Consecuencias del conflicto

La industria gallega se entrega a los “erte de guerra” para eludir quiebras: “Nos llevará por delante”

Conserveras, logísticas, metalúrgicas o depuradoras preparan ya suspensiones de empleo ante la imposibilidad de asumir la escalada de costes

El transporte anticipa que parará camiones: “Estamos en modo de supervivencia”

Entorno de Stellantis Vigo, vacío; la planta estará parada hasta el lunes por falta de chips.

Entorno de Stellantis Vigo, vacío; la planta estará parada hasta el lunes por falta de chips. / ALBA VILLAR

Lara Graña

En depuradoras, criaderos de bivalvos y cocederos de mariscos la potencia contratada oscila entre los 37 y los 400 kilovatios/hora, según el tamaño de la empresa. De forma ininterrumpida, todos los días del año. No pueden apagar las bombas, los equipos de frío y congeladores, o adaptarse a los tramos horarios para arañar una rebaja en los precios. A la mercancía no le importa que hoy el megavatio hora alcance los 404 euros a las diez de la noche, o que caiga por debajo de los 150 euros durante la madrugada. En las más pequeñas, la factura diaria de la luz ronda los 650 euros; en las de mayor dimensión, los 6.000. “Tenemos empresas de más de cincuenta años que no es que ya ven afectado su negocio, sino su continuidad”.

Roberto 'Tito' Fariña es miembro de la Asociación de Empresarios Depuradores de Moluscos (Agade). Es tan acuciante su situación que “estamos usando generadores para dar cobertura al consumo”. Prefieren gastar doce litros de gasóleo por hora, que cotiza a cerca de dos euros en las estaciones de servicio, a enchufarse a la red. “Esto nos llevará por delante”. El único camino a seguir pasa por las suspensiones de empleo y la paralización de producción; dos años después de haberse encomendado a los ertes-covid, lo harán ahora con los 'ertes de guerra'.

El Gobierno, en el desarrollo normativo de la última reforma laboral (RD 32/2021, convalidado en el Congreso), ya incluyó un mecanismo. “Se diseñó por si venía otra pandemia, para no necesitar una declaración previa de estado de alarma”, coinciden los abogados Samuel Pena y Vanesa Rodríguez, de Baltar Abogados y On Tax & Legal, respectivamente. Se trata del denominado Mecanismo RED, aunque la nomenclatura bélica está casi más extendida, aunque en el momento en el que se publicó esta ley (30 de diciembre) nadie anticipaba una invasión militar de Vladimir Putin en Ucrania, y una metamorfosis geopolítica completa a nivel mundial.

Estos ertes podrán aplicarse solo una vez que el Consejo de Ministros determine que concurren causas excepcionales para dar cobertura a las empresas que necesiten suspender contratos de trabajo o reducir jornada. Tanto Pena como Rodríguez dan por hecho que tendrán que hacerlo “en los próximos días”.

Una vez desplegado este paraguas, el Mecanismo RED podrá habilitarse por causas cíclicas (cuando se aprecie una coyuntura macroeconómica general que aconseje la adopción de instrumentos adicionales de estabilización) o sectoriales. De este modo, las empresas tendrán, como con la pandemia, exenciones en cotizaciones a la Seguridad Social durante su aplicación. Podrán extenderse durante un año (los ERTE por causas cíclicas) o un máximo de dos (sectoriales). “Hay compañías que se están planteando cerrar, y necesitan que esto se active de inmediato. Así evitas despidos”, abunda Vanesa Rodríguez.

“Se busca mantener el empleo. Si no es posible, hay quien tendrá que tirar con despidos”

Empresas conserveras, depuradoras, de hostelería, metalúrgicas o de componentes de automoción están diseñando ya sus ertes de guerra, según pudo constatar Faro de Vigo, medio que pertenece al mismo grupo editorial que este diario. No solo por la eclosión inflacionaria de la energía, sino por un mix perverso: falta de materias primas (como el aceite de girasol), incremento de costes, reducción del consumo y paralización del transporte.

Porque la logística por carretera parará camiones. “Estamos en modo de supervivencia”, expone un empresario del sector, que anticipa una reducción drástica de la actividad por la subida del gasóleo. “No les queda otro remedio, las empresas están apurando la documentación para entregarla en cuanto antes les sea posible”, certifica el presidente de la Confederación de Empresarios de Pontevedra (CEP), Jorge Cebreiros. “El problema adicional será ya si, en vez de erte, haya quien tenga que tirar con despidos”. Para el líder de la patronal, Europa debe “tomar acciones inmediatas”, como la desambiguación del gas de la electricidad para marcar los precios.

“Es inadmisible, para las empresas y para los ciudadanos”. También señala a Europa el secretario general de la patronal metalúrgica Asime, Enrique Mallón. “Ha estado dormida demasiado tiempo, tiene que ser valiente y tomar medidas drásticas” para aliviar la factura energética y reducir la dependencia exterior de materias primas esenciales. Mallón anticipa también la presentación de erte, y parones en metalúrgicas de aceros, automoción o de maquinaria para el sector alimentario.