Opinión | LA ESPIRAL DE LA LIBRETA

El sutil encanto de lo inacabado

La última canción de los Beatles gracias a la inteligencia artificial

The Beatles a su llegada al aeropuerto de Barcelona en julio de 1965.

The Beatles a su llegada al aeropuerto de Barcelona en julio de 1965. / LEVANTE-EMV

Pues resulta que un buen día Paul McCartney se levanta de la cama, se lava la cara, se prepara un té con leche de soja, sube al desván y desempolva una cinta con la voz de John Lennongrabada en 1978.

El ‘beatle’ aseguró el martes haber recurrido a la inteligencia artificial (IA) para limpiar el viejo casete, eliminar el sonido del piano, así como un molesto zumbido eléctrico de fondo, y extraer la voz del compañero, asesinado en diciembre de 1980, de entre los cachitos de hierro y cromo. Al parecer, se trata de la canción ‘Now and then’ —el título no mata—, que se lanzará antes de finales de año como la última grabación de los Fab Four.

'Sir’ Paul no es mucho de internet ni de los cantos de sirena de la IA. "Da un poco de miedo pero es emocionante, porque es el futuro. Tendremos que ver adónde lleva eso", ha declarado tras dar la noticia del rescate. Pues bien, habida cuenta de que a George Harrison, fallecido en 2001, la canción de marras le parecía "fucking rubbish" —o sea, basura—, se pregunta uno si no habría sido preferible quedarse quietecito, dejarla dormir en el cajón del olvido. A los Beatles sobrevivientes y a los herederos les caerá un buen porrón de libras esterlinas, supongo. No hay democracia ‘post mortem’ que valga.

Una fiebre inexplicable

Mozart estuvo trabajando en su ‘Réquiem en re menor, K. 626’ hasta la noche antes de morirse, dejando instrucciones precisas a su alumno favorito, Franz Xaver Süssmayr, para que lo terminara, mayormente porque la viuda, Constanza, se quedaba muy escasa de peculio. En otros casos, sin embargo, no se entiende bien la fiebre por culminar lo inacabado, quebrándole el encanto. La Sagrada Familia, por ejemplo.

Sin reabrir el melón sobre el trabajo de Josep Maria Subirachs en la fachada de la Passió, cabe recordar que, en octubre de 2015, hubo que retirar la infausta escultura del león de Judá por cachondeo y rechifla. El pobre felino, que debía simbolizar la resurrección de Cristo y su triunfo sobre la muerte, parecía más bien un mal cruce entre Disney y el eccehomo restaurado en una iglesia de Borja.

En el fondo, el proceso lo es todo, la historia de perseverar en el camino y tal. Decía Umberto Eco que «la lista es el origen de la cultura», y creo que ya no sabría vivir sin un inventario de asuntos pendientes, donde la declaración de renta figura ahora mismo en el primerísimo puesto. Las cosas inacabadas llenan una mochila enorme, conforman un universo paralelo donde conviven con los sueños inalcanzables y los amores inconclusos. Pienso a veces en los wasap no enviados, en los correos no respondidos y el efecto mariposa que impidieron.