MENSTRUACIÓN

La regla, olvidada por la ciencia y escondida por la sociedad: "Sigue siendo un problema a la hora de tener sexo"

María Zuil y Antonio Villarreal reflexionan sobre qué dice de nuestra sociedad la manera de experimentar, investigar, callar o reivindicar la menstruación

A la derecha, María Zuil y Antonio Villarreal, autores de 'La mitad que sangra'.

A la derecha, María Zuil y Antonio Villarreal, autores de 'La mitad que sangra'. / EPE

María G. San Narciso

María G. San Narciso

La prima, la visita, el dragón rojo, el inquilino comunista, estar mala, reventar los tomates, la vecina, seducir a los vampiros, la tía roja, Juana la colorada, cerrar por reforma, Bloody Mary, tener problemas técnicos, Chapulín Colorado, la temporada de la fresa, la mujer de rojo, el licenciado Rojas con su esposa Dolores, el día de Ana Frank... Así se nombra, y se ha ido nombrado a lo largo de épocas y culturas, a la llegada de la menstruación y los días que se vienen. En todo el mundo podría haber unos 5.000 eufemismos, como poco, para referirse al ciclo, algo que ejemplifica hasta qué punto la regla ha estado siempre rodeada de mitos y leyendas que hn condicionado la forma en que las mujeres la viven y cómo conviven con ella en la sociedad.

Es lo que cuentan los periodistas María Zuil Navarro y Antonio Villarreal en La mitad que sangra (Ed. Libro del KO), un libro que nace de un reportaje publicado en El Confidencial donde se abordaba la falta de información que hay sobre la regla, pese a que, literalmente, la mitad de la población la tenga en un algún momento de su vida. En él se preguntaban por qué algunas mujeres sentían tanto dolor con su menstruación mientras otras apenas se enteraban cuando les bajaba. O por qué unas tienen cliclos más largos que otras, a qué vienen las irregularidades que se dan algunos meses, o por qué hay mujeres que tienen el síndrome premenstrual y de qué depende. Las respuestas eran escasas.

El ejemplo más actual sobre el desconocimiento acerca de la regla lo tenemos con la vacunación frente al Covid-19. Al tiempo de comenzar la campaña, muchas mujeres refirieron haber tenido una menstruación dolorosa y abundante después del primer pinchazo. Una encuesta preliminar a 14.000 mujeres observó que hasta un 70% de ellas habían prsentado cambios menstruales. A día de hoy, seguimos sin conocer si hubo causa-efecto.

Tabú

El libro recoge una declaración de Jerilynn Prior, fundadora del Centro para la Investigación del Ciclo Menstrual y la Ovulación (CeMCOR, por sus siglas en inglés), que resumen un poco lo que pasa. Ella cree el hecho de que la medicina no haya estado interesada en estos asuntos es una correlación del interés que susticta en la sociedad: "Hay un tabú"."La menstruación se ve como algo asqueroso o desagradable, a la sociedad no le gusta: esto sucede especialmente con los hombres y los hombres son el factor dominante de la cultura".

"Tanto en la encuesta que hicimos como hablando con expertas nos dimos cuenta de que, aunque hayamos avanzado mucho, la menstruación sigue siendo un problema a la hora de tener relaciones sexuales. A mucha gente le da asco. Es algo que se oculta que oculta, desde los propios anuncios que utilizan líquido azul a día de hoy, hasta el estigma y los prejucios que tiene una mujer a la hora de hablar de su regla delante de otras personas. Toma muchas formas, pero al final se sigue viendo como algo que da asco y recelo", Zuil.

Tanto es así que si buscas menstruación en Google, la sangre apenas aparece. En su mayoría es sustituida por purpurina y lentejuelas de color rojo, como el tampón que ilustra la imagen de esta misma pieza. "Si la pones, puede que Google y las redes sociales la penalicen por considerarla violenta", contestaba un compañero de este periódico al mostrarle una en la que sí se veía lo que sí es la menstruación: el sangrado vaginal.

Todo empieza a cambiar

Villarreal ha visto a compañeras pedir un tampón casi en secreto en la redacción. Cree que esta forma de silenciar o hablar poco de la menstruación, o hacerlo con vergüenza, también ha influido en esa falta de interés médico y mediático. "Hay mujeres a las que les duele mucho pero son desincentivasdas por su propio círculo para ir al médico. Si todas las mujeres que deberían ir fueran, aquí habría una aluvión de personas que necesitan tratamiento", indica. Otro problemas es que no todas son conscientes de hasta qué punto lo que les pasa con la menstruación es normal o debería mirarse.

Aunque todo eso empieza a cambiar, sigue siendo un proceso "muy lento". Son demasiadas décadas y décadas perpetuando ideas equivocadas y leyendas a lo ancho y largo del planeta, como que no se puede hacer mayonesa con el periodo porque se te corta. O sobrada en Mallorca. O sushi en Japón. Porque no se sabrá mucho de la regla, pero si algo se ha extendido de ella es su poder para arruinar cosechas y comidas varias.

Pero hay esperanza: "Las generaciones más jóvenes están abranzando el escuchar al cuerpo, el sangrado libre que les permite ver si sangran mucho o poco, ya no se toman la píldora con tanta alegría como nuestras madres y se buscan aplicaciones menstruales para ver la regularidad del ciclo que permitan observar y tener mayor conciencia de él, lo que se convierte en un tema de conversación más que absurdamente se ha silenciado mucho tiempo", opina.

La parte médica, por el contrario, va más lenta. "Hablando con médicos, la sensación es no se ha investigado lo suficiente y no hay tramiento para problemas como la endometriosis. Muchas cosas no se han hecho bien, o por desinterés o porque se trata de ocultar las causas, un poco por detrás", indica el autor.

Educación escasa

Otra cuestión que han visto a través del cuestionario es la falta de conocimiento que las mujeres y demás personas menstruantes tienen sobre su propio ciclo. "La única educación que hay sobre la menstruación es la que está relacionada con la reproducción y para mí eso es totalmente erróneo. Se deberían estudiar los signos para saber cuándo todo va bien y cuándo hay que ir al médico, así como mejorar los productos mensturales. Tiene que haber una apuesta mayor por productos que sean sostenibles baratos y erradicarse el IVA por ese 20% de pobreza menstrual. Es algo que me llama muchísimo la atención: 20 de cada 100 mujeres no tienen productos para ponerse estos días. Eso también es fundamental", asegura Zuil.

La regla, apuntan en el libro, funciona como un semáforo de la salud: solamente el hecho de tenerla o no ya es indicativo. Pero también lo son otros signos que no se saben interpretar o que no se tienen en consideración por parte de los propios médicos.

Vivir la regla con la filosofía de Mr Wonderful es complicado, pero recuerdan que el dolor no es normal. Por eso, consideran que se debe avanzar en la atención médica para que los diagnósticos sean realmente eficaces y la investigación mejore los tratamientos. "Soy optimista. El hecho diferencial es que ahora hay mujeres en la ciencia, y eso también va a afectar en la toma dedecisión y los proyectos de investigación que se desarrollen", asegura Zuil. Ya lo decía Gloria Steinem en 1978: "Si los hombres tuvieran la regla, la menstruación se convertiría en una realidad masculina envidiable y digna de alarde. Los hombres se jactarían de lo largos y copiosos que serían sus periodos". Aunque todavía quede mucho por mejorar, vamos por el buen camino.