Opinión | EN CLAVE EUROPEA

Pulso trasatlántico por el negocio militar

La UE quiere aprovechar la renovación de los arsenales europeos tras la entrega de municiones, armas y equipos a Ucrania para ampliar y reforzar su propia industria militar

Stoltenberg dice que no busca otra extensión de su mandato como secretario general de OTAN

Stoltenberg dice que no busca otra extensión de su mandato como secretario general de OTAN

La OTAN y su secretario general, Jens Stoltenberg, han creado esta semana un grave incidente diplomático con España al excluir a la industria de defensa española de una reunión de las empresas del sector con los ministros de Defensa de la Alianza Atlántica el 15 de junio en Bruselas dedicada a aumentar la coordinación y producción. La amplia representación norteamericana y británica en la reunión sectorial de la OTAN y la exclusión de representantes de la industria de países europeos, como España y Países Bajos, entre otros, se enmarca en el soterrado pulso iniciado por Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump y continuado por la Administración de Joe Biden de intentar frenar el desarrollo de una industria militar autóctona potente en la Unión Europea (UE) para evitar perder el lucrativo mercado europeo para las exportaciones armamentísticas norteamericanas.

El plan industrial, que elabora Stoltenberg para la cumbre de la OTAN de julio, es un nuevo mecanismo para intentar controlar la industria de defensa europea y acomodarla a los intereses de Washington. La exclusión de representantes de la industria militar española resulta sorprendente, dado que España es el octavo exportador mundial de armamentos y el sexto en importancia dentro de la Alianza Atlántica, según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI). España concentró el 2,6% de las exportaciones mundiales de armamento en el periodo 2018-2022, un porcentaje muchísimo más elevado que otros países cuyas empresas invitó la OTAN a la reunión. Así, el peso de España en el mercado mundial de exportación de armamento es más del doble que el de Turquía, el triple del de Suecia (que ni está en la OTAN), nueve veces superior al de Noruega, 13 veces superior al de Bélgica y cifras aún mucho más altas respecto a otros invitados (Estonia, Croacia, Finlandia, Republica Checa…). 

EEUU es el principal exportador mundial de armamentos, concentrando el 40% del total, con aumento substancial de su peso respecto al 33% del periodo 2013-2017, indica el SIPRI. Le siguen a gran distancia Rusia (16%), Francia (11%), China (5,2%) y Alemania (4,2%). Europa es un mercado importante para EEUU, donde vendió el 23% del total de sus exportaciones militares en 2018-2022, más del doble del porcentaje de 2013-2017 y donde quiere penetrar más para compensar la pérdida de peso de Oriente Medio. Los países de la UE, pese a sus sucesivos planes, siguen dependiendo de la industria norteamericana, a las que adquieren más del 50% de sus suministro militares anuales, y la guerra en Ucrania ha acentuado esa tendencia (aviones, misiles, antitanques).

La exigencia de la OTAN de que sus miembros gasten el 2% del producto interior bruto (PIB) en defensa supondrá un cuantioso volumen adicional de inversiones militares europeas anuales y Washington aspira a que la mayor parte se destine a comprar equipos norteamericanos. El objetivo del 2% supone respecto a la situación actual un aumento del gasto de defensa en 20.000 millones de euros anuales en Alemania, 12.100 millones en España, 9.400 millones en Italia y 3.000 millones en Francia, según los datos de la OTAN.  

Planes de la industria militar europea

La UE quiere aprovechar la renovación de los arsenales europeos tras la entrega de municiones, armas y equipos a Ucrania para ampliar y reforzar su propia industria militar. Pero Washington intenta que esa renovación se haga principalmente con productos norteamericanos. La UE comenzó a desarrollar la Europa de la Defensa en 2017, ante la desconfianza generada por el comportamiento de Trump al frente de EEUU. La invasión rusa de Ucrania ha acelerado los planes europeos para reforzar su industria militar y la creación de Fondo Europeo para la Paz ha financiado el envío de armas a Kiev por 3.600 millones.

Pero las empresas de defensa europeas reclaman a los gobiernos contratos firmes a largo plazo para ampliar su capacidad de producción y consideran insuficiente los 500 millones propuestos por la Comisión Europea. En materia de renovación de los aviones de combate europeos, EEUU es el único beneficiario, afirmó ante el Senado francés el presidente de Dassault Aviation, Éric Trappier. Bajo presiones, Washington ya ha conseguido participar en las reuniones internas de la Agencia Europa de Defensa y el nuevo plan industrial militar de la OTAN intenta que los fondos europeos destinados a suministrar el millón de obuses prometidos a Kiev sirvan también para financiar pedidos a firmas norteamericanas.