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El secreto mejor guardado de Cantabria: más de 700 escaleras y con vistas de película

El Faro del Caballo está situado en la localidad cántabra de Santoña y se puede llegar a él a pie o en barco

El Faro del Caballo en Santoña.

El Faro del Caballo en Santoña. / Pixabay

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España cuenta con rincones increíbles repartidos por toda su geografía. De norte a sur y de este a oeste, el viajero puede disfrutar en nuestro país de lugares mágicos que enamoran y sorprenden a partes iguales. Uno de esos rincones de ensueño lo encontramos en Cantabria. Concretamente, en el conocido pueblo de Santoña.

El Faro del Caballo, ubicado en Santoña, constituye un emblemático punto de interés en el norte de España. Este faro, erigido en 1863 sobre el Monte Buciero, ofrece panorámicas excepcionales que se extienden hasta el mar Cantábrico. Su belleza y las vistas que proporciona justifican plenamente su popularidad entre los turistas. Si tienes la oportunidad de estar en Santoña, asegúrate de incluirlo en tu itinerario. Para aquellos que prefieran evitar el desafío de ascender y descender los 763 escalones, existe la opción de ir en barco o en kayak.

El complejo del faro se componía originalmente de dos secciones principales: una residencia para el farero, que ya ha sido demolida, y la torre del faro propiamente dicha. La torre, de forma cilíndrica, alberga en su cúspide una linterna situada dentro de una estructura prismática de cristal coronada por una cúpula semiesférica y se culmina con un delgado balcón exterior rodeado por una barandilla metálica. El foco luminoso se eleva a 24 metros sobre el nivel del mar y a 13,36 metros sobre el suelo.

Su luz se encendió por primera vez el 31 de agosto de 1863. Sin embargo, ha permanecido inactivo desde mediados de los años 90, principalmente debido a sucesivos actos de vandalismo.

Una vista de la localidad cántabra de Castro Urdiales.

Una vista de la localidad cántabra de Castro Urdiales. / Pixabay

Otras joyas cántabras

No muy lejos de Santoña, encontramos los municipios de Liendo y de Castro Urdiales, que albergan uno de los rincones más bonitos de este sector del litoral del norte de España, formado por la conjunción de las localidades de Oriñón y Sonabia, donde los paisajes multiplican las buenas sensaciones que siempre nos trasmite esta bella región.

Nos dejamos atrapar por este punto costero imprescindible, relativamente poco conocido, y nos preparamos para el asombro ante su combinación de elementos naturales.

A unos pocos kilómetros de Castro Urdiales, en dirección hacia Santander, divisamos la elevación del pico Cerredo y adivinamos que nos estamos acercando a la desembocadura del río Agüera, donde se asienta la localidad de Oriñón.

El curioso puerto natural de Islares nos marca el extremo oriental de una ensenada en la que las aguas del río Agüera se entremezclan con el mar en la ría de Oriñón, formando un espacio de marismas.

Con la imagen de la playa de Oriñón aún en la retina, avanzamos hacia occidente siguiendo la línea costera para penetrar inmediatamente en un paraje espectacular, donde encontraremos una de las playas salvajes más deslumbrantes de toda la región y, nos atreveríamos a decir, del norte de España.

La localidad de Sonabia, formada en su mayor parte por segundas residencias, se muestra como avanzadilla antes de penetrar en el corazón de estos paisajes increíbles custodiados por la imponente presencia del monte Candina, que se eleva hacia el cielo hasta casi alcanzar los quinientos metros sobre el nivel del mar.