RUGBY

Las 'mamás del rugby' bajan al barro

En los dos últimos años se ha disparado en el deporte oval la participación de las madres de jugadores en equipos de desarrollo como los seis que disputarán este sábado en Valladolid el torneo 'Wonder Winter'

Imagen de un partido de madres de rugby

Imagen de un partido de madres de rugby / @PolloClaudio

Fermín de la Calle

Fermín de la Calle

Hubo un tiempo en que las madres eran la principal barrera del rugby. Un obstáculo insalvable que frenaba la llegada de jugadores y jugadoras a este deporte por el miedo a que les pasase algo "en un deporte de brutos". Hoy el escenario ha cambiado radicalmente, hasta el punto que aquellas madres que recomendaban a las otras que sus hijos no jugasen al deporte oval se han convertido no solo en las mejores embajadores del rugby, si no que ahora además han bajado al barro para practicarlo. 

Mamás del rugby, de 'enemigas' a embajadoras

Los equipos de madres brotan a lo largo de la geografía oval española con una profusión insospechada. Equipos formados por mujeres de más de 35 años que nunca antes habían jugado a este deporte y han llegado a él por ser madres de niñas y niños que lo practican en la escuela del equipo de su ciudad. Y el siguiente escalón, coherentemente, ha sido la proliferación de partidos e inclusos torneos en los que participan estos equipos de madres que han pasado de la banda al césped dejando a sus pequeños en la banda para ver cómo se desempeñan sus mamis repartiendo pases y placajes. 

Cartel del III torneo Wonder Winter de rugby

Cartel del III torneo Wonder Winter de rugby / VRAC

El próximo sábado se disputa en Valladolid uno de estos torneos, la tercera edición del Wonder Winter. Un torneo que enfrentará a seis equipos en el Pepe Rojo llegados de diferentes puntos de la geografía española. A las anfritrionas, las madres del VRAC, que se hacen llamar Wonder VRAC, se suman las Tigresas de Alcorcón, las Osas de Oviedo, el Lamiak de Bilbao, el 50 Urte de Arrasate, las Madreñes de Gijón y Pirolíticas de Bilbao. Se disputará en el campo de césped artificial, uno de los cinco que tiene la instalación y en el que habitualmente juegan los hijos de las jugadoras que saltarán este sábado al campo.  

Sin placajes y evasivo: deporte de desarrollo

En las competiciones de estos equipos, en el que la gran mayoría de madres se lanza a jugar al rugby por primera vez, hay algunas reglas especiales. Juegan diez contra diez pudiendo alinear a dos con experiencia en el rugby, que lucen un brazalete amarillo, y se juega a mitad de campo (56 metros por 40). Los cambios son ilimitados y juegan dos partes de ocho minutos con dos de descanso entre una y otra. Entre las reglas de esta disciplina de rugby, la portadora no debe percutir voluntariamente contra las adversarias, ni puede sacar la mano haciendo un hand-off. Tampoco una rival puede robar el balón de las manos de la atacante. Así que no queda otra que 'placar', cortar un pase o recuperar el balón que se cae. No hay placajes como tal, pero sí puede frenar al rival bloqueando su avance al pararla agarrándola siempre por debajo del pecho. La portadora se considera placada cuando no puede avanzar tras el agarre de la defensora, y tiene 3 segundos para transmitir el balón o irse al suelo, sino será sancionada. No hay disputa de ruck, una vez en el suelo hay que liberar el balón. En caso de que pasen más de tres segundos en el suelo sin transmitirlo a una compañera, se puede jugar el balón por parte del equipo contrario. Y no se hacen mauls. Todo esto lo convierte en un deporte más seguro y dinámico en el que las jugadoras, neófitas en su mayoría, deben acudir al apoyo de la portadora. 

Hace dos años que nació el Wonder VRAC, fruto de la curiosidad de las madres de los niños de las escuelas del equipo quesero y de que "los valores de este deporte han calado en nuestros corazones y compartimos lo que sienten nuestras hijas e hijos al practicarlo. Siempre hemos tenido la curiosidad de saber por qué salen tan contentos y con ganas de volver tras un entrenamiento, un partido o un torneo a pesar de estar llenos de barro, cansados, mojados y pasando frío, y claro que lo hemos comprendido". Bea, jugadora y una de las promotoras del equipo y del torneo, apunta que "este proyecto nos ha unido como familia, tanto en casa como en el terreno de juego; nos ayuda a hacer deporte y a dar visibilidad al deporte femenino".

Equipo de rugby de madres del Wonder Vracs

Equipo de rugby de madres del Wonder Vracs / VRAC

Wonder VRAC

Las Wonder VRAC, anfitrionas de este torneo, celebraron el primer entrenamiento del equipo de madres el 8 de enero de 2022. Una inciativa que arrancó por el empuje de la capitana, Ruth, participando aquel día cuatro jugadoras y dos entrenadores que siguen vinculados al equipo (Rober y Santi). Después ya sacaron un equipo con 17 jugadoras para ir a Vitoria en junio de ese año y ganaron en noviembre el torneo de Sitges. El equipo tuvo una gran aceptación en el club y más madres se apuntaron, acudiendo ya en noviembre del 23 a Gijón con dos equipos (25 jugadoras), siendo el único club con doble representación. 

Beatriz Gonzaléz lo probó "en mayo del año pasado y me encantó. Me apunté al equipo en septiembre con el inicio de la temporada". Desborda entusiasmo cuando hablas de las "mamás del rugby", aunque en el VRAC todos las conocen por las 'Wonder'. "Para mi, como para muchas ha sido un descubrimiento. Nunca hemos jugado al rugby y algunas hasta habíamos olvidado hacer deporte. Esta disciplina nos viene muy bien porque es de desarrollo, es más evasiva". 

Bea, como la conocen las compañeras, confiesa que "en casa están encantados, sobre todo los preadolescentes que presumen de que sus madres jueguen al rugby. En el club hay mucha aceptación, porque además participamos en todas las actividades y estamentos del club. Si hay que vender papaletas o lotería, ahí están las Wonder. Si hay que ayudar a algo en la organización de torneos, hay aparecen las Wonders. Lo que haga falta".

Otra de las cosas más destacadas del grupo es su autonomía: "Tenemos patrocinadores propios en camiseta y pantalón. Además de otros más pequeños. Entrenamos tres veces a la semana y, por ejemplo, el viernes, que es físico, lo organiza una madre que tiene un gimnasio. Luego hay otra que es mánager, tenemos fotógrafo. Cada una tira para su campo y con lo que domina nos apoya. La capitana es la conseguidora oficial, la CEO en la sombra, pero también hay una tesorera y gente encargada de las redes sociales". El calendario esta temporada de las Wonder, que son 36 madres y cuatro miembros del staff, es muy completo. Han jugado en noviembre en Gijón, donde se reunieron más de treinta equipos de madres, ahora organizan este torneo del 'Wonder Winter', en febrero van a otro amistoso Sevilla, en marzo tocan las Masters Series en Barcelona y acaban con otro en junio.  

El sábado, cuando terminen de jugar, celebrarán su tercer tiempo en el Restaurante Vinotinto, lugar señero del rugby de Valladolid, propiedad de exjugadores del VRAC. Allí las madres compartirán experiencias e inquietudes sobre qué les ha llevado a vestirse de corto y emular a sus hijas e hijos, y en muchos casos a los padres de estos, que también son exjugadores y se resisten a colgar las botas. El rugby no tiene edad ni género, ellas son el mejor ejemplo. Y después a pasarlo bien porque como ya aprendido Bea, "lo que pasa en el tercer tiempo, se queda en el tercer tiempo". Palabra de rugbier. Palabra de madre.