El futuro de Rubiales y su plan para blindarse con la asamblea dependen del testimonio de Jenni Hermoso

Luis Rubiales salió de Moncloa este pasado martes convencido de que necesitaba reforzarse en su posición de presidente de la Federación tras comprobar, con un frío saludo de Pedro Sánchez y sus posteriores declaraciones, que "era abandonado a su suerte" por el dirigente del PSOE. Luego llegaría otra andanada del Partido Popular y se cerraba la jornada con la denuncia de Sumar. El de Motril convocaba a los suyos de urgencia en la tercera planta del edificio de la Ciudad Deportiva del Fútbol para armar una estrategia ante "la traición del Gobierno", como confirmaban a última hora a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA fuentes de la Federación.

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Reunión telemática con "la guarda pretoriana"

Un encuentro telemático con varios presidente territoriales, de los que Rubiales considera su "guarda pretroriana", terminaba por confirmar la celebración de una asamblea extraordinaria este próximo viernes que servirá para blindar al dirigente andaluz ante "el acoso político y mediático" tras el incidente del beso del presidente a la futbolista Jenni Hermoso. Una asamblea en la que los asistentes redoblarán su confianza en Rubiales, a quien en ningún momento se le ha pasado por la cabeza la idea de dimitir y dejar su cargo, porque eso conllevaría además la salida inevitable de otros cargos de responsabilidad de instituciones como UEFA, donde es vicepresidente del Comité Ejecutivo desde mayo de 2019, cargo en el que cobra 250.000 euros anuales.  

La asamblea, en la que no solo están los presidentes de las territoriales sino que también participan los diferentes colectivos como jugadores o árbitros, cerrará filas en torno a su presidente, y pondrá en valor los éxitos logrados con la consecución del Mundial femenino y la Nations League. Fuentes de la Federación confirman también que Rubiales dará un paso más de cara para lavar su imagen pidiendo perdón de forma más contundente, tratando así de maquillar el impacto de la información que confirmaba que el presidente y Jorge Vilda habían presionado a Hermoso y a su familia para que la jugadora apareciese en el vídeo que grabó en Doha el dirigente pidiendo disculpas. "Mi puesto está en juego, hazlo aunque sea por mis hijas. Necesito que salgas conmigo", le dijo Rubiales a Hermoso, como adelantó Relevo.  

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Rubiales gana tiempo

Paralelamente al anuncio de la celebración de la asamblea, y en base a los últimos hechos acontecidos la Federación ha informado que "están abiertas las diligencias internas de la RFEF referentes a asuntos de Integridad, así como el resto de los protocolos aplicables". Una decisión que implica la activación del Comité Asesor contra Abusos Sexuales RFEF, lo que obliga al CSD a esperar su resolución para actuar, permitiendo a Rubiales ganar tiempo, y poder celebrar así la asamblea para salir reforzado de ella. 

Rubiales saldrá de la asamblea en loor de multitudes, pero aún así su plan para perpetuarse en el cargo tiene algunos puntos débiles. El Gobierno no puede cesarlo ni hacerle dimitir del cargo porque son los asambleístas los que lo eligen, pero sí tiene herramientas para inhabilitarlo durante un tiempo. Para ello el Consejo Superior de Deportes, presidido por Víctor Francos, debe elevar al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), la máxima autoridad institucional en materia deportiva, algunas de las tres denuncias que se han producido: la de Miguel Galán (director del centro formativo de entrenadores CENAFE), la del exárbitro Estrada Fernández o la del partido Sumar, de la vicepresidenta Yolanda Díaz. 

El testimonio de Jenni Hermoso es "decisivo"

Una vez elevado el expediente disciplinario al TAD a petición del CSD, un juez instructor del órgano colegiado elabora un informe. Entonces se podrá inhabilitar a Rubiales hasta que el TAD se pronuncie defintivamente sobre las denuncias. Francos ya ha confirmado que ha pedido "formalmente a la Federación la apertura de diligencias con carácter de urgencia y si no lo hacen actuará el CSD. En los próximos días espero leer la resolución y que, a partir de ahí, comenzar a caminar". Detrás de estas diligencias el CSD prioriza el testimonio de Jenni Hermoso, la 'víctima' del beso de Rubiales, de quien desde la Federación se pasaron a EFE unas declaraciones que no realizó la jugadora, manipulando groseramente las mismas a favor del dirigente. Francos también advertía en los micrófonos de El Larguero de la cadena SER que "evidentemente la declaración de la protagonista iluminará todo el expediente y la decisión de elevar el expediente al TAD dependerá de si clasifica la situación de grave o muy grave". Declaraciones que después el propio Francos ha querido matizar para no cargar de responsabilidad: "No quiero ni que por un momento nadie piense que el CSD traslada a Jenni Hermoso la responsabilidad de determinar el caso. No ha pasado y no va a pasar por parte de CSD”

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La última alternativa que existe para desbancar a Rubiales de la presidencia federativa es la moción de censura, pero este proceso no puede presentarse durante los seis primeros meses de mandato ni cuando resten entre un año y seis meses para la celebración de unas elecciones. La RFEF celebrará elecciones el próximo verano, así que la moción quedaría descartada por tiempo. Para llevarla adelante se necesitan 46 votos de los 140 de una asamblea que está dominada con puño de hierro por el de Motril. Una alternativa que se califica desde la Federación de "inviable". 

La situación, por tanto, ofrece un escenario con el Consejo Superior de Deportes esperando las diligencias de una Federación que gana tiempo para celebrar una asamblea en la que además Rubiales puede anunciar nuevas medidas a favor del fútbol femenino para maquillar el incidente con Jenni Hermoso, mientras el CSD recibe el testimonio de la jugadora y decide si eleva alguna de las denuncias al al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) y con ello podría inhabilitar al dirigente de forma temporal hasta la resolución de la demanda. Caprichos del destino, Rubiales pende ahora del testimonio de Jenni Hermoso, la jugadora a la que beso sin su consentimiento.