El 'niño' Barrios rescata al Atlético del barro del Arenteiro

La Copa del Rey es la lotería más repartida que existe. Con sus imperfecciones, como las semifinales a doble partido, pero que dignifica la extensa geografía futbolera. Aunque para ello hay que jugar y para que toque hay que hacerlo tan bien como lo hizo el Cacereño frente al Girona (2-1), que protagonizó la gran sorpresa de la segunda ronda. A los extremeños, sextos en su grupo de Segunda RFEF, les espera un de los grandes premios en el sorteo de dieciseisavos del viernes (12:30), donde ya entrarán los equipos de la Supercopa: el FC Barcelona, Real Madrid, Betis y Valencia.

También estará en el bombo el Atlético de Madrid tras superar con enorme dificultad al Arenteiro (1-3) de Segunda RFEF. Un canterano, Pablo Barrios, tuvo que sacar del barro a los de Simeone frente a un rival que no se mostró inferior y que llevó al límite al equipo de Primera en la única competición donde tiene opciones reales de título. Carrasco abrió el marcador desde el punto de penalti y lo cerró con el tiempo casi cumplido.

El Atlético usará enero para aliviar las arcas y blindar la defensa

El equipo gallego, que había eliminado al Almería, no pudo unirse a CF Intercity, AD Ceuta, Nàstic, Pontevedra, Eldense, Linares, UD Logroñés, La Nucía (todos de Primera RFEF) y CD Ibiza-Islas Pitiusas (Segunda RFEF), los otros clubs clasificados que están fuera de las categorías estrictamente profesionales. Aunque esta taxonomía es bastante simplista si se observa el desempeño de conjuntos que tienen en sus filas a futbolistas que algún día militaron en la élite o tienen condiciones para hacerlo.

'ROBADO' Y EXPULSADO

No son tópicos, resultan realidades que se exponen en los campos con jugadores habilidosos y entrenadores de pizarra tanto o más académica que la de sus rivales. Como la de Fran Justo, el entrenador del Arenteiro que derrotó al Almería para concederse el derecho de recibir al Atlético. El éxito provocó que el CD Lugo de Segunda División le 'robase' el técnico al equipo de O Carballiño, que a su vez le birló el técnico al vecino CD Barco: Javi Rey, expulsado ante el equipo madrileño a los 21 minutos tras una disputa con Koke.

Al máximo mandatario del equipo ourensano, Argimiro Marnotes, no le molestó la salida de Justo. Al revés, el exalcalde del pueblo con el PP de la boina -un bonachón que parece sacado de un libro de Cunqueiro- sintió orgullo por un entrenador que estuvo presente este miércoles como un aficionado más en Espiñedo, el feudo del 'pulpo mecánico'. Así lo bautizó 'Asun', quien tiene un 'palco vip', porque su casa está incrustada en el campo donde el Atlético volvió a la rutina en la única competición que tiene oportunidades de ganar.

Simeone salió con todo lo que podía, pero sin Joao Félix, afectado por faringoamigdalitis y orientado a salir del club. Tampoco estuvieron los campeones del mundo Correa, De Paul o Nahuel, además de Griezmann y Grbic, de vacaciones tras Qatar. Ya está completamente fuera Cunha, con permiso del club mientras cierra su marcha al Wolverhampton.

Hasta se cambió el técnico argentino su habitual traje por un chándal y unas zapatillas con las que desplazarse por el barro. Fue su partido 600 al frente del Atlético. La primera parte se jugó de poder a poder, con un ataque rojiblanco activo, aunque con una defensa vulnerable. El mejor de los visitantes fue Lemar, quien generó la primera gran ocasión. Sí partió como titular Koke, eliminado en octavos con España, y con un menor desgaste en sus piernas.

PENALTIS RIGUROSOS

Diego García se esforzó al máximo para repeler un disparo del capitán, que después se enzarzó en una discusión con Javi Rey, entrenador del Arenteiro. El último terminó expulsado. Protestó airadamente un codazo de Savic sobre uno de sus jugadores, con los que lidera su grupo de Segunda RFEF. El equipo local gozó de una gran oportunidad en las botas de Antón Escobar. Los rojiblancos se resignaban a lanzar balones largos para Morata, con miedo a rasear en un terreno de juego que iba deshaciéndose.

Entonces, Marquitos, mediapunta del Arenteiro, enseñó a los visitantes que la clase también surge en el lodo. Controló con el pecho y disparó con la derecha para dejar clavado a Oblak. El 'pulpo mecánico' había hecho lo más difícil, que era ponerse por delante. La ventaja le duró poco, porque González Fuertes decidió decretar penalti justo antes del descanso a favor del Atlético.

Nada de VAR, decisión puramente personal, como antes. Cayó Savic en el área local y las manchas de su camiseta sirvieron para llevar a los once metros a Yannick Carrasco, que sí anotó, a diferencia de lo que sucedió en el lanzamiento decisivo frente al Leverkusen que supuso la eliminación atlética de Champions. El susto había pasado.

UN 'NIÑO' AL RESCATE

Pero el Arenteiro aguantó. No tenía nada que perder y un vallado de fieles metiendo presión acrecentaba sus posibilidades. Se enfrentaban de modo constante el fútbol modernizado y el genuino, una lucha de poderes rota de nuevo por el ejercicio arbitral de González Fuertes. El juez de la contienda interpretó el reglamento a favor del grande en otra polémica pena máxima. Morata fue el encargado de ejecutarla. Falló estrepitosamente, porque Diego García se hizo enorme desde sus 1,75 metros, atípicos para un portero en estos tiempos.

El Atlético no tuvo miedo al escenario, porque su naturaleza, aunque escondida, es la de un equipo que también domina el fútbol de sepultura. Este tipo de partidos son los que sirven para crear héroes. Y el de esta noche fue Pablo Barrios, jugador del filial 'colchonero', precisamente equipo de Segunda RFEF, quien provocó el error del meta del Arenteiro con un chut potente desde la izquierda. El cuero se coló junto a la base del poste izquierdo. Un 'niño' al rescate. Carrasco finiquitó la eliminatoria con un doblete al acertar en un mano a mano. El final apurado evitaba un estrépito en la única competición en la que todavía late el maltrecho corazón 'atlético'.