Tour de Francia

¿Y si Jonas estuvo engañando a Tadej para machacarlo en la crono?

La superioridad, la humillación, la manera de correr hoy de Vingegaard demuestra que algún truco tenía preparado el danés para doblegar la osadía de Pogacar

Jonas Vingegaard.

Jonas Vingegaard.

Emilio Pérez de Rozas

Brutal. Bestial. Tremendo. Inigualable. Inexplicable. Incomprensible (o poco comprensible). Venimos de una gesta impresionante, la de Carlitos Alcaraz en Wimbledon, ante el mejor tenista de la historia, 

Novak Djokovic

, en su jardín preferido, donde no perdía desde el 2017 y pasamos, a las 48 horas, a ver cómo un ciclista danés de nombre 

Jonas Vingegaard

 ridiculiza, en una crono de 22 kilómetros, al que todos consideran el mejor del momento, el esloveno 

Tadej Pogacar

.

Le ha sacado 1.38 minutos en poquísimos kilómetros. La carrera de Vingegaard, que hace sospechar a los expertos que ha estado jugando, o engañando, o timando, o desconcertando a Pogacar, haciéndole ver que estaba fuera de forma, flojo, bajo, ha sido impresionante desde el minuto uno. Ha sido tan bestia lo de este estudioso danés, que parece tenerlo todo bajo control mientras el esloveno vive la vida a ritmo de rock o de redes sociales, que le ha sacado más ventaja en una minicrono de subida que en todas las etapas que hemos vivido hasta ahora de montaña.

¿Hay Tour?

Sí, sí, hay quien dice, que cantan, que grita, que el Tour se ha terminado. Y hay quien dice, que canta, que grita que lo mejor está por llegar. Es evidente que Pogacar, que vivió el día de descanso antes de esta tremenda crono dando volteretas y saltos acrobáticos en la piscina de su hotel, deberá dejarse el alma y el equipo, inferior al de Vingegaard, en la etapa de mañana con cuatro puertos tremendos y final en el Col de Loze y también, también, en la del sábado, con final en el Platzerwasel.

Es por las piruetas en la piscina por lo que la gente cree que mañana, ya mismo, Pogacar va a iniciar la reconquista poniendo a tope a los suyos desde la salida y tratando de romper, ahora sí, no le queda otra, al soberbio Vingegaard y a su no menos poderoso equipo. Y, sí, hay quien recuerda que el danés ya soportó a distancia al esloveno, el pasado año, cuando Pogacar también se vio obligado a correr a la contra y no le hizo ni cosquillas a Vingegaard.

Por eso algunos dicen que el golpe de hoy, tremendo, contundente, impresionante, de ganador, de nº 1, de amarillo subido que ha protagonizado Vingegaard, cuando menos se esperaba, ha decidido el Tour, pues el danés, con mejor equipo y gregarios, ahora ya solo tiene que seguir una rueda, cierto, la más explosiva y loca del pelotón, pero la más dañada hoy, pues Pogacar se irá hoy a dormir pensando que ha de hacer un esfuerzo estratosférico para poder ganar este Tour.

Empieza el show

Que es el tipo capaz de hacerlo, de eso no tiene duda nadie en el pelotón ni siquiera en la sala de prensa. Que le quedan etapas y puertos para intentarlo, por descontado. Pero que Vingegaard acaba de dar un puñetazo sobre la mesa contundente y, sobre todo, descubriendo que no era tan fácil bajarlo de lo alto del podio, eso es incustionable.

La manera en que Vingegaard ha corrido la crono de hoy, sin cambiar de bicicleta (Pogacar sí cambió de la crono a la rutera para subir la última cima, perdiendo ahí, al menos, 20 segundos), ha sido impresionante y, sobre todo, demostrativa de que tenía guardado para este día, para hoy, al mejor Jonas, porque para sacarles 1.48 minutos a pogacar en 22 kilómetros tienen que ser, como poco, tan bueno como demostró serlo, hace solo 48 horas, Alcaraz ante Djokovic. Y es que solo tipos así te hacen saltar del sofá y disfrutar con el mejor deporte y los mejores atletas de todos los tiempos.