ELECCIONES 23J

Un día con Pilar Alegría: "Pedro Sánchez no es el demonio, lo puedo confirmar"

El Periódico de Aragón, del Grupo Prensa Ibérica, se sube a la caravana electoral de los cabezas de cartel, esta vez con Pilar Alegría, la ministra aragonesa de Educación que es a la vez portavoz del PSOE

Pilar Alegría abraza a una mujer en Cariñena, donde regaló claveles.

Pilar Alegría abraza a una mujer en Cariñena, donde regaló claveles. / El Periódico de Aragón

Ignacio Martín

Pilar Alegría se baja del coche de su director de gabinete a las 8.45 en punto. Ni un minuto más. Ha habido cambio de planes a última hora. El coffee shop donde se había concertado la cita está cerrado. Cruzando, hay un chino con terraza, café y bollería. Más que suficiente. La ministra empieza normalmente los días en la cafetería que hay junto a la sede del PSOE, en Conde Aranda, antes de tener la primera reunión del día. Esta vez la ha trasladado a María Montessori, cerca de los estudios de Aragón TV, donde a las 9.30 tiene una entrevista. "¿Queréis algo?", dice sin sentarse. Ella misma entra al bar a pedirse el café con leche. El día viene de aúpa, confiesa la aragonesa, sonriente desde primera hora.

Lo primero, directa al grano, la actualidad. Los medios han publicado que Tata Motors se va a Inglaterra. Tuerce el gesto. "He estado hablando con Industria y Economía (los ministerios). Hace tres días, el domingo, hablaron con ellos y no les dijeron nada", explica la candidata socialista, que analiza junto a su equipo la "casualidad" de que la mala noticia salga, otra vez, a pocos días del domingo de votaciones, como ya ocurrió en las autonómicas.

No da tiempo a mucho, hay que irse a la tele. ¿Todo controlado? "Eso creemos. Lo más difícil es preparar las preguntas", explican los asesores. "Que no te pillen con algo inesperado es lo que intentamos", de tal modo que todo está escrito, hasta alguna preguntas difíciles que esperan. Incluso las repreguntas. Por la calle, Pilar va explicando cómo viene el día. Primero la entrevista, luego ir a buscar a Illa a la estación, la visita al CIBA, otra al Believe in art, la comida con los candidatos, otra entrevista... 13 horas por delante.

Entra al plató. Su equipo se queda fuera, están tranquilos. La jefa controla, los temas y las cámaras. Antes de entrar y al salir, entre pasillos, se habla sobre todo de cálculos electorales. "El bloque de la derecha no va a llegar a la mayoría absoluta", creen. ¿Y vosotros? Tampoco. Si están por debajo de 170, explican, "ellos" no gobiernan. Si es así y el PSOE se queda en torno a 150, que nadie descarte la repetición de las elecciones en diciembre. "Nooo", se le escapa a uno de los presentes.

¿Qué 'trackings' tiene la ministra? "Yo los de la calle. El 'feedback' que me llega es muy bueno. Noto que hay ganas de votar, me paran y me cuentan, hablo con mucha gente estos días y las sensaciones son muy buenas", dice de vuelta al coche, donde su director de comunicación hace honor al aragonés Carlos Saura. "Deprisa deprisa", con los guardaespaldas siempre pisando los talones, se dirige hacia la estación Delicias, donde, según le dicen a Rebeca Muñoz (inseparable de Pilar desde hace 7 años), acaba de detenerse el AVE que trae a Illa de Barcelona. ¿Qué música suena? Cualquiera. Manolo Gracia (director de comunicación) lleva puesta Cadena 100. No es normal, el coche es provisional. "Llevo el de mi hijo, que no está".

Ahí va la ministra, en el Sandero, tan tranquila. Esta vez no pide música, aunque aseguran que es melómana, de gusto inclinado al indie, a Rigoberta Bandini, a Vetusta Morla... Pilar no escucha, va preparando la siguiente intervención leyendo en voz alta. Lo hace habitualmente, les canta a sus colaboradores lo que va a decir en la siguiente comparecencia. En voz alta, para memorizar las fichas con los datos concretos que le puedan pedir, esos que sus jefes de comunicación le preparan con mimo, resumiendo y remarcando, sintetizando y subrayando. Dos folios máximo, ahí está la clave.

Ya está. Pilar vuelve a conectar. Mira el móvil. "La imagen del perro sanxe sigue triunfando en 'megustas'. Me parto", dice coloquialmente la ministra, una maniática de la puntualidad. "Si tengo que esperar 10 minutos a empezar un acto ya me quema el culo", dice, efectivamente, tronchándose. ¿Más manías? "Es extremadamente perfeccionista", dicen sus colaboradores, a quienes puede escribir a las 2 o las 3 de la mañana para consultar o cambiar cualquier cosa del día siguiente.

Pilar Alegría y Salvador Illa, en 'La huerta clandestina'.

La ministra y Salvador Illa, en 'La huerta clandestina'. / ANDREEA VORNICU

"Duermo poco", reconoce. "Mi mente está muy activa por la noche", pese a que todo queda dispuesto al final de la jornada, con esa cerveza compartida en equipo que sirve para repasar el día siguiente. ¿Todo preparado? "Bueno, guardamos un margen amplísimo para modificar lo que necesite el día o la semana", sonríen.

Volando llega Manolo a Delicias. Pilar se baja del coche igual de deprisa, saluda a Illa y se mete en un Bakery a tomar algo. A las 10.43, durante la visita al Centro de Investigación Biomédica de Aragón (CIBA) llega la noticia de Tata. Confirmado, los indios han elegido Somerset y Aragón vuelve a quedarse sin fábrica de baterías. Suena un resoplido, pero en estos días tampoco hay mucho tiempo para lamentarse.

Se acaba la visita en el campus San Francisco y la ministra aprovecha un canutazo rápido con la prensa para loar a Salvador Illa. Este lo dedica a atizar a Feijóo. Saca a Vox del foco. Ya no es el objetivo, es el PP.

Otra vez al coche, camino de la calle Bolonia, donde está la siguiente parada. En La huerta clandestina está Believe in Art, una oenegé que promueve el arte como método curativo, llevando la pintura a los hospitales infantiles. Allí compra la portavoz socialista una botella de aceite de Belchite para regalársela al catalán mientras este curiosea productos por la tienda en la que Pilar saluda con cariño a cada uno de los que se le acercan. "Es muy muy cercana, dedica mucho tiempo a la gente", explican sus ayudantes, que aseguran que se ha ganado a todos en el Ministerio de Educación, desde los ujieres hasta el servicio de limpieza.

Llegada a primera hora de la mañana a los estudios de Aragón TV.

Llegada a primera hora de la mañana a los estudios de Aragón TV.

"Han pasado de tenerle tanto respeto que casi bajaban la cabeza cuando ella pasaba a llamarla por su nombre", cuenta Rebeca mientras el coche entra en un subterráneo. Es la hora de la comida, con Illa y los candidatos de Aragón a las Cortes Generales en el súper céntrico restaurante "del amigo Manolo".

La vida cambia cuando eres ministra. La gente se gira al verla pasar, la señala o directamente la para por la calle. "Se nota muchísimo, aún más desde que soy portavoz del partido. Es el efecto de salir más en televisión". ¿Piropos? "Muchos, sí. Tengo la suerte de que nunca me ha pasado nada desagradable. Una vez entrando en un restaurante hubo una pareja que me dijo algo en un tono elevado. No era un insulto, era una queja. Y me paré a hablar con ellos. Después incluso me dijo el hombre que había sido votante socialista y al final lamentó haberse dirigido a mí de un modo tan agresivo. ¡A lo mejor lo recuperamos!", explica entre risas, ya por la tarde, después de pasar por la COPE y antes de otro viaje. Un nestea junto a la plaza San Francisco, cerca de su casa en Zaragoza, a la que volvió hace un mes para vivir las elecciones en el lugar que corresponde.

Dormir poco

A las 19.30 tiene que estar en Cariñena, otro de esos trayectos que aprovecha para hacer videollamada con su hijo, hablar con su madre... El día es de locos. "A veces llegas a casa tan tarde que te olvidas, es verdad. Hasta de cenar me olvido, eso casi todos los días de campaña".

¿Y dormir? "Duermo poco, aún menos desde que soy ministra. No soy de acostarme pronto, nunca antes de las 12. Y cuando me meto a la cama empiezo a leer y a pensar en la agenda del día siguiente. Me empiezan a surgir preguntas y yo necesito respuestas. Si no las encuentro, pues pregunto (risas)". ¿A quién? A los asesores, que, efectivamente, suelen dormir igual de poco. "Puedo dormir de 2 a 6 y funciono bien. Cuando tengo la agenda apretada, el cuerpo no me pide dormir más".

"A tope, ella va a tope, así que no te puedes quejar cuando te exige", explica la directora adjunta de comunicación. Esa disposición debió de ver Pedro Sánchez cuando la eligió como portavoz del partido. "En política como en la vida, cada uno se explica a través de su forma de ser. Cuando me llamó, le dije que asumía la responsabilidad pero que no iba a ser quien no soy. Me contesto que, efectivamente, lo que quería era que fuera yo, con mi manera de hacer las cosas. ¿Eso quiere decir que le caes bien a todo el mundo? Claro que no. Pero lo que he recibido aquí en estos dos años ha sido siempre muy positivo. A la gente, independientemente de su ideología, le alegra que haya una ministra aragonesa".

Sale una y otra vez el nombre de Sánchez, que en el mitin del PSOE de mayo en Zaragoza, dijo entre risas: "Según la derecha, tengo cuernos y rabo". Igual que Nadia Calviño en una entrevista a este diario el pasado lunes, Pilar sale en tromba en defensa de su líder. ¿Puede confirmar que no tiene cuernos ni rabo? "Pedro Sánchez no es el demonio, lo confirmo. Me parece muy injusta la deshumanización que han hecho de él. Desde el punto de vista interno ha integrado a todo el mundo, no es nada sectario, genera posibilidades de unirnos, es generoso... Precisamente en ese mitin, en la Sala Multiusos, entré pegada a él y había gente llorando a lágrima viva. Solo querían cogerle la mano o tocarle".

La ministra, en un bar cercano a su casa durante la charla con refresco de la tarde.

La ministra, en un bar cercano a su casa durante la charla con refresco de la tarde. / El Periódico de Aragón

Poco que ver tiene su relación con Lambán, del que habla poco. "Si hay un partido que acoge a voces plurales es el nuestro. En esto creo que tengo autoridad para decirlo así. Yo me quedo con los momentos que viví el lunes en Huesca (Lambán no aplaudió ni quiso salir a saludar). Lo que sentí fue alegría y esperanza, gente muy enchufada. En una campaña no importa Alegría o Lambán. Como en la vida, a veces te toca jugar un papel y otras, otro. Cada día tiene su afán", dice Pilar, que cuando se quita el traje de ministra se confiesa "muy casera", de paz, lectura y música.

El rato de conversación pasa rápido. Luis Sala, su jefe de Gabinete, avisa. Hay que correr otra vez. ¿Y deporte? "Me gusta mucho jugar al pádel. Cuando vivía aquí estaba apuntada a los cursos del ayuntamiento, y jugaba un par de veces a la semana en La Almozara. De joven jugaba al frontenis en el pueblo y me aficioné. Es un hábito que me encanta", dice mientras llega el segundo aviso y la mesa se levanta.

En 25 minutos, en Cariñena, otra vez la ministra rodeada de piropos y besos mientras reparte claveles antes de que se acabe el largo día. ¿Y mañana? "A Parque Goya temprano, a las 12 en la SER, luego una comida, otra entrevista, por la tarde a Tarazona...". Manolo y Rebeca se miran. Están pensando lo mismo: "¿Tocará noche de vigilia?", ríen mientras se cierra otro día de campaña. Solo quedan dos. ¿Qué pasará? Esta respuesta no se la saben. No está en las fichas...

Nacida en 1977 en La Zaida, entre 2008 y 2015 fue diputada en el Congreso, justo antes de llegar a las Cortes de Aragón y ser consejera de Innovación. Ganó las elecciones en Zaragoza en 2019, no pudo gobernar y después fue delegada del Gobierno. En cuatro días le puede cambiar la vida de golpe, pero la candidata no quiere mirar tan lejos. "Cada día tiene su afán", asegura.