'THE ART OF MANGA'

De la gran ola de Hokusai a Son Goku: llega a Madrid la exposición que recorre doscientos años de cómic japonés

La muestra que acoge el COAM rastrea los orígenes del manga y el anime desde sus manifestaciones precursoras hasta los fenómenos editoriales del momento, deteniéndose en la llegada y auge en España.

Hablar del cómic y la animación japonesa como un fenómeno sorprendente es, a estas alturas, una verdad a medias. Si bien es cierto que el interés por el manga y el anime se dispararon durante la pandemia, con un aumento de ventas del 200% en el caso de los cómics y un imparable crecimiento en salas de cine y plataformas de streaming en el caso de la animación, lo cierto es que la presencia de estos pilares de la cultura popular japonesa se mantienen de manera sostenida desde la década de los noventa del siglo pasado y que cuenta ya con generaciones de “nativos del manga”. No en vano, es el género de cómic con una paridad mayor entre hombres y mujeres y el de preferencia entre el público joven. Casi el 50% de sus lectores tiene entre 20 y 35 años, una media sensiblemente inferior a la del cómic de superhéroes o europeo. También es el que más ha crecido durante el último lustro, hasta la actualidad, en la que uno de cada tres cómics publicados en España es de origen japonés. La implantación del manga en nuestro país es tal que, por primera vez en la historia, dibujantes españoles han comenzado a trabajar en el exigente y hermético mercado editorial nipón en igualdad de condiciones.

La muestra The Art of Manga, que arrancaba este jueves en el Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM) culmina con una completa semblanza del ayer y hoy del manga y el anime en España, con piezas como los primeros mangas publicados en nuestro país y pantallas en los que se pueden ver ejemplos de dibujos españoles animados en Japón como D’Artacán y los tres Mosqueperros, entre otros clásicos habituales de los televisores de hace medio siglo.

Pero la exposición va más allá en su intención y narrativa, y se propone un recorrido artístico y didáctico que se inicia hace doscientos años e incluye, a lo largo de sus 700 metros cuadrados, una serie de hitos explicados a través de una profusa y documentada señalética que contextualiza e informa. Lo más interesante, los centenares de piezas, entre obras, revistas, mangas y materiales, cedidos por coleccionistas de Japón, China y Europa.

Ilustraciones antiguas japonesas, precursoras del manga.

Ilustraciones antiguas japonesas, precursoras del manga. / ALBA VIGARAY

“En esta exposición veréis piezas, algunas originales, algunas reproducciones, sobre los posibles orígenes del manga. Esta reproducción del siglo XII de un pergamino que encarna el arte secuencial primigenio y es un tesoro nacional de Japón, o cuadernos de Hokusai, precursor de lo que hoy y llamamos manga”, explica Oriol Estrada, comisario de la muestra.

Estrada no solo se dedica a la divulgación activa de la cultura popular japonesa a través de su trabajo en Espai Daruma y su labor de curador en Cómic Barcelona, sino que ha hecho un trabajo de recuperación de los orígenes del manga en España que le ha llevado a publicar libros como Songokumanía, el Big Bang del Manga. Como experto y apasionado del medio, aquí se ha visto en la tesitura de ordenar y organizar para todos los públicos ese reguero de objetos notables que ayudan a que cualquiera, iniciado o no, pueda salir de esta exposición entendiendo qué son el manga y el anime, qué suponen para la cultura japonesa y cómo han escalado hasta convertirse en un fenómeno global.

Ejemplares del cómic 'Bola de Dragón'.

Ejemplares del cómic 'Bola de Dragón'. / ALBA VIGARAY

Así, a los ojos de un otaku (fan del cómic y la animación japonesa), elegir la pieza más destacada dentro de la muestra es una difícil elección. “Teniendo un autorretrato con autógrafo y un original de Tezuka, es difícil elegir. Aunque hay cosas aquí como un original de Norakuro, de Suiho Tagawa, que es muy difícil de reunir”. Estrada recuerda que, a diferencia de la concepción occidental, orientada hacia la exhibición de obra original, a los japoneses “les ha costado años entender lo de mostrar los originales en exposiciones. Hacen reproducciones alucinantes, pero ellos tienen más la idea de que el trabajo final es la publicación. Nosotros somos más frikis y queremos ver el making of, pero ellos no”.

Es por ello que The Art of Manga es más profuso en materiales como reproducciones prácticamente indistinguibles de páginas originales y documentos historiográficos de diversas décadas. La joya de la corona son los 400 volúmenes que recopilan la totalidad de la obra de Osamu Tezuka, uno de los autores de cómic más prolíficos (si no el que más), con una obra tan inabarcable que desafía las baldas de la biblioteca más desahogada. A partir de ahí, hay espacios en los que sentirse identificados y de los que aprender y, al fin y al cabo, de eso va cualquier exposición que se precie de serlo.

Rincones instagrammeables en la exposición 'The Art of Manga'.

Rincones instagrammeables en la exposición 'The Art of Manga'. / ALBA VIGARAY

Ese es el gran acierto de The Art of Manga, una muestra que reconoce la necesidad de contar con rincones instagrameables (aquí con aires nipones) para aquellos que no entienden un evento cultural sin su correspondiente ración de egotrip. Pero, más allá de ello, hay una narrativa elocuente y bien pensada que marcará un antes y un después en los no iniciados y dejará un buen sabor de boca en los veteranos.

No hay una fecha definida para el cierre de The Art of Manga, así como no hay una ruta trazada al 100% de su recorrido por la geografía española. Lejos de muestras como la dedicada al arte secuencial japonés que se marcó el British Museum o a las envidiables retrospectivas de autores japoneses en la vecina Angouleme, esta exposición se establece como alternativa flexible, consciente y posibilista para que duchos y profanos se asomen a un mundo apasionante.