LA VIDA CONTIGO

Aborto, pederastia o Tinder: el Papa Francisco responde a los jóvenes en el mayor momento de desconexión con la Iglesia

Distintas religiosas explican por qué creen que los chicos y chicas en España se han alejado de la religión

Cartel de 'Amén. Francisco responde'.

Cartel de 'Amén. Francisco responde'. / Disney+ España

María G. San Narciso

María G. San Narciso

"Si yo no fuera feminista, ¿sería mejor cristiana?", le pregunta una chica al Papa en un escenario situado en Roma. Alrededor de ellos hay otros nueve jóvenes veinteañeros que Producciones del Barrio ha juntado para hablar con la máxima autoridad de la Iglesia Católica. Hay mujeres y hombres; personas binarias y no binarias; gente pro-aborto y antiabortistas; practicantes, no practicantes, ateos o agnósticos; y hasta una trabajadora sexual. Algunos llegan de España; otros de Argentina, Senegal o Chile. La idea es que todos pregunten, sin guión y sin censura, todo aquello que cuestionan de la Iglesia Católica, donde pueden estar las claves que han provocado una desconexión cada vez mayor entre la institución y los jóvenes, mucho menos creyentes que hace décadas y mucho más críticos con algunos pecados que no dejan pasar.

Por ejemplo, en el documental Amén. Francisco responde, que se puede ver en Disney+ desde este 5 de abril, podemos escuchar la opinión del Papa sobre el aborto cuando una de los 10 jóvenes, reconocida como creyente y participante en su iglesia, le explica que acompaña a mujeres a abortar. No entiende que la Iglesia les dé la espalda, le dice. Otra chica, anti-abortista declarada, reconoce que ella va a clínicas para hablar con mujeres justo antes de que den término a sus embarazos porque, en su opinión, muchas veces las circunstancias que las llevan hasta ahí tienen solución. "Ninguna se arrepiente después de tener a sus hijos", asegura. Hay un debate sobre lo paternalista que esto resulta; sobre el poder o no de elección.

El Papa responde que, si bien está de acuerdo en que hay que nunca se debe dar la espalda a estas mujeres, "no se puede justificar" el aborto. "El problema del aborto hay que verlo científicamente y con cierta frialdad, cualquier tratado de embriología nos enseña que al mes de la concepción ya está delineado el ADN y los dibujos de los órganos, no es un montón de células que se juntaron, es una vida humana", les dice. Ninguna sorpresa en este punto. Sí está más en la línea de estos jóvenes cuando se habla del colectivo LGTBI. Una chica le pregunta si sabe lo que es una persona no-binaria. Y sí, entiende lo que esto significa. Por el contrario, no sabe lo que es el Tinder, pero dice comprender que la gente se busque.

Sexo sí, masturbación no

Otra joven, que trabaja haciendo vídeos eróticos a demanda, explica con detenimiento en qué consiste su trabajo sexual y asegura que, gracias a él, ahora puede conciliar mucho mejor y pasar más tiempo con su niña. La chica antiabortista critica el porno y la masturbación por alejar, dice, a unas personas de otras, pero el resto de chicas no están para nada de acuerdo. Para el Papa también "empequeñece", pero defiende (al menos, de otro tipo) el sexo: "Es una de las cosas bellas que Dios dio al ser humano, expresarse sexualmente es riqueza".

Con todo, reconoce que "la catequesis sobre el sexo todavía está en pañales". Sandra Salazar Neira, superiora de la Comunidad de Catequistas Sopeña de Sevilla, opina algo parecido. "Nosotras nos sentimos con pocas herramientas para poder tratar y acompañar todas esas situaciones. Todo ese mundo que se nova a de las manos, por más que ahora busquemos información sobre sexualidad y afectividad", reconoce con lástima a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. Para ellas, la solución está en buscar a catequistas más jóvenes. Afirma que deben "avanzar, reflexionar un poco más y formarse" en este y otros temas, "para poder intervenir y acompañar". "Debemos hacer todo lo que podamos para que algunas personas se sientan acogidas. Nuestra Iglesia es una Iglesia de pecadores y no de santos. Hay que hacer un esfuerzo", afirma.

Tanto el Papa como distintas personas religiosas con las que ha contactado este medio lamentan que no siempre se haya hecho. Hay personas LGTBI, personas que han abortado o personas que no han esperado a un enlace matrimonial para tener un hijo o una hija que han sido desplazados o rechazados por su entorno religioso. El camino, aseguran, es estar con ellos.

Cada vez hay menos practicantes en España

Sin embargo, el pontífice no está tan de acuerdo cuando le recriminan que no haya mujeres ocupando ciertos cargos en la Iglesia, como el suyo mismo. "Es un problema teológico. Hay dos líneas: en el ministerio están los hombres, y en la maternalidad, mucho más importante, las mujeres", defiende. Hasta ve una "adhesión machista" al "afán de promoción". La conclusión es que ni habrá sacerdotisas ni papisas: su labor, para él, es otra. Pero el mensaje que puede llegar en una sociedad que busca la igualdad de género es que las chicas no tienen el mismo sitio dentro de la Iglesia que ellos.

En general, muchos jóvenes no se sienten acogidos por la estructura organizativa de la Iglesia, como lamenta Salazar. El CIS lleva desde 1978 haciendo preguntando a los españoles cómo se definen en materia religiosa. El porcentaje de los que responden que son católicos ha caído desde el 90,5% en 1978 al 55,4% registrado en 2022. Ese dato es especialmente bajo entre los más jóvenes, sobre todo si se compara con la población más mayor. Por ejemplo, entre aquellos que tienen de 11 a 24 años, solo un 11,7% se consideran católicos practicantes y un 24,6% católicos no practicantes. Entre quienes tienen de 25 a 34 años, un 8,9% se declara católico practicante y un 24,6% no practicante.

En ambos grupos, seis de cada 10 personas dicen ser agnósticos (es decir, no niegan la existencia de Dios pero tampoco la descartan), o no creyentes, o ateos (niegan la existencia de Dios). En general, el número de no creyentes se ha disparado del 7,6% en 1978 al 40,3% de ahora.

El problema de la inmediatez

Teresa Gutiérrez, una joven de 31 años de la Mesa Diocesana de Madrid, cree que la desconexión se debe a dos causas fundamentales. Una de ellas es que "la sociedad cada vez más individualista. Y va a más. Queremos todo más inmediato, especialmente las personas que hemos nacido en la era digital", explica a este medio. El proceso de fe, en su opinión, es todo lo contrario: requiere que sea largo y pausado. "Eso repercute en el sistema educativo. La educación espiritual y las materias que desarrollan el pensamiento crítico están cada vez menos presentes, como ocurre con las Artes, la Filosofía o la Religión, que en algún centro está más enfocada al adoctrinamiento", afirma. El otro motivo que encuentra Gutiérrez es que la Iglesia siguiera anclada en normas del siglo XX cuando se ha producido un cambio de paradigma en la sociedad.

Abusos sexuales

Otro de los puntos que pesan es el pasado más oscuro de la institución, cuyas heridas aún son visibles. Un joven español que ha sido víctima de abusos sexuales perpetrados en su colegio del Opus Dei protagoniza uno de los momentos más emotivos del documental al contar al pontífice su caso, que le da las gracias y asegura que están haciendo todo lo posible por acabar con esta lacra dentro de la Iglesia. Pero no todos están de acuerdo con esta afirmación. Creen que aún falta bastante, que la respuesta que están dando es más bien flojita, y que parece que aún tiene más apoyo el abusador que el menor que lo padece.

El Papa Francisco, en una audiencia general. 

El Papa Francisco, en una audiencia general.  / Archivo

A día de hoy, en España no existe un recuento oficial que recoja el número de casos de abusos sexuales. En 2021, la Iglesia contabilizaba por primera vez 220 denuncias a sacerdotes desde 2001 a 2021. El diario El País, que llevan su propio recuento, eleva a más de 900 estos casos con un total de más de 1.700 víctimas, un número que se multiplica en otros muchos países, donde también ha habido una cultura de la ocultación y un apoyo por parte de los altos cargos hacia los supuestos abusadores.

"El tema de los abusos es gravísimo. Ha pedido perdón pero es imperdonable", expresa Laura Moreno Marrocos, delegada episcopal de Jóvenes de Madrid. Una de las diez chicas que aparecen en el documental también cuenta otro tipo de abusos. Ella estuvo a punto de ser monja, pero se salió del convento al entender que estaba mal. No le permitían ni hablar con su familia ni tener ningún tipo de contacto con el exterior. Algo que, ahora más que nunca, aleja a los jóvenes de un posible camino en la Iglesia.

¿Está la Iglesia a tiempo?

A lo largo del documental, Francisco critica en varias ocasiones el centralismo de la Iglesia y los abusos de poder. En su opinión, la labor fundamental, y lo realmente 'puro', se hacen en los márgenes. Que esto se conozca es, según las religiosas, la forma de volver a reencontrarse con la juventud.

"Vivimos en una sociedad muy secularizada. No es tan fácil que la Iglesia llegue a todos los jóvenes", apunta Laura Moreno. "Por su parte, la Iglesia se quedó por mucho tiempo encerrada en sus templos, convencida de que el pueblo de Dios seguiría recurriendo como en épocas pasadas", añade. Pero no ha sido así. ¿Cómo creen que puede volver a acercarse a aquellos creyentes que no quieren saber nada de la Institución?

Pues entre las distintas ideas que dan, Sandra Salazar apuesta por aprovechar las redes sociales. "Es la vía por la cual se conectan entre ellos. Si no aprovechamos eso los vamos a perder del todo, pero a la Iglesia le cuesta estar. Y, si lo está, es con su propio estilo, que no se adapta al que ellos tienen. Es complicado", reconoce.

Otra idea es enseñar lo que los jóvenes hacen ahora dentro de la institución. Teresa Gutiérrez habla de los movimientos feministas que hay dentro de la Iglesia y Sandra Salazar de todo el voluntariado que realizan. "Aquí hay un camino fuerte por hacer", apunta Moreno. A tenor de los cambios en la forma de comunicar que ha llevado a cabo el Papa Francisco -el documental es el mayor ejemplo- lo están intentando.