LIBRO

Elissa Bassist, autora de 'Histérica': "El odio por las voces agudas femeninas está increíblemente interiorizado"

Cómo se percibe el tono en el que hablan las mujeres y lo que se les permite o no decir centran el análisis de esta escritora a partir de su propia experiencia

Elissa Bassist, escritora y humorista, autora del libro 'Histérica. El grito definitivo ocn el que recuperar tu voz' (Rocaeditorial, 2023)

Elissa Bassist, escritora y humorista, autora del libro 'Histérica. El grito definitivo ocn el que recuperar tu voz' (Rocaeditorial, 2023) / CEDIDA

Ángeles Castellano

Ángeles Castellano

Durante la campaña electoral de Estados Unidos de 2016, en la que terminó imponiéndose Donald Trump, una de las contendientes era mujer: Hillary Clinton. Durante toda la campaña se sucedieron los artículos y comentarios negativos acerca de su tono de voz y el volumen en el que hablaba: "resulta antipática", "su voz es estridente", "su tono de voz es elevado, molesto y abrasivo" fueron algunos de los que se podían leer de manera regular en redes sociales y que reproducían analistas entrevistados en la televisión estadounidense.

El de Clinton no es un caso aislado. Que una mujer resulte antipática o sea criticada por el tono de su voz es algo que ocurre desde hace décadsa. Cuarenta años antes, la primera mujer en dirigir la política del Reino Unido, Margaret Thatcher, entrenó su voz para bajar el tono 60 megaherzios y que sonase más grave y que su mensaje ofreciera más seguridad y confianza.

La voz de las mujeres siempre ha estado en cuestión. Los asistentes virtuales como Siri o Alexa son femeninas, "por un estereotipo de sumisión". Todo esto y algunas cosas más en relación a lo que dicen y cómo lo dicen las mujeres y las repercusiones que esto tiene en su vida, lo aborda la escritora, humorista y profesora estadounidense Elissa Bassist en su libro Histérica. El grito definitivo con el que recuperar tu voz, publicado recientemente por Rocaeditorial en España. Lo hace a partir del relato de su propia vida, que salpica con datos de estudios y estadísticas acerca de esta realidad y lo que creemos que es la realidad.

La escritora atiende a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA desde Nueva York, donde reside, por videoconferencia.

La autora Elissa Bassist posa con la edición en inglés de su libro 'Histérica. El grito definitivo con el que recuperar tu voz'

La autora Elissa Bassist posa con la edición en inglés de su libro 'Histérica. El grito definitivo con el que recuperar tu voz' / CEDIDA

-Pregunta: La escritura de este libro le ocupó durante muchos años. ¿Qué es lo que le hizo querer escribirlo?

Yo siempre quise ser escritora, pero al mismo tiempo, no sentía que mis historias fueran lo suficientemente importantes para contarlas y no pensaba que tuviera una voz o una opinión lo suficientemente fuertes. Así que yo misma era una gran crítica y una barrera para mí misma. Pero había algunos acontecimientos de mi vida que no era capaz de sacarme de la cabeza. Y cuanto más escribía sobre ellos, más sentía que estaban conectados. No podía creer que el mismo sexismo que viví en el colegio fuese el mismo sexismo que encontré en mi primer trabajo y que fuese el mismo sexismo que sentía en la consulta del médico. Además, me daba cuenta de que yo había internalizado el sexismo y me molestaba el sonido de mi propia voz, sentía que no podía hablar por mí misma, que nunca había aprendido a hacerlo. Así que me puse a investigar y cuanto más lo hacía, más claro me quedaba que no era un problema personal y que no sólo me pasaba a mí, que es algo común entre mujeres y entre personas no binarias. Incluso ahora, después de haberlo escrito, sigo teniendo esa voz crítica dentro de mí que me está diciendo: eres una feminista militante, suenas desquiciada, suenas como una revolucionaria. Es una batalla diaria.

-P: Parece una cuestión frívola, pero en el libro desarrolla cómo se percibe el tono de voz de las mujeres: necesitamos tener una voz aguda y sugerente para resultar sexy y por lo tanto ser deseadas, pero grave para demostrar seguridad y poder. ¿Es posible tener el tono de voz adecuado?

Es interesante que digas que resulta frívolo porque durante un tiempo yo también lo pensé. Pero está todo conectado: descartar la voz de una mujer por resultar estridente está conectado con no darle la oportunidad de decidir sobre su propio cuerpo. Todo forma parte del mismo mecanismo para silenciarnos y controlarnos. Una forma de controlar a otras personas es hacer que odien su propia voz. Así no hablan: no se quejan, no protestan, no acusan, no hacen nada porque están demasiado ocupadas odiándose a sí mismas y tratando de cambiar sus voces para lograr elogios y respeto.

-P: ¿Cómo cambiamos algo así? ¿Qué se puede hacer?

Creo que es importante incluso algo tan sencillo como ser consciente de ese gran prejuicio contra las voces de las mujeres y de que es algo externo e interno. Yo personalmente estoy tratando de escuchar a más mujeres. Me doy cuenta de que la banda sonora de la mayor parte de mi existencia es masculina. Cuando enciendes la televisión, la radio, el cine, lo que sea, siempre hay un hombre hablando. Así que trato de buscar programas en los que las protagonistas sean mujeres y trato de ver o escuchar programas informativos en los que de manera predominante no hay hombres. Hay que buscarlos, escucharlos, acostumbrarse a las voces, que sea el sonido predominante en tu cabeza. Porque todo el mundo puede ser molesto, también los hombres, así que lo que trato es de exponerme a una mayor variedad de voces, más diversa.

Nuestra percepción está tan distorsionada que cuando hay unas pocas mujeres más de las que estamos acostumbradas a ver pensamos que hay demasiadas"

-P: Es curioso que me diga esto. Justamente hace unos meses, un columnista español dedicaba su tribuna pública a criticar que se publican demasiados libros escritos por mujeres y que versan sobre historias de mujeres bajo un título que preguntaba si no estamos hartas de nosotras mismas. ¿Cree que hay una sobreproducción de libros de mujeres?

Bueno, escribo sobre esto un poco en el libro, sobre cómo nuestra percepción está tan distorsionada porque estamos tan acostumbradas a ver hombres que cuando hay unas pocas mujeres más de las que estamos acostumbradas a ver pensamos que hay demasiadas. Que las mujeres están sobrepasando a los hombres, que estamos por todas partes y los hombres están en problemas. Y claro, es que no estamos acostumbrados a ninguna clase de paridad. No estamos acostumbrados a ver cualquier cosa que no sea exclusivamente la voz masculina, su punto de vista y sus historias. Y en realidad son ellos los que están contando la misma historia una y otra vez. Cuando piensas en el universo Marvel, por ejemplo, tenemos las mismas franquicias secuela tras secuela y es básicamente la misma historia todo el tiempo. Todas están contadas por hombres y protagonizadas por hombres. Y todos tenemos una perspectiva distorsionada pensando que porque veas unos pocos contadores de historias más diversos se están haciendo los dueños. Puedo entender que se asusten porque nunca han visto el mundo a través de los ojos de otra persona en toda su vida. No tienen que traducir constantemente las perspectivas de otras personas a las suyas. No han tenido que verse como personajes secundarios o alguno que no es importante. Les asusta no ser el protagonista, no ser el principal contador de historias. Pero no deberían estar asustados, la verdad. Hay sitio para todos. Y la igualdad no quiere decir que les quitemos a ellos para estar nosotras, podemos estar todos representados. Estamos tratando de conseguir respeto, el control de nuestras propias historias, no estamos tratando de amenazar a nadie.

La escritora, cómica y profesora Elissa Bassist, durante una actuación.

La escritora, cómica y profesora Elissa Bassist, durante una actuación. / CEDIDA

-P: Otro elemento relacionado con la voz de las mujeres tiene que ver con algo que decía recientemente en redes sociales la periodista y escritora británica Caitlin Moran. Contaba que su hija mayor ha comenzado a trabajar y que el consejo que le había dado es que cuando escriba un email borre la primera frase antes de enviarlo, porque las mujeres siempre empezamos nuestros correos pidiendo perdón. ¿Cuál es su experiencia como profesora de escritura?

Como profesora tengo reglas para mis estudiantes mujeres, como por ejemplo, que no se permite decir que algo es malo antes de presentarlo ante el grupo. No se puede decir "siento que tengáis que leer esto" o algo parecido, porque es insultarte. No puedes decirle a los demás que piensen negativamente sobre ti. Y es cierto lo que dices de los emails. Cada vez que una estudiante pide entregar su trabajo después de la fecha límite, siempre se disculpa con expresiones como "no sé manejar el tiempo", "soy un horror", "debes odiarme" y cosas así. Trato de transmitir la idea de que no pasa nada, que así es la vida. No hay que pedir perdón por todo todo el tiempo. Es como usar exclamaciones por todo, parece que si no lo haces estás siendo muy brusca. Ya sabes, el sistema ha decidido que las mujeres no pueden ser bruscas y tienen que pedir perdón por todo. Tenemos que combatir esto.

-P: En el libro aborda también las interrupciones en una conversación, cómo son los hombres quienes suelen interrumpir a las mujeres cuando hablan, en todos los ámbitos, pero la percepción es que es justamente al revés. Usted menciona esto en el libro. ¿Cuál es su experiencia en el aula?

La misma. De hecho, encontré un estudio que concluye que las mujeres hablan menos pero la impresión es que hablan demasiado. Es muy bestia. En clase se nota mucho la diferencia entre escritores hombres, mujeres y personas no binarias o trans. Los hombres suelen hablar mucho, nunca se disculpan y expresan su opinión con confianza y muy a menudo interrumpen y corrigen a otras personas. Y la mayoría no lo hace con mala intención, es simplemente la manera en la que han vivido sus vidas. Yo intento bromear sobre ese comportamiento. Les digo: estás haciendo una cosa taaaaan estereotipada. Se suelen reir, porque ni se dan cuenta de que lo hacen.