Opinión | DEFENSA

España se implica y envía armas a Ucrania

Pedro Sánchez se alinea con la mayoría de socios europeos y opta por ayudar a la resistencia ucraniana con material militar ofensivo

Margarita Robles: si Putin ataca a un país de la OTAN, la Alianza responderá

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Dos días después de negarlo en una entrevista en TVE, Pedro Sánchez rectificó y anunció en el Congreso de los Diputados que España enviará armas ofensivas directamente a Ucrania y no solo a través del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz (FEAP), el mecanismo creado por la Unión Europea dotado con 500 millones de euros.

España contribuye con 40 millones a este fondo, siendo el cuarto donante de los 27. Si el presidente defendió el FEAP con el argumento de que a una amenaza europea debemos dar una respuesta europea, para salir al paso de los grupos parlamentarios que cuestionaban el compromiso del Gobierno con Ucrania, optó por imitar a otros Ejecutivos europeos que han ofrecido amas a Kiev para defenderse del ataque ruso.

Este cambio solo puede calificarse de acertado, porque gozó de la práctica unanimidad de la Cámara –solo Unidas Podemos (UP), con matices, y EH Bildu se opusieron– y porque el envío directo de armas era una decisión que ya habían tomado 19 de los 27 países de la UE y España se estaba quedando aislada en su negativa.

El grupo de los morados se dividió en su rechazo. La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, cada vez más distanciada del núcleo duro de UP, y el presidente del grupo parlamentario, Jaume Asens, respaldaron la decisión del presidente del Gobierno. Díaz afirmó que Sánchez cuenta con «todo el apoyo», dado que hay millones de vidas en juego, mientras que Asens destacó que Ucrania tiene «derecho a defenderse».

La ministra y secretaria general de UP, Ione Belarra, sin embargo, incluyó la medida en «una escalada belicista», que puede llevar a «un escenario incierto y muy peligroso», y el portavoz parlamentario, Pablo Echenique, habló de «error» y de «ineficacia». Estas posiciones pretendidamente antibelicistas y pacifistas significan en realidad un apoyo indirecto al invasor, Rusia, que cuenta con un enorme despliegue bélico, y perjudican al invadido, Ucrania, que está en inferioridad militar y tiene escasas posibilidades de defenderse, pese a la heroica resistencia que su Ejército y la población están ofreciendo para detener la agresión de Vladímir Putin.

Sánchez sí que descartó el envío de tropas españolas al conflicto, como tampoco lo hará la OTAN, aunque haya reforzado el flanco oriental de la organización para «asegurar la defensa de todos los aliados» frente a Rusia. La UE, que no puede implicarse militarmente, prioriza la vía de las sanciones económicas, diplomáticas y mediáticas –prohibiendo la propaganda del Kremlin– así como el cierre del espacio aéreo a los aviones rusos. Medidas con las que redobla la presión sobre Moscú pero que tendrán un fuerte impacto en la economía europea y española, en concreto en las exportaciones, las inversiones de empresas españolas en Rusia y en el turismo.

Para combatir los efectos de una guerra que en palabras de Sánchez será «larga», el presidente anunció un plan de medidas económicas y sociales que,entre otras cosas, contempla atender el flanco energético acelerando las energías renovables y un pacto de rentas entre empresarios y sindicatos para luchar contra la inflación y regular los salarios si el crecimiento del PIB se resiente y los trabajadores más vulnerables vuelven a ser -como sucedió durante la pandemia de covid- los principales damnificados.

Para ello pidió el apoyo de los partidos representados en el Parlamento, una unidad a la que debería contribuir la nueva etapa que se inicia en el Partido Popular. En la posición de España frente a la guerra, el PP ya ha ofrecido su respaldo al Gobierno. Sería bueno que durante el resto de la legislatura continuara la colaboración con el principal partido de la oposición que Alberto Nuñez Feijóo se dispone a liderar.