

El Gobierno no entiende que España no se puede gobernar con un mínimo orden con el apoyo de toda la izquierda (bueno sin Junts, ¿izquierda?, y sin Podemos) pero contra toda la derecha política y también la económica. ¿Medio muerto o medio vivo? Las dos cosas a la vez.