Sanciones a Inglaterra

Moscú prohíbe a Boris Johnson entrar en Rusia

Junto al primer ministro de Reino Unido, el Kremlin prohíbe la entrada a otros 12 altos cargos británicos

El primer ministro británico, Boris Johnson.

El primer ministro británico, Boris Johnson. / Tom Nicholson/PA Wire/dpa

Redacción / EP

El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso ha informado este sábado de que ha prohibido la entrada en Rusia al primer ministro británico, Boris Johnson, y a otros 12 altos cargos de su Gobierno. Este comunicado llega una semana después de que el primer ministro británico viajara por sorpresa a Kiev para reunirse con el presidente ucraniano, Vlodimir Zelenski.

Esta medida es en respuesta a la "difusión desenfrenada de información en una campaña política de Londres que busca aislar a Rusia en el ámbito internacional creando las condiciones para contener a nuestro país y estrangular nuestra economía". Es lo que dice el comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores en lo que parece una represalia al último paquete de ayuda financiera y militar, por valor de unos 120 millones de euros, que aprobó Inglaterra.

El listado de personas non gratas incluye además a la ministra de Asuntos Exteriores, Elizabeth Truss; al ministro de Defensa, Ben Wallace; al vice primer ministro Dominic Raab; al ministro del Tesoro, Rishi Sunak; al ministro de Transportes, Grant Shapps; a la ministra del Interior, Priti Patel; al ministro de Emprendimiento, Energía y Estrategia Industrial, Kwazi Kwarteng y a la ministra de Digitalización, Cultura, Medios de Comunicación y Deporte, Nadine Dorris.

Igualmente se ha señalado a varios diputados conservadores; a la ex primera ministra Theresa May; al viceministro de Defensa, James Hippie; a la ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon y a la fiscal general de Inglaterra y Gales, Swella Braverman.

Además, Rusia no cierra la puerta a vetar a otras personalidades políticas inglesas: "En el futuro próximo esta lista se ampliará con otros políticos y diputados británicos que contribuyen a azuzar la histeria antirrusa para conseguir que Occidente en su conjunto emplee un lenguaje de amenaza en su diálogo con Moscú", ha explicado el Gobierno ruso.