CHAMPIONS

La busiana más policial de la historia: "No nos da miedo el DAESH, somos el Real Madrid"

Miles de aficionados madridistas reciben al autobús del equipo blanco antes de su partido contra el Manchester City, pese a la amenaza terrorista

Siga en vivo el Real Madrid-Manchester City de cuartos de final de la Champions

La busiana más policial de la historia: “No nos da miedo el DAESH, somos el Real Madrid”

Redacción

David López Frías

David López Frías

“¡Si los terroristas pegan un petardazo ahora, nos hacen la puñeta!”. Se lo comenta un padre a un hijo, ambos vestidos de blanco, en la plaza de los Sagrados Corazones. Es la última parada del bus del Real Madrid antes de entrar al Santiago Bernabéu. El lugar en el que el madridismo espera la llegada de los jugadores antes de los partidos importantes. Y este, contra el Manchester City de Guardiola, no iba a ser una excepción. 

En el argot madridista se le llama busiana y, tal y como explicamos en EL PERIÓDICO DE ESPAÑA en este artículo, se ha convertido en parte de la liturgia de la afición en las jornadas de Champions. El autobús del equipo llega desde Valdebebas, baja la abarrotada calle Concha Espina y una multitud lo recibe cantando, prendiendo bengalas y ondeando bufandas. 

Aficionados del Real Madrid en el recibimiento al equipo antes del partido de Champions contra el Manchester City

Redacción

Esta vez no iba a ser distinta, aunque en términos de seguridad sí lo sea. Porque sobre este partido, como sobre los otros tres de cuartos de final de la Champions, pende la amenaza de un atentado terrorista. Lo advirtió el DAESH esta misma semana con la premisa: "Matarlos a todos". Y el aficionado no es ajeno a ello. 

Gran presencia policial en el Bernabéu

Si uno presta atención, las conversaciones habituales durante las busianas versan exclusivamente sobre fútbol. Este martes se ha colado el islamismo radical, aunque sea de forma tangencial. Algunos lo comentan. Que han escuchado en la radio, que han leído en la prensa. Que "hay más policías que de costumbre", comentan en un corrillo de chavales que no tienen entrada, pero que no se pierden una llegada. 

Y es que la busiana se ha convertido en el partido de las clases populares del madridismo. Conseguir entradas es prohibitivo; ver cómo llega el bus es gratis. Además está el ambiente: la adrenalina antes de la batalla, el olor a pólvora de las bengalas y los cánticos contra el enemigo. Que esta vez, además, es un viejo conocido y se le tiene ganas. 

Eso hace de la busiana un evento aún más multitudinario que el partido en sí. Y, por tanto, un objetivo más sencillo para un eventual atentado. Para entrar al estadio hay controles. Para esperar en la calle no hay arcos de detección que valgan. 

Sí que hay, como apuntaban esos aficionados, más policía. Un despliegue extraordinario de más de 3.000 agentes, entre Policía Nacional, Municipal y Guardia Civil, velan por la seguridad de los aficionados. El delegado del Gobierno anunció esta mañana "un refuerzo adicional" del dispositivo "determinado por los servicios de inteligencia". A los clásicos policías a caballo que controlan la busiana, se les suman incontables agentes y bastantes más 'lecheras' de lo habitual.

"Porque somos el Madrid"

Pero es que sería imposible evitar un atentado. Entre conversaciones sobre Vinicius y cánticos contra Guardiola, se cuela algún comentario sobre el tema. Uno pronostica que, si hay atentado, será en el partido de París (el PSG-Barça). Otro, que lleva una camiseta de Modric, que no lo habrá. Y otro, con la de Bellingham (la más numerosa entre la concurrencia), que le da igual el DAESH “porque somos el Madrid”

Eso, al final, es lo que ha quedado. La busiana no se resiente, vuelve a ser multitudinaria. De hecho, parece que hay más aficionados que nunca. El buen tiempo acompaña. No cabe un alma; ni en Concha Espina, ni en Sagrados Corazones. Los cánticos de siempre, las pullas a Guardiola y los gritos cuando el bus emerge, a las 19:33, por el extremo de la calle. 

A los jugadores se les recibe con el “Real Madrid alé”, se agitan las bufandas y se chilla entre el humo de la pólvora. La gente pasa de los controles policiales e invaden Concha Espina tal y como el bus se aleja. Bajan en riada hasta el estadio. La afición ha vuelto a marcar el primer gol. El DAESH no ha comparecido, pero el partido de la amenaza terrorista no ha acabado en Madrid: mañana hay más Champions en el Metropolitano.