Libros de viudas

Esta semana estuve en la presentación del libro de María Asunción Alonso ‘Mi vida con Alberti. Para algo llegaste’ (Altair (Almuzara, 2023). Fue la propia María Asunción la que utilizó la expresión «libros de viudas», una categoría que nunca me había planteado en sí. Libros de viudas, ajá. Para los mitómanos o por la necesidad del cónyuge de rendir cuentas y convencerse de que su vida «al lado de un genio» ha tenido un sentido. O para sacar pasta.

Justo ahora que bajamos de los altares a los hombres, cuestionamos su importancia al conocer en profundidad el contexto y, una vez revisada la tapada producción de sus compañeras mujeres y los valoramos en función de sus obras, llega un libro «de antaño». Y supongo que alguno más de estos veremos publicarse en los próximos 20 años de esas figuras anacrónicas que quedan.

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Me pregunto si todavía existirán los «libros de viudas» cuando las figuras del actual panorama literario mueran. Por cierto, ¿escriben o escribirán los hombres «libros de viudos»? ¿Sabrían hacerlo? ¿Y les viudes? Pregunto porque a mi alrededor principalmente advierto mujeres brillantes, genias de las que quedarán. Al fin y al cabo, es nuestro momento y el futuro lo seguirá siendo. Y, conociéndolas, me cuestiono si es la pareja la persona que mejor pueda dar testimonio sobre su faceta de escritoras y cómo se relacionan con su entorno.

Quiero pensar que los «libros de viudas» del futuro, si hemos aprendido suficiente sobre cómo estamos accediendo a nuestra genealogía literaria, de la sororidad, los escribirán las amigas. Ellas son las que saben todo lo nuestro, desde lo más intelectual al mero salseo. Sí, que los escriban los amigos. Que sean como el recién publicado ‘Elena y sus amigos’ (Renacimiento, 2023). Por primera vez reunidos los viejos amigos de Elena Fortún: María Lejárraga, Josefina Carabias, Matilde Ras, Carmen Laforet, Carmen Conde... en torno a un libro que revela el lado menos visible de ésta. Así sí. Y, si no, que desaparezcan: que juzguemos exclusivamente en función de la obra es lo más justo.