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Un paseo por los relojes de sol de Usera

Las fachadas de la colonia Moscardó muestran uno de los mayores conjuntos gnomónicos de España con 17 coloridos relojes ideados por el diseñador Alberto Corazón y el matemático Juan José Caurcel

Uno de los relojes de sol en la calle de Gumersindo Azcárate.

Uno de los relojes de sol en la calle de Gumersindo Azcárate. / TITANIO ESTUDIO

Víctor Rodríguez

Víctor Rodríguez

Son algo bastante insólito. No es fácil encontrar en otro lugar un barrio que en menos de medio kilómetro cuadrado muestre 17 relojes de sol en sus fachadas. Diseñados por el artista Alberto Corazón, el autor de logos tan conocidos como los de la Once, Cercanías o Mapfre, por citar solo unos pocos, son además bastante estéticos. Y desde su reciente restauración, en el verano de 2022, lucen espléndidos. Tanto que se han convertido en un tímido foco de atracción turística en el distrito de Usera, fuera de los circuitos habituales. "Hace poco vinieron unos italianos buscándolos porque les habían hablado de ellos, y también gente de Valencia", comenta Fernando Reyter, miembro de la directiva de la Asociación de Vecinos Barrio Moscardó, la entidad que más ha hecho por su recuperación.

Ubicados en la histórica colonia Salud y Ahorro, los relojes fueron instalados en los años 80. Pero conviene remontarse a los orígenes de este barrio de construcciones armónicas para entender mejor su idiosincrasia. En las primeras décadas del siglo XX la población de Madrid crecía y las autoridades comenzaban a tener conciencia de que era necesario articular soluciones. La colonia Salud y Ahorro fue, de esa forma, parte del plan municipal de Casas Ultrabaratas, uno de los primeros proyectos de vivienda pública de la capital.

Trabajos de restauración de uno de los relojes.

Trabajos de restauración de uno de los relojes. / TITANIO ESTUDIO

En 1929 se levantaron allí 300 viviendas de apenas 50 metros en edificios de tres alturas. Posteriormente se fueron construyendo más con otras tipologías. Los cambios en los aires políticos determinaron cambios en el nombre del barrio, que pasó a llamarse Moscardó en recuerdo del general del bando nacional que defendió el alcázar de Toledo. Y con el tiempo aquellas casas y aquella colonia fue necesitando una reforma. "Los pisos tenían humedades abajo, las vigas de arriba de la techumbre eran de madera. Los cables eran a 125 voltios y de pelo fino, que se quemaban cada dos por tres... En definitiva eran edificios de 1929 transportados a 1979", afirma Reyter.

Fácil lectura

El Ayuntamiento planteó un proyecto de rehabilitación del barrio en 1982. Y es entonces cuando surgen los relojes. Buscando un elemento en las fachadas que dé identidad al barrio, contactan con el diseñador Alberto Corazón. Y Corazón piensa en los relojes de sol. "Por entonces había hecho otros en Madrid, uno en la Puerta de Toledo, más complejo, y uno en la Plaza del Rey", explica Rosa García Reverte, de Titanio Estudio, la firma que se ha hecho cargo de la restauración y que hoy organiza visitas guiadas. Se fija en diseños clásicos, pero sobre todo busca que sean de fácil lectura. Y cuenta con la ayuda del matemático Juan José Caurcel, que se encarga de los cálculos para elegir las mejores ubicaciones, orientarlos y dimensionarlos.

El proyecto original era de 33. "La intención era que entraras por donde entraras al barrio, que conforma una especie de triángulo, vieras uno", explica Caurcel. Pero finalmente solo se ejecutaron 17, que atendiendo a tamaños, formas y disposición presentan distintas tipologías. Desde la calle de las Caleras, se pueden contemplar los de mayor tamaño, de hasta 6 x 5 metros el más grande, orientados al este, con números árabes dispuestos en un limbo rectangular en tonos marrones y ocres. Son cuatro, dos de ellos algo tapados por el centro de salud construido con posterioridad, y en los cuatro se puede ver, además, un sol amarillo y delineado en rosa con un rostro en su disco que se repite en buena parte del resto de relojes del barrio.

Relojes de sol visibles desde la calle de Las Caleras, en la colonia Moscardó, en Usera.

Relojes de sol visibles desde la calle de Las Caleras, en la colonia Moscardó, en Usera. / TITANIO ESTUDIO

Otros dos relojes, en la calle Bernardino de Antequera, integran las ventanas de la fachada en su diseño. Aunque quizá los más llamativos, por los colores rosas y amarillos y con la numeración romana en blanco, sean los que se ven en lo alto en la calle Gumersindo de Azcárate. Uno parecido se ve en la plaza del Pintor Lucas, al que en la restauración, desvela García Reverte, hubo que ponerle el gnomon o estilo, la pieza metálica cuya sombra sobre los números indica la hora, pues lo había perdido. "Entre ellos hay uno de limbo octogonal con una ventana circular dentro en el que lo que hicieron Corazón y Caurcel fue llevar a la fachada el diseño de un reloj de mano", añade la restauradora de Titanio Estudio, quien llama asimismo la atención sobre el hecho de que en los de numeración romana (seis del total de 17), el 4 se representa con cuatro íes: IIII, en vez de IV. Existen, finalmente, cinco relojes ocultos en los pasadizos que se configuran entre los bloques de la colonia Salud y Ahorro. Los tonos que dominan son el blanco el azul y el rosa y presentan llamativas grecas.

En el instituto

Los 17 relojes cumplen, si el sol tiene a bien lucir, con la función de indicar la hora. Con bastante precisión, de hecho, solo durante el invierno hay una cierta desviación. Dependiendo de si el horario civil es el de invierno o el de verano habrá que sumar una o dos horas respecto a la marca de la sombra del gnomon sobre el limbo. Pero también han servido a ese otro propósito de dar identidad al barrio con que se plantearon y con que cuatro décadas después la Asociación de Vecinos Barrio Moscardó impulsó su restauración tras recibir una subvención municipal. El coste total del proyecto ha rondado los 120.000 euros. "Los vecinos sí nos identificamos con ellos", tercia Reyter. "Durante muchos años Usera solo salía en las noticias por los sucesos: un tirón, un apuñalamiento, un asesinato... Era una imagen injusta, como si esto fuera el oeste. Ahora mucha gente que ha venido a ver los relojes está descubriendo un barrio que no conocía". La asociación ha adoptado el sol diseñado por Corazón para los relojes como emblema para sus premios anuales. Y en el IES Pedro Salinas, el instituto del barrio, un profesor de Matemáticas quiere instalar con sus alumnos tres relojes de sol, dos en fachadas y uno horizontal.

Una vez al mes se organizan visitas guiadas gratuitas para grupos de 30 personas. Suelen ser en sábado por la mañana. Con tres semanas de anterioridad se van anunciando en las webs del Ayuntamiento y Titanio Estudio y en las redes sociales de la Asociación de Vecinos Barrio Moscardó.