REVOLUCIÓN

El ciclismo cocina su propia Superliga y Arabia Saudí apuesta por ella con 250 millones

Los grandes equipos del pelotón trabajan en la sombra para dar forma a un proyecto One Cycling que pretende revolucionar el ciclismo profesional

Podio al final de una etapa del Tour de Arabia Saudí.

Podio al final de una etapa del Tour de Arabia Saudí. / ASO

Sergio R. Viñas

Sergio R. Viñas

"El ciclismo es el deporte más inmovilista que hay. Casi todos evolucionan y nosotros llevamos 40 años haciendo las cosas igual. Yo empecé en el profesionalismo en la década de 1980 y poco ha cambiado esto". Eusebio Unzué, el gran capataz del Movistar Team y uno de los dirigentes más prudentes en sus manifestaciones del ciclismo profesional, además de uno de los más veteranos, pronunciaba estas palabras hace unos días durante el transcurso del Tour Colombia. Y más de uno se le levantaron las orejas.

"Si Eusebio ya habla así, es que hay asuntos más avanzados de los que podamos pensar. No es de los que habla por hablar o por contentar a la prensa. Algo hay. Y algo sólido", interpreta un veterano del pelotón internacional, ya apartado de la primera línea. Y es que en el ciclismo, de manera casi soterrada, comienza a germinar una pequeña revolución de algunos de los equipos más importantes para cambiar el modelo que, como explica Unzué, lleva cuatro décadas más o menos estable. Con cambios, sí, pero mínimos. Y el objetivo, con el nombre que se quiera, es montar una Superliga.

El ciclismo es un deporte muy peculiar en el aspecto económico. Los equipos viven casi de manera exclusiva de las aportaciones que realizan sus patrocinadores. Eso siempre ha provocado grandes desequilibrios, pero la entrada en juego de Oriente Próximo (Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Arabia Saudí y, en menor medida, Israel) o de magnates que dilapidan una pequeña parte de su fortuna por amor al arte (caso de Ineos y, hasta este año, de Jumbo, pronto de Red Bull) está incrementando la brecha con equipos tradicionales como el Movistar (por mencionar al único español de primer nivel), que no pueden competir con estos superequipos.

Los ingresos del ciclismo

Sucede también que el ciclismo no obtiene ganancias por venta de entradas, dado que su terreno de juego es la vía pública, y que todos los ingresos televisivos y de marca se canalizan a través de los organizadores de las diferentes carreras. Estos, a su vez, reparten un porcentaje entre los equipos, algunas cantidades fijas y otras en función de los resultados obtenidos.

Tadej Pogacar celebra una victoria de etapa en el Tour de Francia.

Tadej Pogacar celebra una victoria de etapa en el Tour de Francia. / EFE

En los últimos años, todos esos hándicaps se han intentado paliar con un crecimiento exponencial del calendario de carreras, integrando cada vez más países anfitriones en la ecuación. Pero eso genera un doble inconveniente: el espectáculo se resiente porque es complicado que coincidan sobre el asfalto los mejores ciclistas (a excepción de las grandes pruebas) y, por otro lado, los equipos se ven obligados a aumentar sus plantillas para poder atender las demandas del propio calendario, incrementando los costes fijos de las escuadras.

Para organizadores de carreras medias y menores y para corredores de segundo nivel, el statu quo es correcto: unos pueden incrementar la eficiencia de sus inversiones y los otros tienen más huecos en las plantillas de élite de los que tendrían con otro modelo. Pero los equipos, al menos muchos de ellos, hace tiempo que tuercen el gesto ante un modelo con el que la Unión Ciclista Internacional (el otro gran agente) y los grandes organizadores (ASO y RCS, principalmente) han encontrado un pacífico equilibrio de intereses.

Los equipos implicados

Bajo el liderazgo de Richard Plugge, director general del Visma (el equipo de Vingegaard, Van Aert y Kuss) y presidente de la asociación de equipos, un número indeterminado de escuadras lleva meses trabajando en un proyecto, bautizado como One Cycling, que revolucione las reglas por las que hasta ahora se mueve el ciclismo profesional. No hay confirmación oficial, pero se da por descontado que Visma, EF Education, Lidl-Trek, Ineos, Bora-Hansgrohe y Soudal-QuickStep están entre los equipos implicados y tanto Movistar como UAE parecen cerca de estarlo, si no lo están ya. Se van filtrando posibles ideas, como reducir el calendario de primer nivel, limitar las grandes vueltas a dos semanas, introducir la posibilidad de sustituir corredores durante las pruebas por etapas en caso de abandonos por caídas...

Vingegaard, Kuss y Roglic, del Jumbo-Visma, coparon el podio de la última Vuelta a España.

Vingegaard, Kuss y Roglic, del Jumbo-Visma, coparon el podio de la última Vuelta a España. / Efe

Hay cierto consenso en que tradiciones como la coincidencia de grandes pruebas no tienen ningún sentido en la actualidad, si es que alguna vez lo tuvieron. Pasa con la París-Niza y la Tirreno-Adriático por un lado y, parcialmente, con el Dauphiné y la Vuelta a Suiza por el otro. Este año, durante la Vuelta a España se disputarán total y parcialmente otras cuatro carreras del calendario UCI World Tour. Ahí entra el pulso entre organizadores, que no quieren renunciar a su parte del pastel. Pero en los últimos días se rumorea que Flanders Classics, el tercer gran agente del mercado, dueño de las principales clásicas belgas, está dispuesto a sumarse a One Cycling. Y ahí ya cambiar las reglas del partido.

La participación saudí

El gran espaldarazo, sin embargo, ha de ser económico. ¿Y quién está dispuesto, en 2024, a poner la pasta para apadrinar un nuevo megaproyecto deportivo? Por supuesto, Arabia Saudí. Según informó Reuters hace unos días, la dictadura saudí está negociando su entrada en el proyecto, con una aportación de capital de 250 millones de euros a través del Fondo Público de Inversiones (PIF).

El fútbol, el golf, el motor, el tenis, el wrestling, el rugby... Y ahora, el ciclismo. La voracidad deportiva (y de blanqueamiento) de Arabia Saudí no tiene fin. Con el ciclismo se han juntado el hambre saudí y las ganas de comer de los grandes equipos del pelotón. Ahora habrá que ver cómo se termina de articular esta nueva Superliga, si es que lo hace, y cuál es la reacción de los poderes fácticos de este deporte (UCI, ASO y RCS) ante la amenaza. 2026 parece la fecha marcada en rojo. La partida acaba de empezar.