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Necesitamos más que nunca a China para la lucha contra el cambio climático

La combustión del carbón sigue siendo el mayor responsable del gas invernadero que genera China aunque en los últimos años ha contribuido también al calentamiento climático el gas natural de sus calefacciones y las centrales térmicas

Energía eólica.

Energía eólica. / Julian Claxton / CHPV

China se ha convertido de quince años a esta parte en el máximo contaminador de la atmósfera de nuestro planeta, muy por encima incluso de Estados Unidos.

Si bien este último país es responsable del 25 por ciento del dióxido de carbono acumulado en la atmósfera durante los dos últimos siglos y medio, la proporción se ha invertido últimamente.

Y ahora, el principal rival económico de la superpotencia emite un 34 por ciento de todo el C02 que llega a la atmósfera, frente al 14 por ciento que corresponde a EEUU.

Es preciso reconocer que China se ha sumado últimamente a la lucha contra el calentamiento del planeta

De tan drástico incremento es también responsable Occidente, con EEUU en cabeza, ya que ha convertido al gigante asiático en la fábrica del mundo.

La conclusión es que es más necesario que nunca el concurso de China para la lucha contra el cambio climático y no podemos permitirnos intentar aislar ni mucho menos combatir militarmente a ese país como parece que quieren algunos en Washington.

Y es que digan lo que digan los negacionistas, los efectos del cambio climático están más que nunca a la vista: temperaturas superiores a los 50 grados Celsius en muchas partes del planeta, incendios cada vez más frecuentes, períodos prolongados de sequía, luchas por unos recursos hídricos cada vez más escasos, y al mismo tiempo inundaciones y otras catástrofes climáticas.

Se calcula que sólo en Europa murieron el año pasado más de 60.000 personas a consecuencia de las altas temperaturas registradas en algunos países del continente, y los fallecimientos por esa causa en los países más pobres son incontables.

Es preciso reconocer que China se ha sumado últimamente a la lucha contra el calentamiento del planeta, y los países occidentales deben alentar a Pekín a que siga de modo acelerado por ese camino.

La combustión del carbón sigue siendo el mayor responsable del gas invernadero que genera China aunque en los últimos años ha contribuido también al calentamiento climático el gas natural de sus calefacciones y las centrales térmicas.

En lo que sí ha avanzado rápidamente China, y lo ha hecho incluso más que ningún otro país del globo, es en la electrificación del sector de transportes.

Hace ya años que su Gobierno introdujo cuotas que debían cumplir las empresas automovilísticas, también las extranjeras como la alemana VW, que intentó en un principio resistirse.

Los fabricantes nacionales o extranjeros habían de dotar de motores eléctricos a un porcentaje creciente de su producción automovilística.

Y actualmente hay en China ciudades muy populosas cuya flota de automóviles está total o mayoritariamente electrificada.

El problema, sin embargo, es que de poco sirve todo ello mientras la producción eléctrica dependa mayoritariamente del carbón. Pero también ahí se están produciendo avances en China al haber bajado la cuota de utilización de ese mineral en sólo dos años de un 78 a un 61 por ciento.

A ello ha ayudado el recurso creciente a la energía solar y a la eólica, que se ha multiplicado por cinco en los últimos siete años y que representa actualmente más del 13 por ciento de la producción energética del país.

Como explica el periodista alemán Wolfgang Pomrehn, las turbinas eólicas chinas generan actualmente más electricidad que todas las ya instaladas en Europa y el país asiático abastece además a todo el planeta de paneles solares.

En ningún otro país se instalan más plantas solares o turbinas eólicas como actualmente en China, que se ha embarcado al mismo tiempo en un proceso gigantesco de reforestación. Nos guste o no su sistema político, eso al menos que reconocérselo.